Consagración del pontificado a la Virgen de Fátima: «Llenad su corazón de la ternura de Dios»
El pontificado del Papa Francisco ha sido consagrado a la protección de la Virgen en Fátima, a cuyos pies se ha puesto también la JMJ de Río. El lunes, 96 aniversario de la primera aparición mariana, el cardenal Policarpo, Patriarca de Lisboa y Presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa, cumplió con la petición del Pontífice, y en una Misa concelebrada por los obispos de Portugal, ante unos 300 mil fieles, leyó esta oración:
«Estamos a vuestros pies los obispos de Portugal y esta multitud de peregrinos, en el 96 aniversario de vuestra aparición a los pastorcitos en la Cova de Iría, para dar cumplimiento al deseo del Papa Francisco claramente expresado, de que os consagremos, Virgen de Fátima, su ministerio como obispo de Roma y pastor universal.
Así os consagramos, Señora, a Vos que sois Madre de la Iglesia, el ministerio del nuevo Papa: llenad su corazón de la ternura de Dios, que habéis experimentado como nadie, de manera que él pueda abrazar a todos los hombres y mujeres de este tiempo con el amor de vuestro Hijo Jesucristo. La Humanidad contemporánea necesita sentirse amada, por Dios y por la Iglesia. Solamente sintiéndose amada vencerá la tentación de la violencia, del materialismo, del olvido de Dios, de la pérdida del rumbo. Y será conducida por Vos a un mundo nuevo en el que el amor reinará.
Dadle el don del discernimiento, para saber identificar los caminos de la renovación de la Iglesia. Dadle el coraje para no dudar en seguir los caminos sugeridos por el Espíritu Santo, amparadle en las horas duras del sufrimiento, a vencer en la caridad las probaciones que la renovación de la Iglesia le traerá. Estad siempre a su lado, pronunciando con él aquellas palabras que bien conocéis: Yo soy la Sierva del Señor, hágase en mi según Tu palabra.
Los caminos de renovación de la Iglesia nos llevan a redescubrir la actualidad del mensaje que le habéis dejado a los pastorcillos: la exigencia de la conversión a Dios que ha sido tan ofendido, porque tan olvidado. La conversión es siempre un regreso al amor de Dios. Dios perdona porque nos ama. Es por esto que su amor se llama Misericordia. La Iglesia, protegida por Vuestra maternal solicitud y guiada por este pastor, tiene que afirmarse cada vez más como lugar de conversión y perdón, porque en ella la verdad se expresa siempre en la caridad.
Vos indicasteis la oración como el camino decisivo de la conversión. Enseñad a la Iglesia que sois miembro y modelo, para que seamos cada vez más un pueblo orante, en comunión con el Santo Padre, el primero de los orantes de este pueblo, y también en comunión silenciosa con el anterior Papa, Su Santidad Benedicto XVI, que escogió el camino del orante silencioso, profundizando la Iglesia en los caminos de la oración.
En Vuestro mensaje a los pastorcitos, aquí en Cova de Iría, habéis puesto de relieve el ministerio del Papa, el hombre vestido de blanco. Tres de los últimos Papas fueron peregrinos de vuestro santuario. Solamente Vos, Señora, en vuestro amor maternal a toda la Iglesia, podéis poner en el corazón del Papa Francisco el deseo de ser peregrino de este santuario. No es algo que le podamos pedir por otras razones. Solamente la complicidad silenciosa entre Vos y él lo llevará a sentirse atraído por esta peregrinación, en la certeza de que será acompañado por millones de creyentes, dispuesto a oír de nuevo Vuestro mensaje.
Aquí, en este altar del mundo, él podrá bendecir a la Humanidad, hacer sentir al mundo de hoy que Dios ama a todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo, que la Iglesia les ama y que Vos, Madre del Redentor, los conducís con ternura por los caminos de la salvación».
+ Cardenal José Policarpo
Traducción: Zenit