Una fiesta para invitar a todos - Alfa y Omega

Una fiesta para invitar a todos

1.100 jóvenes se confirmarán, este sábado, en la explanada de la catedral de la Almudena, en una celebración presidida por el cardenal Rouco y «rodeados de gente que, como ellos, quieren ser fieles a la llamada de Jesús». En el marco del Año de la fe y Misión Madrid, este gran acto será un «testimonio de fe inolvidable» para ellos, y una invitación para todos

María Martínez López
El cardenal Antonio María Rouco administra a un joven el sacramento de la Confirmación
El cardenal Antonio María Rouco administra a un joven el sacramento de la Confirmación.

60 jóvenes de la madrileña parroquia de San Lorenzo están entre los más de 1.100 que, este sábado, recibirán la Confirmación en la explanada de la catedral de la Almudena. Su párroco, don Juan José Arbolí, espera que, para ellos, sea «un testimonio de fe inolvidable». La idea de organizar esta gran celebración, presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco, en la víspera de Pentecostés, surgió con motivo del Año de la fe y de Misión Madrid. «Desde la parroquia, nos adherimos a las propuestas del obispo» –explica don Juan José–, y ésta en particular «nos parecía bien bonita. Espero que, en el corazón de los jóvenes, quede esta celebración, en un marco inigualable, presidida por el cardenal, y rodeados de gente que, como ellos, quiere ser fiel a la llamada de Jesús».

Miembros de un mismo Cuerpo

El padre Ángel Matesanz, secretario general de Misión Madrid, explica que esta iniciativa pretende «expresar de un modo extraordinario la comunión» de la Iglesia en Madrid: personas con «historias, edades, culturas y lenguas diferentes. Nos une la fe en Jesucristo: el Don del Espíritu Santo, que nos hace miembros de Su mismo Cuerpo. Esta comunión nos hace sentirnos enriquecidos en las diferencias, y nos llena de alegría. Nos gustaría que todos lo experimentaran. Por eso, queremos que nuestra fiesta sea pública, para que todos se sientan invitados». Será también «un estímulo y un apoyo para perseverar cuando ser testigos del Evangelio exija sacrificios».

En la Carta que ha escrito con motivo de esta gran celebración, el cardenal Rouco invita a todos los diocesanos a unirse a esta gran fiesta, «si podéis, con vuestra presencia física; y, siempre, con vuestra oración. Pidámosle a Dios que sea, para toda la diócesis, un día de conversión personal y de renovación interior». Y añade: «Dios quiera que, como fruto de la oración y la coherencia de vida cristiana» de los nuevos confirmados, muchas personas decidan «prepararse para recibir este sacramento» en el futuro.

La preparación, tiempo de gracia

El caso de San Lorenzo resulta llamativo no sólo por el tamaño del grupo que aporta, sino porque, este año, todos los jóvenes son de origen hispanoamericano. No siempre es así: la parroquia tiene gran presencia de inmigrantes, pero se mezclan con los españoles, «porque todos somos hermanos», explica don Juan José.

Sí hay una especial sensibilidad para mostrar a quienes llegan de fuera «que la Iglesia es madre aquí igual que en sus países de origen», adaptándose a sus necesidades. Fruto de ello son algunos jóvenes que se han incorporado a los grupos de Confirmación a raíz de su 15º cumpleaños: «En Hispanoamérica, esta fecha se celebra mucho, como paso a la edad adulta» [similar a la antigua puesta de largo en España]. «Les gusta que estas celebraciones tengan también un contenido religioso, y vienen a pedirlo a la parroquia. Eso nos da una oportunidad de invitar» a los chicos a que se preparen para la Confirmación. Estos feligreses –destaca también don Juan José– tienen una cierta formación cristiana y «un corazón dócil; y, cuando se les propone, quieren continuar su formación. Para ellos, es un tiempo de gracia: descubren la amistad incondicional de Jesús, y ven lo felices que pueden ser en una vida cristiana seria».

Desde la desobediencia, a la fe

Pietro es uno de los 1.100 jóvenes que se confirmarán este sábado. Hijo de padre italiano y madre española, vivía una fe heredada de sus padres, pero no se había planteado recibir la Confirmación y rechazaba la doctrina de la Iglesia en temas conflictivos. Como él mismo dice, ha recibido la fe «a base de desobedecer». Comenzó a estudiar Comunicación Audiovisual en Madrid, y abandonó la práctica religiosa. Un día, le propusieron trabajar como modelo y, atraído por la posibilidad del «éxito fácil y rápido», dejó todo y se trasladó a Milán. Allí, comenzó a visitar un centro budista, y se dejó influir por la afirmación, promovida por la Nueva Era, de que, si visualizas lo que deseas, se cumplirá. «Me convencí de que podía ser un top model» pero, cuando su gran oportunidad fracasó, «entré en una crisis de fe y en una gran depresión». De vuelta a casa, comenzó a recuperarse y a reconciliarse con Dios. Empezó a salir con una chica creyente, pero, aunque Pietro buscaba a Dios y comenzó a leer la Biblia cada día, seguía adaptando la fe a sus opiniones, hasta el punto de estar casi viviendo con su novia. Retomó sus estudios y estaban planteando casarse hasta que, un día, en la calle, un desconocido se le acercó y le dijo, «con autoridad y mucho cariño: ¿Cómo puedes estar tan ciego? Tuve la certeza de que tenía que terminar con esta chica. Fue una prueba enorme, porque la tenía en el centro de mi corazón. A ella le causó un gran problema, y vi el daño que hace» quemar etapas en las relaciones. «Decidí que, a partir de entonces, sólo Dios podía estar en el centro de mi corazón. No quería equivocarme más, sino estar abierto a Él». Para ello, varios sacerdotes le recomendaron que recibiera los sacramentos con frecuencia, y ése era el objetivo que tenía en mente al comenzar este curso en la Universidad. Empezó a frecuentar la Misa en la capilla universitaria, y allí vio el anuncio de la preparación para la Confirmación. «Entendí que era el momento. Ahora estoy muy contento y, día a día, Dios me ayuda en mi camino a través de los sacramentos». Se puede leer su testimonio completo aquí.