Arrecia la protesta en Estambul

Hasta hace poco parecía que Turquía se libraba de la quema en aquella encrucijada tan peligrosa del mundo, pero ha bastado la chispa del intento de modificar el centro de Estambul, la plaza Taksim, para que la protesta se haya generalizado llamativamente: los blindados de la policía han barrido la plaza en la que miles de jóvenes protestaban por el silencio informativo, por la censura del Gobierno de Erdogan –el de la Alianza de civilizaciones con Zapatero–, a quien los medios amigos definen como islamista moderado, pero que ya ha avisado de que todo tiene un límite. Es previsible esperar cualquier cosa, mientras arrecian las protestas y crece la inseguridad.