Cardenal Koch: «La sinodalidad ayudará al diálogo ecuménico»
El deseo del Papa de que la Iglesia avance en colegialidad puede ayudar mucho al diálogo con las Iglesias ortodoxas, de quien podemos aprender mucho en ese sentido. Al mismo tiempo, «espero que también los ortodoxos aprendan de nuestra tradición sobre el primado del Papa». El cardenal Kurt Koch, máximo representante de la Iglesia católica para el diálogo ecuménico, ha visitado España para participar en la XXII Reunión del Comité Internacional de Enlace entre Católicos y Judíos (ILC), y ofrece en esta entrevista su diagnóstico de la situación del diálogo ecuménico en la actualidad
Tanto el Papa Francisco como el Consejo de cardenales han manifestado su deseo de una mayor colegialidad en la Iglesia. ¿Cómo podría esto influir en la relación con las Iglesias ortodoxas? Y, ¿cómo combinarlo con el primado del obispo de Roma?
La principal cuestión que se trata en el diálogo con los ortodoxos es la relación entre primado [del Papa] y sinodalidad. Esto implica que queremos tener un diálogo sobre los puntos fuertes de cada Iglesia. La fuerza de la Iglesia ortodoxa es la sinodalidad, y la fuerza de la Iglesia católica es la primacía. Está claro que cada Iglesia puede aprender de la otra. Creo que podemos aprender mucho de la tradición sinodal de la Ortodoxia, y espero que también los ortodoxos puedan aprender de nuestra tradición sobre el primado del Papa, [que no sólo es posible y legítimo, sino también necesario para la unidad, pues sin él también la Iglesia católica habría quedado dividida en Iglesias nacionales].
Cómo combinar ambas cosas, la relación entre ellas, es el punto principal del diálogo. No podemos esperar tener resultados ya desde el principio. Pero estamos caminando hacia ello. No podemos hablar de primacía sin la tradición de la sinodalidad, y no podemos hablar de sinodalidad sin la tradición del primado. Si la Iglesia profundiza la sinodalidad en su seno, será una ayuda para este diálogo.
Otras Iglesias cristianas han valorado muy positivamente la figura del Papa Francisco. ¿Cómo cree que influirá esto en el diálogo ecuménico?
Creo que todos los Papas desde el Concilio Vaticano II han tenido un corazón muy grande hacia las cuestiones ecuménicas. Pablo VI, Juan Pablo II, y Benedicto XVI… veo una continuidad muy bella entre los predecesores del Papa Francisco, y él continuará esta línea de diálogo ecuménico. Tanto en la Iglesia católica como en el diálogo ecuménico y en todo el mundo, veo mucha esperanza en torno a él.
Uno de los momentos más delicados de los próximos años, en las relaciones ecuménicas, será, en 2017, el V centenario de la Reforma luterana. ¿En qué situación se encuentran las relaciones entre católicos y luteranos en la actualidad?
La Comisión Internacional Luterana-Católica para la Unidad, formada entre la Federación Luterana Mundial y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, ha elaborado un documento para preparar esta conmemoración de 2017, con el título Del conflicto, a la comunión. Este documento tiene tres puntos: el primero es que estamos agradecidos por todo lo que hemos encontrado en común en los últimos 50 años; pero debemos, en segundo lugar, rechazar todo lo malo que hemos hecho, porque después de la Reforma tuvo lugar una separación de la Iglesia y unas terribles guerras confesionales en Europa. En este sentido, debemos hacer un acto de contrición. El tercer punto es tener esperanza de una nueva primavera en el diálogo entre católicos y luteranos.
La relación del Consejo Pontificio con los luteranos tiene lugar a nivel global, con la Federación Luterana Mundial. La relación con ellos es muy buena. A nivel nacional hay muchas Iglesias luteranas, con distintas evoluciones. Las dificultades para el diálogo en unos países y otros difieren mucho, y son las Conferencias Episcopales las responsables de llevarlo a cabo.
Cuando la Santa Sede erigió los Ordinariatos personales para ex anglicanos, algunos lo vieron como un acto anti-ecuménico, mientras otros lo defendieron como una nueva vía del ecumenismo. ¿Qué interpretación hace usted?
En la Curia tenemos una separación y distinción clara entre la responsabilidad del diálogo ecuménico, que corresponde al Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y la responsabilidad sobre los Ordinariatos, que es de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Esto es un signo claro de que los Ordinariatos personales no son una nueva vía del ecumenismo, sino un modo para que los anglicanos entren en plena comunión con la Iglesia católica. Pero el hecho de que el Papa Benedicto decidiera que los anglicanos que volvieran en esta comunión podían traer también su propia tradición anglicana, sólo ha sido posible después del diálogo ecuménico de los últimos 50 años, porque ha hecho que la Iglesia católica reconozca esta tradición.
Está claro que una Iglesia no se alegra cuando la gente la abandona. Y debemos respetarlo. Pero, por otra parte, la conversión es una cuestión de conciencia, y eso también debe respetarse.