Estar siempre «vigilantes al engaño del demonio». Ésta fue la petición del Papa Francisco durante una de sus homilías en la Casa Santa Marta. «Hay algunos sacerdotes que, cuando leen» pasajes de expulsión de demonios en el Evangelio, «dicen: Jesús curó a una persona de una enfermedad psíquica. No se lee esto aquí, ¿no? Es verdad que en aquel tiempo se podía confundir una epilepsia con la posesión del demonio; ¡pero es también cierto que existía el demonio! Y no tenemos derecho a simplificar tanto las cosas… ¡No! La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia». Y añadió: «San Pedro lo decía: Es como un león feroz, que gira a nuestro alrededor. Es así. ¡Pero, Padre, usted está un poco anticuado! Nos asusta con estas cosas… No, ¡yo no! ¡Es el Evangelio! Y esto no son mentiras: ¡es la Palabra del Señor!».
En otra homilía matinal en la Casa Santa Marta, el Papa habló estos días del síndrome de Jonás, que lleva a muchos cristianos a pensar «que nuestras obras son suficientes para salvarnos». Y advirtió el Papa: «Las obras son necesarias, pero son una respuesta al amor misericordioso que salva». Quienes tiene el síndrome de Jonás confían sólo en su justicia personal, y «buscan una santidad de lavandería, toda impecable, pero sin el celo de ir a predicar al Señor. A ellos, «Jesús los llama hipócritas, porque no quieren la salvación de la gente pobre».