La Conferencia Episcopal asegura que «sin personas no hay empresa ni economía»
El Departamento de Pastoral del Trabajo tilda de «graves problemas» la pérdida de salud en el trabajo y los accidentes laborales, y pide que esto sea «abordado en profundidad»
«La pérdida de la salud en el trabajo, y en excesivas ocasiones de la vida, es un grave problema que necesita ser abordado en profundidad», advierte el Departamento de Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española ante el Día Internacional por la Seguridad y Salud en el Trabajo, que se celebra este jueves, 28 de abril.
Las cifras confirman la denuncia. Cada año se registran en España más de un millón de accidentes laborales –705 resultaron mortales en 2021–. En el caso de las enfermedades profesionales, este último año se registraron 20.510 partes de baja. «Como Iglesia –aseguran desde la CEE– nos queremos hacer especialmente cercanos a las personas trabajadoras que ven mermada su salud o que pierden su vida en el desempeño de su trabajo».
Ante esta realidad, la Pastoral del Trabajo insta a poner en el centro a las personas, que «son la verdadera riqueza. Sin ellas no hay comunidad de trabajo, ni empresa, ni economía. La seguridad en el trabajo significa salvaguardar los recursos humanos, que tienen un valor inestimable a los ojos de Dios y también a los del verdadero empresario».
Asimismo, recuerdan que el magisterio de la Iglesia recoge el derecho de los trabajadores «a ambientes de trabajo y a procesos productivos que no comporten perjuicio a la salud física ni dañen la integridad moral».
«Escándalo intolerable»
Con motivo de la misma celebración, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) ha emitido un comunicado en el que lamenta que «es una jornada que pasa casi desapercibida, igual que ocurre con la terrible realidad que denuncia». Por eso, desde la HOAC «agradecemos la nota En defensa de la vida y el trabajo digno, de la Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española».
La HOAC llega a calificar la situación de «escándalo intolerable», ya que «no se trata de una fatalidad, de algo inevitable». La inmensa mayoría de esos accidentes y enfermedades, «de esas muertes, son perfectamente evitables». No se producirían, aseguran, «si se cuidara la vida de las personas en el trabajo, si las condiciones de trabajo fueran dignas, si se tomaran todas las medidas debidas de prevención, si se asumiera de verdad la responsabilidad de proteger lo que es más importante, la salud y la vida de las personas».
De esta forma, la HOAC pide que se avance «en mejorar las condiciones laborales y en la aplicación de todas las medidas de prevención», que «son fundamentales».
Junto a la salud y la misma vida, la Iglesia también se ha posicionado estos días contra la precariedad laboral. Con motivo de la celebración, el próximo 1 de mayo, del Día Internacional del Trabajo, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) ha lanzado el manifiesto Sin compromiso no hay trabajo decente en el que alerta cómo la pandemia y las previsibles consecuencias económicas de la guerra en Ucrania «están debilitando el derecho al trabajo y empobreciendo y descartando a millones de trabajadores, principalmente mujeres, jóvenes y migrantes».
Ante esta situación, «defendemos la dignidad del trabajo y el trabajo decente como una prioridad humana y, por ello, una prioridad cristiana y un compromiso de toda la Iglesia». Pero, ¿cómo lograrlo? En el manifiesto, la ITD apunta seis «medidas urgentes para reconducir la situación». Proponen la «igualdad salarial» entre hombres y mujeres; la «creación de empleo juvenil de calidad»; «la promoción de un entorno de trabajo seguro»; «que las trabajadoras de hogar tengan acceso a los mismos derechos que el resto de trabajadores»; «la regularización urgente de las personas migrantes»; y el acceso a medidas de protección social».