«La prioridad es la rápida escolarización de los refugiados»
España ya tiene en sus colegios a 7.150 niños ucranianos y se espera que lleguen muchos más. Varvara, Mykhei y Yaroslav lucen desde hace una semana el uniforme del Colegio CEU San Pablo de Valencia
Domingo Pacheco, capellán de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, no se entretiene en la épica, porque su viaje a Polonia para descargar ayuda humanitaria y traerse a un grupo de refugiados surgió «de una forma muy corriente», asegura en conversación con Alfa y Omega. Cuando se inició la invasión, «empezamos a recoger donaciones en la universidad. Yo era quien me iba a encargar de canalizar esa ayuda y, cuando estaba pensando en cómo hacerlo, simplemente pensé que sería una buena opción llevarla nosotros». El sacerdote descargó los alimentos, la ropa y las oraciones en el convento de carmelitas de la ciudad fronteriza de Przemysl, que se encargarían de introducirlos en Ucrania, y se trajo de vuelta a dos familias: a Varvara, de 3 años, a Mykhei, de 5, y a su abuela; así como a Yaroslav, de 11 años, y a su madre.
Entonces empezaba el verdadero reto: la plena integración de todos ellos en la sociedad, una labor que comenzó antes incluso de que el convoy hubiera cruzado la frontera. «Estaban por Francia cuando el día 18 de marzo me llamó Domingo y me dijo, “Amparo, te necesito”», explica Amparo Arbiol, directora del Colegio CEU San Pablo de Valencia. Varvara, Mykhei y Yaroslav llevaban cerca de un mes sin ir al colegio, y estaban cambiando de vida por culpa de una guerra, «así que su vuelta a las aulas era primordial, incluso a nivel psicológico». Nada más colgar, se puso manos a la obra.
Lo primero fue que los menores llegaran a su nuevo hogar. Vivirían juntos «en un piso que nos cedió un amigo de uno de los voluntarios que vino a Polonia», destaca Pacheco, que se ha implicado personalmente en la regularización, cuanto antes, de los refugiados acogidos. «Se han podido empadronar muy rápido, pedir la tarjeta sanitaria e incluso abrir una cuenta bancaria», y todo ello antes de que hayan obtenido el estatuto de refugiados. Una gestión que el Gobierno anunció que se realizaría en 24 horas, pero en la que se están produciendo grandes retrasos.
Ante unas circunstancias tan extraordinarias, la escolarización de los niños también ha llegado antes de que se aclare definitivamente su situación legal. «Teníamos instrucciones desde la Fundación Universitaria San Pablo CEU para abrir las puertas y echar una mano a todos los que lo necesitaran», explica Arbiol, que acogió a los niños en el colegio tan solo una semana después de que hubieran llegado desde Polonia. «Los primeros días estuvieron descansando y vinieron un día a conocer el centro». Mientras tanto, «nosotros iniciamos un proceso para recopilar todo el material necesario», desde el uniforme hasta la tartera y, por supuesto, todos los libros. «Y ya, el lunes 28 de marzo, comenzaron su escolarización con normalidad», aunque «estamos cuidando muchísimo el acompañamiento porque, más allá de lo académico, lo prioritario es su integración».
Un primer día duro
En este sentido, la directora reconoce que «el primer día fue duro. Los niños estaban enfadados con Domingo porque los había traído al colegio». Mykhei, por ejemplo, «no quería entrar en su aula y solo lo hizo después de que una alumna ucraniana más mayor, que gracias a Dios ya llevaba un tiempo con nosotros, estuviera un rato hablando con él». Lo mismo le pasó a Varvara, de 3 años, que «es la que más apegada está a su abuela. Al final terminó entrando en clase y hay ratos en los que está bien, y otros en los que está peor». Yaroslav, sin embargo, «habla un poquito de inglés y está feliz. El jefe de estudios me comentaba esta mañana lo estupendo que es el niño».
Al final, «el balance es muy positivo», asegura Amparo Arbiol. «Aunque esta historia no ha hecho más que empezar. Cuando se defiendan con el idioma, tendrá que intervenir nuestro gabinete de orientación para trabajar la huella emocional que toda esta situación está dejando en los niños».
Varvara, Mykhei y Yaroslav no son los únicos niños ucranianos escolarizados en España. Según los últimos datos comunicados en rueda de prensa por el secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, ya hay más de 7.150 niños refugiados en las aulas españolas. Pero se esperan muchos más, porque casi el 40 % de todos los que están llegando desde Ucrania son menores. La prioridad es «la rápida escolarización», aseguró el secretario de Estado.
«La Administración pública está poniendo todas las facilidades para intentar agilizar el proceso», confirma Raül Adames, director adjunto del área de Colegios del CEU. La institución cuenta ya con 14 alumnos ucranianos y se espera que puedan llegar otros casos en los próximos días. «No están poniendo ninguna traba, ni siquiera ante los casos más complejos», añade Adame, que asegura que el CEU ha puesto todos sus medios, tanto económicos como personales, «para atender a estos chicos lo más rápidamente y lo mejor posible».