Una Cuaresma contra el consumismo que nos rodea
La oficina de comunicación en Roma del Opus Dei difunde un documental sobre la relación de las familias con las cosas materiales y la educación de los hijos en este ámbito. El desprendimiento «da la capacidad de vivir más tranquilos y centrados», afirman sus creadoras
«¿Es posible mantener una relación sana con las cosas?»: esta pregunta es el punto de partida de Stuff, una conversación abierta, un documental de la oficina de comunicación en Roma del Opus Dei con el que buscan llamar la atención sobre la necesidad de tomar distancia con respecto a todo lo material, algo que marca el tiempo litúrgico de Cuaresma que estamos viviendo. El vídeo recoge los testimonios de siete matrimonios de cinco países distintos que responden a un cuestionario sobre el uso del dinero y de las cosas materiales.
«La iniciativa nace de una preocupación por promover estilos de vida más saludables y auténticos en la relación con el mundo material», afirma Florencia Carloni, una de las responsables de Stuff, particularmente porque «notamos en la gente joven –y no tan joven–, cierta ansiedad e insatisfacción por el modelo consumista que nos rodea».
Este modelo, que genera un empobrecimiento en las relaciones personales y un impacto negativo en el medio ambiente, «requiere soluciones accesibles e inspiradoras», algo que «en un lenguaje cristiano significa revalorizar la virtud de la sobriedad y del desprendimiento», añade Carla Vasallo, otra de las creadoras de Stuff.
La iniciativa recoge de alguna manera las intuiciones de The history of stuff (La historia de las cosas), un exitoso documental que examina el ciclo vital que tienen los bienes y servicios que consumimos, desde su creación hasta su destrucción. Toda la cinta –con decenas de millones de visualizaciones en los últimos 15 años– trata de responder a la cuestión de dónde viene todo aquello que compramos y adquirimos, y alerta sobre un estilo de vida consumista que, al final, acaba consumiéndonos.
- La Cuaresma es un tiempo que ayuda a recentrar tu vida en lo importante. Piensa qué cosas son para ti imprescindibles y quizá veas que no lo son.
- Pregúntate qué actividades puedes disfrutar con tu familia y tus amigos que no impliquen consumo.
- En estos 40 días, ¿hay algo de lo que te puedes privar y que en cambio ayudaría a mejorar la vida de alguien?
- Aprovecha para pensar y dialogar con tu familia sobre el cuestionario que han elaborado los responsables de Stuff (opusdei.org/es/article/stuff).
«Ya hay en marcha en la sociedad reacciones contra esta forma de vivir, como pueden ser el minimalismo, la denuncia del fast fashion u otras propuestas de alternativas más sostenibles», señala Carloni, para quien las cosas materiales «nos ofrecen no solo una gratificación inmediata, sino también seguridad sobre nuestro propio estatus o sobre nuestra imagen. En realidad, se nos presentan como una solución fácil para problemas de fondo, y por eso no son nunca suficientes, aunque nos concedan una tranquilidad aparente».
Por el contrario, el desprendimiento «da la capacidad de vivir más tranquilos, más centrados en lo que de verdad importa». Y desde una perspectiva de fe, «la pobreza es un valor cristiano que nos hace conscientes de que necesitamos a Dios y a los demás para existir, desarrollarnos y crecer», mientras que «la riqueza puede conducir a una gran tristeza y a una auténtica soledad, o incluso a una fuerte miseria espiritual».
Relación entre ocio y consumo
Todo esto se aprende e interioriza, en primer lugar, en el entorno familiar. En el vídeo, Isabel y Sebastián, de Chile, recuerdan cómo el padre de ella salía de casa con una chaqueta y volvía sin ella, porque se la había regalado a alguien que la necesitaba. Y Paola y Mauricio, desde México, cuentan cómo el padre de ella llevó un día a sus hijos a un basurero para conocer la realidad en la que viven muchas familias, y él revela que su padre se endeudó para poder pagar una indemnización justa a sus empleados tras la quiebra de su empresa.
«Nos consta que los padres tienen todo tipo de conversaciones entre ellos sobre la educación que quieren dar a sus hijos, pero en relación con las cosas materiales cada familia es única y es difícil dar soluciones fijas para todos», afirma Carla Vasallo.
Para empezar, es necesario «pensar sobre el propio estilo de vida, sobre mi responsabilidad hacia los más necesitados, sobre las inversiones que creemos necesarias y, sobre todo, sobre los pesos que carga el propio corazón en relación con las cosas materiales», asegura, para indicar que «muchas veces son las preocupaciones diarias las que nos dan la pauta» de aquello sobre lo que debemos empezar a reflexionar.
En este sentido, aunque pareciera que son el móvil y las nuevas tecnologías aquello de lo que más necesitamos desprendernos, Vasallo alerta de que «actualmente el descanso y el ocio están muy vinculados al consumo».
A veces, la conversación en casa debe partir del propio ejemplo de los padres, como reconoce Nadim, desde Sidney: «Yo he sido culpable en el pasado de desear demasiado las cosas materiales, cosas que me han distraído de lo importante, que han ocupado tanto mi mente que no he podido ver bien la realidad». Por eso, «a nuestros hijos les tratamos de calmar la ansiedad por tenerlo todo y tenerlo ya. Les decimos: “Espera un poco, ten calma”…», cuentan Maxi y Anita desde Chile. «A fin de cuentas –concluye Tamara, la mujer de Nadim–, espero que al final la gente me quiera por cómo soy, no por lo que gasto o por lo que llevo puesto».