Voluntarios que llevan ayuda a Ucrania y traen refugiados
Son numerosas las iniciativas que han surgido en España en las últimas semanas para ayudar a los que sufren la guerra
Hace apenas dos semanas, un grupo de 15 personas –la mayoría no se conocía entre sí–, se reunió en un local comunitario al norte de la ciudad de Madrid para ver qué respuesta podían dar a la crisis humanitaria en Ucrania. Enseguida, cada uno activó sus recursos y sus contactos para organizar una caravana con destino a Ucrania para llevar material sanitario y comida, y volver con algunos refugiados.
Más de 70.000 euros recaudados en donaciones y más de 6.000 kilómetros después, siete familias ucranianas –en total 34 personas, 18 de ellas menores– ya han podido abrazar a sus familiares en Salamanca gracias a este proyecto que han llamado Convoy Esperanza.
«Nos pusimos en contacto con varias familias ucranianas que ya viven en España y que se sentían impotentes porque no podían traer a los suyos desde la frontera», dice Alejandro, uno de los responsables de una iniciativa que durante estos días ha sido replicada por cientos de personas en toda España.
hasta la frontera con Ucrania hay más de 3.000 kilómetros
Francia, Alemania, República Checa y Polonia
de viaje en total
Cuando tomaron la decisión de lanzarse a la carretera, se movieron para pedir ayuda a través de las redes sociales, y la respuesta «fue impresionante», atestigua. Fueron «cinco días de infarto» hasta que partió el convoy, cargado con medicamentos, mantas y ropa de abrigo y productos infantiles. «De repente se montó un grupo bien diseñado en el que cada uno se responsabilizaba de algo concreto». Por otro lado, «hemos comprobado que la solidaridad de la gente es increíble».
Así, ha habido particulares que les han dejado sus furgonetas, talleres que han corrido con los gastos de la puesta a punto, hoteles que han cedido tanto el vehículo como los conductores… a lo que se une la generosidad de cientos de particulares que han querido colaborar con donaciones, gente de todas partes de España. «Somos un país muy solidario», ha comprobado Alejandro, que junto al resto del equipo ya está preparando un segundo convoy que partirá hacia Polonia en los próximos días.
Un bar lleno
La pregunta: «¿Qué puedo hacer yo?» fue también la que movió a Tatiana Piddubna a hacer algo por sus compatriotas al otro lado de Europa. Ella trabaja en España desde el año 2010; aquí conoció a su marido, se casó y tuvo a sus hijos. Cuenta que la gente allí «está muy mal». «Mi prima ha perdido a su bebé por causa del estrés, la gente ha acabado viviendo en los refugios. La situación es muy dura». Por otro lado, también tiene primos rusos, «que dicen que todo es mentira, que es culpa de nuestro presidente. Yo no me quiero meter en política, yo quiero ayudar».
Por eso, en tan solo unos días ha logrado llenar un bar que regenta en Algete (Madrid) de pañales, mantas, ropa de abrigo y comida, «sobre todo cosas para madres y sus bebés, porque hay muchas mujeres a las que se les ha cortado la leche».
Tatiana se ha movido por restaurantes, ayuntamientos de la zona y colegios para llenar su local. «Me ha llamado gente que no conozco de nada y que quiere colaborar. Hay mucha gente solidaria, a pesar de lo que están subiendo los precios».
Así, lo que al principio iba a ser una furgoneta se ha convertido en un camión que viaja hasta los topes con destino a su país. «Amigos que viven en Leópolis recogerán el camión en Polonia, y luego llevarán todo a Jarsón y Járkov, donde hay más daños. Es gente que conocemos mi marido y yo», asegura.
«Ayuda a la gente sin que lo sepan», le decía su abuela a Tatiana cuando era niña. Hoy lo está haciendo.