Santuario de Torreciudad: un cara a cara con la Virgen María
El santuario del Opus Dei ha invertido 1,8 millones de euros para convertir un antiguo almacén en un espacio museográfico donde se unen tecnología de vanguardia y fe
San Josemaría Escrivá murió sin ver terminado al 100 % el santuario que él mismo impulsó después de que, en su niñez, su madre atribuyera a la Virgen de Torreciudad la curación de una grave enfermedad que entonces afectaba al que, posteriormente, sería el fundador del Opus Dei. El templo fue inaugurado en 1975 precisamente con un funeral por Escrivá de Balaguer, que falleció el 26 de junio de aquel año.
Casi 50 años después es posible volver a escuchar al santo aragonés, quien dialoga con la Virgen María en un impactante videomapping estrenado recientemente por el santuario mariano y elaborado por la empresa Playmedia. En él, san Josemaría va preguntando a la Madre de Jesús cómo seguir acercando almas a Dios en pleno siglo XXI, y Ella va utilizando las diferentes escenas del retablo del templo para responder. El videomapping cuenta con distintos formatos en función del tiempo litúrgico –ahora en Cuaresma el protagonista es el centurión Longinos–, pero siempre parece dotar de vida al retablo, lo que deja en el espectador una honda impresión. A uno le entran ganas de tratar más a la Virgen, y ser mejor persona, independientemente de sus creencias. Doy fe yo, que acabo de disfrutar de la experiencia, y Amina, una visitante que no es católica: «Estoy impresionada. Me quedo con ese mensaje que transmite de estar más disponible para los demás, de cuidar a los otros, y su mensaje de amor». Fernando Torres, alcalde de Barbastro, –ciudad donde nació san Josemaría y que está situada a pocos kilómetros de los riscos entre los que se encuentra el santuario–, habla, sin embargo, de la «paz y tranquilidad» que desprende el espectáculo y de la «belleza extraordinaria del retablo».
Junto al videomapping, Torreciudad ha invertido 1,8 millones de euros –provenientes en su totalidad de donativos– para convertir un antiguo almacén de materiales de construcción en un nuevo espacio museográfico de última generación que combina tecnología de vanguardia y fe. «Es una maravilla. Impacta profundamente, incluso a aquellos que, siendo no creyentes, lo han visitado por curiosidad. Lo sé a ciencia cierta», asegura el alcalde.
El «único objetivo es sacar fruto a la inversión», pero no económico, sino espiritual: «Que la gente que lo vea se pueda acercar al Señor a través de la Virgen», confiesa el nuevo rector del santuario, Ángel Lasheras, cuyo despacho se encuentra muy cerca del altar exterior desde el que se celebra la Misa durante la conocida Jornada Mariana de las Familia, que reúne cada año, en septiembre, a cerca de 10.000 personas.
El nuevo espacio museográfico incide en este objetivo incluso de forma literal, pues, cuando el visitante, por ejemplo, se pone las gafas de realidad virtual –que es uno de los dispositivos con los que cuenta el espacio Vive la experiencia de la fe– se traslada inmediatamente a los primeros años del cristianismo. Allí aparecen, delante de uno, el mismo Jesús, su madre o san Juan, que con sus palabras hace una actualización de la historia de Cristo.
«Los católicos quizá estamos demasiado acostumbrados a unas experiencias de primer anuncio un tanto rancias o anticuadas», opina Rubén Francisco Moro, encargado de Pastoral del Colegio Mayor Jaime del Amo –vinculado a los claretianos–, por eso, «que haya gente que invierta dinero y que utilice la tecnología más puntera en este ámbito es algo que nos debería hacer reflexionar a todos. Visita muy recomendable», concluye Moro, que acaba de pasar por allí junto a doce jóvenes del colegio mayor.
Un recorrido para vivir la fe en primera persona
Al entrar en el nuevo espacio museográfico uno es recibido por san Juan, que aparece en forma de holograma y lanza preguntas sobre el sentido de la vida o la libertad. Las palabras del apóstol se acompañan de unas imágenes cotidianas proyectadas sobre dos grandes pantallas.
La segunda parada es frente a una imagen de la Virgen y el Niño. Uno se sienta para contemplar la escena mientras una voz en off habla de las madres, de las de la tierra y de la que todos tenemos en el cielo. Hay quien después de esta experiencia ha llamado a su madre tras 25 años de silencio.
San Josemaría Escrivá solía definir el Opus Dei como «una gran catequesis». Un guante que Torreciudad ha recogido a través de varias pantallas táctiles donde los fieles pueden navegar a través de los mandamientos, de las bienaventuranzas o dar respuestas a sus preguntas sobre la confesión.
Es una de las experiencias que mayor impacto causa entre los visitantes. Uno se pone estas gafas de realidad virtual y, de pronto, se desvanecen las paredes del santuario mariano y uno aparece en el calvario. Allí san Juan te habla del sufrimiento de Jesús, de su sentido y de cómo dárselo al nuestro.
En Torreciudad uno se sienta junto a Jesús en la Última Cena, que siguiendo el discurso de la exposición puede convertirse en la primera de esa nueva vida en la que uno comprende cuál es su misión, cuál es el valor de las acciones más cotidianas que realiza, y siente la alegría de esa vida ordinaria que es el camino de la santidad.