Las 24 horas en las que los provida aplaudieron la propuesta de un demócrata
Forrest Bennett, senador demócrata en Oklahoma, quería obligar a que los padres apoyen económicamente a la madre de sus hijos no nacidos. No tardó en retirar su propuesta porque «daña la causa» del aborto
Forrest Bennett, miembro de la Cámara de Representantes de Oklahoma, se define como «progresista pragmático». Por eso, ante la posibilidad de que su estado impusiera límites estrictos al aborto, este político demócrata pensaba que «debemos asegurarnos de que el hombre implicado no pueda simplemente alejarse de su responsabilidad». Así anunciaba, el 21 de enero, que había presentado una proposición de ley que haría que «la responsabilidad económica del padre hacia su bebé y la madre de este» comenzara «en el momento de la concepción».
Bennett pretendía responder a una serie de leyes aprobadas el año pasado por el estado, de mayoría republicana, aunque luego fueron bloqueadas cautelarmente en los tribunales: prohibición del aborto si se detecta latido fetal, otra que establece que los médicos pierdan su licencia si practican abortos fuera de los casos de riesgo para la salud física de la madre, y la obligación de que quienes los practiquen estén certificados en la especialidad de ginecología.
La propuesta del legislador demócrata no duró ni 24 horas, por la ofensiva de los defensores del aborto. Al día siguiente, anunciaba que «no voy a continuar con esta proposición tal como estaba escrita», porque «claramente necesita que la trabajemos más». También pedía perdón por «no haber sido más reflexivo». Todo esto coincidió con la celebración en este estado y en todo el país de la Marcha por la Vida, el 22 de enero.
Apoyo provida
Quizá le pilló por sorpresa que la idea fuera tan bien recibida en el ámbito republicano y provida. El portavoz de los republicanos en la Cámara de Representantes, Josh West, se comprometió a que la proposición pudiera debatirse pronto. Y el senador estatal republicano Nathan Dahm se ofreció a ayudarle durante su tramitación ante esta cámara.
Sus mensajes se sumaban a los de activistas y personas de a pie que aplaudían que se tuviera en cuenta cómo muchas mujeres abortan por falta de apoyo de su pareja. Y también que se reconociera que la vida del hijo comienza con la fecundación.
«Daña a la causa»
Y ahí estaba el problema para sus correligionarios. Entre los muchos mensajes de apoyo en Twitter, había algunas críticas. «Los proparto nos van a estrangular con esto. Por favor no lo hagas», decía un vecino del estado. Estos mensajes eran minoritarios en la red social, pero debieron de llegarle a Bennett por otras vías.
«Entiendo cómo tanto la formulación de mi mensaje como mi proposición dañan a la causa en vez de apoyarla», explicaba en un largo hilo. «Twitter no es el lugar para intentar apuntar que, si nuestro estado ilegaliza el aborto y si intenta definir que la vida comienza en la concepción, le debe a su gente el tipo de política que apoya y ayuda a los bebés y sus padres, no solo políticas que obliguen a dar a luz». Era lo que pretendía, pero «reconozco que crea más problemas».
También lamentaba los comentarios «condescendientes» que había recibido, y agradecía los que le habían ayudado a ver otras implicaciones. En realidad, de leer las respuestas que recibió se desprende que el único problema significativo era ideológico: afirmar que la vida comienza en la concepción y el uso de términos como madre y padre en lugar de otros más neutrales.
Algunos seguidores le habían hecho ver que los mecanismos que se establecieran para estas ayudas podían suponer un problema para las víctimas de violencia doméstica si las obligaban a mantener algún tipo de contacto con su expareja. Pero unas horas antes de retirar su propuesta Bennett había asegurado que «con mi equipo jurídico nos aseguraremos de que incluimos una formulación que proteja frente a esto».
Con la mirada en el Supremo
Lo ocurrido en Oklahoma ha ofrecido un atisbo de lo que podría ocurrir en el país si en junio el Tribunal Supremo de Estados Unidos decide anular la sentencia de Roe vs. Wade. En 1973, esta corte estableció que era inconstitucional que los estados limitaran el aborto antes de que el feto sea viable. Es decir, en la práctica lo hacían legal en todo el país.
Si al decidir sobre el caso Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization el Supremo, de mayoría conservadora, anula la sentencia, la jurisdicción sobre la legalización o no del aborto volvería a los estados. Y 16 de ellos han aprobado leyes que lo prohíben una vez se detecta latido fetal. Por Roe vs. Wade, solo Texas ha conseguido que entre en vigor, el pasado octubre. Desde la Iglesia y el movimiento provida siempre se ha subrayado que cualquier restricción del aborto debe ir acompañada de leyes que protejan y ayuden a la mujer que se enfrenta a un embarazo inesperado o en circunstancias difíciles. La proposición de Bennett hizo pensar, durante unas horas, que con el aborto prohibido o restringido algunos sectores demócratas podrían apoyar o incluso promover leyes en este sentido como medida feminista. De momento, tras su retirada, parece que ha vencido la ideología.