Lourdes Perramón: «No es que necesitemos: queremos hacer juntos»
No es solo la Jornada de Vida Consagrada de este miércoles. Lourdes Perramón, vicepresidenta de la CONFER, lee toda la vida y los retos de los religiosos en clave de sinodalidad
El lema de la Jornada de Vida Consagrada este año es Caminando juntos, en la línea del Sínodo. ¿Cuál puede ser la aportación de la vida religiosa?
La vida religiosa es de por sí sinodal. Hay una base de dar voz a cada persona, de tener espacios asamblearios de decisiones. También la vida comunitaria es sinodal, compartiendo en igualdad todo lo que somos y tenemos. Luego está el tema de la escucha: si nuestros carismas tienen sentido, es porque estamos a la escucha de la realidad y queremos que nuestro ser y hacer se adecúen a ella.
¿Y la de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER)?
Donde esto se vive más es en las CONFER diocesanas o regionales. Cuando vivía en Barcelona, una vez al mes compartíamos la Eucaristía y la cena. De ahí nació un proyecto intercongregacional para abordar el absentismo escolar en adolescentes. También desde la sede central se acompaña a las diocesanas y regionales y se dinamizan muchas actividades formativas, grupos de reflexión y espacios de encuentro.
Uno de los objetivos del Sínodo es escuchar a los alejados.
Esto es muy importante, y me preocupa el riesgo de que se quede en un deseo. Pero creo que sí es posible. Las congregaciones tenemos esa posibilidad más que las parroquias, porque en nuestras obras tenemos un terreno propicio para contactar con ellos. Ojalá seamos capaces de dar ese paso.
En nuestro trabajo como Oblatas con las Fuerzas de Seguridad cuando hablamos con víctimas de trata sí ha habido ese camino. La manera en la que participamos ya genera un espacio de escucha, de comunión, que de algún modo es una experiencia de sinodalidad, aunque no sea eclesial. Cuando ponemos en el centro a la mujer es más fácil entenderse.
35.507 religiosos representados en la CONFER. Viven en 4.493 comunidades de 408 congregaciones
76 % de los religiosos en España son mujeres. El 7 % de las congregaciones de la CONFER son contemplativas
244 novicios (179 mujeres y 65 hombres) y 920 religiosos de votos temporales (639 mujeres y 281 hombres)
En la asamblea de la CONFER se habló de cuidar la intercongregacionalidad. ¿Es momento de revisar lo caminado?
A veces he tenido la impresión de que hemos idealizado una cierta manera de entenderla. Una comunidad intercongregacional o un proyecto que jurídicamente nazca así son experiencias válidas, importantes, pero no siempre es fácil. Quizá nos falta ampliar un poco la mirada. Al final, cualquier proceso compartido es intercongregacional. Por ejemplo, hermanas nuestras que hacen voluntariado en proyectos de otras congregaciones. Pienso además que tenemos que creérnoslo de manera más honda: no es que necesitemos, sino que queremos hacer juntos. Igual que la misión compartida con los laicos: empezó por necesidad y hoy no nos concebimos de otra forma. En una asamblea de la Unión Internacional de Superioras Generales, la presidenta nos dijo que no hagamos solas lo que podríamos hacer juntas. Hasta ahora se pensaba en hacer juntas lo que no podemos hacer solas.
Ha hablado de asumir que, además de las presencias, algunas formas de vida religiosa pueden desaparecer.
Es un paso más, y no está resuelto. La vida nos cuestiona y se van haciendo cosas. Hay comunidades mixtas con laicos, otras que viven en un lugar y tienen momentos de compartir, pero acompañan proyectos en sitios diferentes. Quizá lo que nos falta es proyectar un poco más el futuro y hacer esos ensayos por decisión propia. A veces incluso los cierres son cuando ya no queda más remedio. Y es muy importante la libertad de soltar y de crear. No es lo mismo dejar algo porque no me queda otra, que porque opto por otra cosa.
En Italia el periodista Salvatore Cernuzio ha denunciado los abusos de poder y conciencia dentro de las congregaciones. También llegan al Proyecto Repara, de la archidiócesis de Madrid. ¿Cómo lo abordan en la CONFER?
Hasta ahora no se había abordado explícitamente, porque tampoco habían llegado casos. Toda la formación y el acompañamiento sobre sistemas de gobierno, liderazgo o vida comunitaria aboga por las relaciones de igualdad, el reconocimiento a la persona y el cuidado, y totalmente en contra de lo que serían esos abusos. Es probable que eso no haya sido suficiente y que dado lo que parece que va a ir emergiendo sea necesaria otra intervención. La Unión Internacional de Superioras Generales abordó el tema en 2013 y 2019. Hace poco el Instituto de Vida Religiosa también organizó unas jornadas. Así que ya hay toda una sensibilización para prevenir y actuar proactivamente.
En San Sebastián, la cuesta de Aldapeta estaba llena de colegios católicos. Sus respectivas congregaciones empezaron a pensar que «eran demasiados para estar haciéndonos la competencia y buscando al mismo alumno». Tras una experiencia de Bachillerato compartido entre los marianistas y la Compañía de María de Lestonac, en 2012 ambas congregaciones y las marianistas fusionaron sus tres centros para formar Summa Aldapeta, hoy Aldapeta Maria Ikastetxea, explica su director, José María Felices.
No fue un proceso fácil ni faltaron desencuentros a la hora de organizar la nueva estructura, desde detalles como los uniformes hasta aspectos importantes como articular la pastoral desde distintas espiritualidades. «Las tres tuvimos que ceder parte de nuestro ser». Afortunadamente, «María era un elemento identitario fuerte para todos, y ha servido para unificar y generar poco a poco una comunidad de fe», apunta Felices. De hecho, aunque se mantienen las fraternidades marianistas, se está creando una comunidad de fe propia, la Comunidad Madeleine.
Hoy, con un nuevo edificio inaugurado en el curso 2020-2021 y 2.100 alumnos, Aldapeta es el mayor centro concertado de Guipúzcoa. «Estamos incrementando el número de alumnos», y además estos «se sienten más integrados», al tener el centro una presencia pública fuerte.