«Los videojuegos son la droga del siglo XXI» - Alfa y Omega

«Los videojuegos son la droga del siglo XXI»

La OMS ha comenzado a considerar oficialmente la adicción a los videojuegos como un problema de salud mental. «Vamos tardísimo», denuncia el psicólogo Marc Masip

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
«Si le regalas una videoconsola a tu hijo debes saber que le pones en riesgo», afirma Marc Masip. Foto: Freepik.

Este 1 de enero entró en vigor la nueva edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que incluye el uso compulsivo de videojuegos como un problema de salud mental.

«Es una droga», afirma sin reparos Marc Masip, psicólogo experto en adicción a las nuevas tecnologías y director del programa Desconect@, «y lo es por varias razones: porque produce síndrome de abstinencia; porque afecta a la vida cotidiana, al estado anímico y al estado físico de quienes lo padecen; y porque debido a este comportamiento se sustituyen relaciones y actividades necesarias para el desarrollo de la persona».

Para Masip, «se trata de una adicción sin sustancia pero con la misma trascendencia que las drogas, sin duda». Así, el uso de los videojuegos deja de ser una actividad lúdica y comienza a ser una adicción «cuando se da un malestar clínicamente significativo y una afectación de la vida académica o laboral».

En este sentido, Masip indica varias señales de alerta que pueden poner sobre la pista de una adicción: cuando el adolescente pasa mucho tiempo jugando en su habitación; cuando deja de hacer cosas para seguir jugando; cuando lo hace a deshoras, sobre todo por la noche, restándole tiempo al sueño; cuando hay un gasto excesivo de dinero; cuando cambia su estado emocional y falla la comunicación con su familia y con sus amigos; cuando baja el rendimiento escolar; y cuando se enfada o muestra agresividad cuando se le impide jugar.

En estos casos, «hay que buscar ayuda de un profesional», afirma el psicólogo, que aconseja a los padres «informarse bien y saber a qué juegan sus hijos». También incide en que «los padres deben ser conscientes de que si le compran una videoconsola a su hijo están poniendo a su alcance un instrumento que le puede llevar a la adicción. Es como darles droga o alcohol: si lo haces debes saber que les pones en riesgo».

De su experiencia tratando a adolescentes con problemas de este tipo sabe que «los videojuegos son la droga del siglo XXI. Y es la más preocupante, porque no está estigmatizada como lo pueda ser cualquier otra sustancia».

Además, a esto se añade que «los videojuegos a los que más están jugando los adolescentes en España son los peores, por su modo de funcionamiento de pay per win y de penalizaciones si los dejas. La mayoría de los chicos que juegan lo hacen con este tipo de videojuegos, los más peligrosos por sus posibilidades adictivas».

Por este motivo, los videojuegos «deberían regularizarse a nivel legal, cosa que no se hace. En este sentido vamos tardísimo», denuncia Masip. De todos modos, «de esto se sale. Depende de cada caso y depende de las familias, pero se sale».