Essam Nagy: «Vamos a llevar a los niños de Irak cartas de todo el mundo»
Essam Nagy presenta el programa ¿Por qué es eso? en Sat7 Kids, una televisión infantil católica en árabe con sede en Chipre. La entrevista que le hizo a Myriam, una niña cristiana iraquí que tuvo que huir de su casa, dio la vuelta al mundo. Essam cuenta al Pequealfa más cosas de los niños de Irak, y nos propone una manera muy bonita de ayudarlos
¿Qué haces normalmente en Sat7 Kids?
Tengo un programa de 90 minutos en directo cada semana, que se llama ¿Por qué es eso? Los niños nos mandan preguntas y las respondemos, leemos los mensajes que nos envían, rezamos, y cada día leemos y comentamos un versículo de la Biblia. Yo empecé como actor de otro programa en 2004. Luego empezó este programa, que al principio eran de solo cinco minutos y grabados. Fue haciéndose más largo, y fue el primer programa de Sat7 Kids en emitirse en directo, en 2010.
¿Por qué visitaste Erbil el año pasado?
Un grupo de la televisión fuimos para grabar a los adultos y a los niños que vivían en los campos de refugiados. Estuvimos solo 48 horas, pero me cambiaron la vida. Pensábamos que iba a ser raro, porque en árabe tenemos muchos dialectos y no sabíamos si nos iban a entender. Pero conocían mi programa, y nos abrieron las puertas y sus corazones.
Yo pensaba que nosotros íbamos a llevarles el mensaje de Jesús, pero ellos estaban tan alegres y tan llenos de Jesús que fueron ellos los que nos lo dieron a nosotros. Los adultos estaban más tristes, porque saben que la guerra es un problema serio. Pero los niños tienen esperanza, y debemos animarles para mantener esta paz y que, en el futuro, puedan construir la paz.
Llegamos a Erbil justo antes de Navidad. En los campos donde vivían podías ver el verdadero espíritu de la Navidad. Nada más llegar, los niños me cogieron de la mano y me llevaron a la tienda de Jesús, un belén que habían hecho con sus propias manos en el campo de refugiados. Esto le llamó la atención a mucha gente, que se preguntaba: «¿Cómo pueden los niños desplazados haber hecho esto; cómo pueden estar tan felices cuando deberían estar tristes?» La respuesta es que habían perdido todo, y lo sabían, pero tenían la paz de Jesús en el corazón.
¿Cómo es la vida de los niños cristianos desplazados al Kurdistán?
Cuando nosotros llegamos, solo llevaban cuatro meses allí. Vivían en tiendas y muchos todavía no podían ir al colegio. Ahora su situación es un poco mejor, porque viven en casa prefabricadas y la mayoría ya van al colegio. Pero sigue sin tener ni comparación con cómo vivían antes de que llegaran los terroristas del Daesh (el mal llamado Estado Islámico). Sus padres tenían trabajos como maestro, abogado, arquitecto… Tuvieron que dejar todo atrás, e incluso les quitaron la ropa o el dinero que cogieron al huir. Los niños están contentos y saben ser felices, pero también tienen muchas preguntas. Han perdido a toda la gente conocida que tenían a su alrededor, y también sus iglesias. Están muy unidos a su fe y su herencia cristiana. Hablan árabe, pero su lengua materna es el siriaco, que es muy parecido al arameo, la lengua de Jesús. De hecho, cuando les pregunté cuál era su lengua, me decían Messihi, que significa cristiano. Esto es importante, porque Jesús tuvo que refugiarse en Egipto con María y san José, y ahora estos niños que hablan casi su mismo idioma también son refugiados.
¿Cómo conociste a Myriam?
El día que nos íbamos fuimos a Ankawa Mall, un centro comercial en construcción que su dueño había cedido para acoger a los refugiados. Nada más llegar, me cogió la mano. Le pregunté cómo se llamaba, y me dijo: «Me llamo Myriam y quiero contarte mi historia». «¿Quieres hacerlo ahora?». «No, creo que vas a grabar a otros niños, yo quiero ser la última». Entre grabación y grabación, me volvía a coger la mano. Luego nos sentamos y estuvimos hablando 15 minutos, y también me cantó una canción preciosa. Fue emocionante, y al terminar me eché a llorar. Ella me dijo: «No llores por nosotros. Tú nos das esperanza en la tele. Ahora es nuestro turno de darte esperanza». Myriam tenía tres deseos: volver al colegio, porque siempre había sido la primera de la clase; que el mundo conociera su historia, y reunirse con Sandra, su mejor amiga, que no sabía dónde estaba. No tenía nada de odio, solo la pregunta «¿Por qué?». Pero perdonaba a los terroristas. Es importante saber lo que está ocurriendo, pero más importante es perdonar.
¿Has vuelto a saber algo de ella?
Como fue la última que grabé, luego pude hablar con sus padres, que también son muy creyentes, y nos dimos los teléfonos. Está muy bien, justo ayer hablé con ella. Y ha conseguido sus tres deseos: 15 días después de la entrevista empezó a ir al colegio de nuevo, mucha gente conoce su historia, y también se ha reencontrado con Sandra. Un tiempo después, supimos que Sandra estaba en Beirut, en el Líbano. En Pascua fuimos allí e hicimos un programa con ella, y las dos niñas pudieron hablar por Skype. Estaban encantadas. Ahora Sandra ha vuelto a Erbil con su familia, y como ahora vamos a volver allí vamos a ir a verlas a las dos.
¿Cómo se sienten los niños como Myriam, con todas las dificultades que están viviendo?
Myriam fue la que se hizo más famosa, pero grabamos a muchos más niños que lo vivían de forma parecida. Cuando ves en su cara la fe que tienen, te das cuenta de que es auténtica y de que es así como Jesús quiere que seamos: que confiemos en él a pesar de todas las dificultades. Cuando les preguntaba de dónde salía esa paz que tenían, todos me dijeron lo mismo: «Jesús está en mi corazón». Es muy bonito ver cómo eso surge delante de tus ojos. Como yo soy de Egipto y fui al norte de Irak, que es la antigua Asiria, recordé una cita de la Biblia, de Isaías, que dice que «Asiria vendrá a Egipto y Egipto irá a Asiria; y los egipcios darán culto junto con los asirios. Aquel día Israel, con Egipto y Asiria, será bendición en medio de la tierra». Y es verdad, cuando nosotros fuimos de Egipto a la antigua Asiria nos sentimos bendecidos con las historias de estos niños. Pero que ellos vivan esto así no implica que nosotros no tengamos la responsabilidad de ayudarlos y construir la paz en el mundo.
¿Cómo podemos ayudar a estos niños?
En primer lugar, debéis rezar mucho, porque la oración cambia cosas en el mundo. Hace un tiempo fuimos a Estados Unidos a contar nuestro viaje a Irak, y a toda la gente que venía a vernos les dábamos una tarjeta y les pedimos que escribieran y dibujaran lo que les viniera a la cabeza. ¡Conseguimos 18.000! Una chica dibujó un corazón, y atravesándolo una flecha que unía Estados Unidos e Irak. Es muy bonito que este mensaje de amor esté yendo de Irak a Estados Unidos y viceversa, cuando estos países estaban enfrentados. También en el programa de televisión le pedí a los niños que mandaran sus tarjetas. Tenemos una maleta llena, y se la vamos a llevar a Myriam y a los demás niños como signo de nuestro amor, para agradecerles lo que ellos nos han regalado.
¿Y crees que nuestras cartas les ayudarán?
Cuando terminé mi entrevista con Myriam, me dijo: «Gracias por compadecerte de mí». Para ellos es muy importante saber que alguien les escucha. Espero que, cuando sean mayores, Myriam y otros niños escriban sus historias, y que en ellas puedan decir todo lo que les ayudaron los mensajes de niños de todo el mundo.
En el Pequealfa y La hora feliz (el programa infantil de Radio María), en colaboración con Ayuda a la Iglesia Necesitada, también queremos llevar nuestro cariño a nuestros hermanos, los niños cristianos de Irak. Les haremos llegar las cartas y dibujos de Navidad que nos enviéis durante noviembre a la dirección Pequealfa: c/ Pasa, 3; 28005 Madrid.
Además, si antes del 11 de noviembre nos enviáis al correo electrónico pequealfa@alfayomega.es un vídeo de menos de 30 segundos, en español o inglés, Essam se lo enseñará de vuestra parte.