Los refugiados de Grecia se meten en tu cocina

En aquella fiesta, Miguel Ángel Salcedo, Laura Alfaya y Manasés Perales coincidieron «en que queríamos hacer algo ante lo que estaba ocurriendo», recuerda el primero en conversación con Alfa y Omega. Por aquel entonces la guerra de Siria estaba en su máximo apogeo, y sus consecuencias también. Se contaban por millones las personas que huían de aquel infierno, muchas de  las cuales se terminaban ahogando en el mar Mediterráneo, otrora destino vacacional por excelencia, convertido ahora en un gran cementerio. Había quien lograba alcanzar la costa europea y, en este caso, el destino era alguno de los improvisados campos de refugiados que proliferaron, por ejemplo, en Grecia.

Hasta allí también quisieron dirigir sus pasos Miguel Ángel, Laura y Manasés –publicistas de profesión–para concretar esas ganas de hacer algo, pero «ante nosotros se levantó el muro de la burocracia», asegura Salcedo. Los requisitos para acceder a aquellos campos «eran exigentes, algunos no dejaban entrar a menores de 25 años –y Laura todavía no había alcanzado esa edad–, otros nos pedían estar al menos un mes…».

La situación se desbloqueó cuando le contaron sus problemas a su muy amigo Nico de Vicente, periodista de RTVE. «Él fue quien nos habló del campo de Ritsona», donde había estado y donde conocía a gente. «Hizo de intermediario». Además, «de nuestras conversaciones con él» surgió la idea de realizar algún tipo de proyecto en el campo que tuviera que ver con la comida y que pudiera conseguir fondos para «mejorar la situación de todos aquellos con los que nos íbamos a encontrar». «Nos habló de un chico, Talal, cuyo restaurante en Damasco había salido en el libro Guinness», por tener la capacidad de atender a 6.000 personas, «y que ahora cocinaba en el campo para todos sus compañeros».

De esta forma, al primer viaje a Ritsona llegaron con la idea de hacer un libro sobre las recetas que Talal preparaba para el resto de refugiados. Pero entonces se dieron de bruces contra la realidad y cambió la idea de la obra. Allí conocieron a Ivan Mhamed, responsable del reparto de la comida dentro del campo, y pudieron acompañarle un día en su tarea. «Fue impactante conocer a cada persona, sus familias, lo que habían tenido que pasar para llegar hasta allí y lo que habían dejado en sus países de origen». Tras esta experiencia, el libro –titulado Refugeat– ya no estaría centrado en Talal sino en el resto de refugiados, sus historias y las recetas que ellos mismos preparaban, porque la guerra les había robado todo menos la capacidad de evocar sus orígenes a través de los sabores o los olores de la comida. Como en el caso del shisbarak, una especie de pasta rellena de carne muy popular entre los sirios. «A mí es la receta del libro que más me gusta, por el recuerdo que tengo preparándola en el campo y por lo rica que está», confiesa Miguel Ángel Salcedo. De entre las historias, el publicista destaca la del sirio Mohamed, del que «me impresionó su estilo hípster. Al principio creíamos que se trataba de un reportero internacional». Nada más lejos de la realidad. «Hicimos amistad y un día le pregunté por su peculiar pelo rubio. “¿Y ese pelazo? ¡Te queda guay!”». Además, a Salcedo le intrigaba que se echara constantemente el flequillo hacia un lado. «Cuando se levantó el pelo, me quedé helado. Dejó al descubierto la parte izquierda de su frente y la tenía completamente quemada». Una bomba le explotó cerca mientras estaba con su hija. Lograron sobrevivir, pero después de aquel suceso decidieron escapar.

Refugeat

Autor:

Laura Alfaya, Manasés Perales, Miguel Ángel Salcedo e Iván Mhamed

Editorial:

Libros.com

Año de publicación:

2019

Páginas:

218

Precio:

25 €