«Nuestras mochilas tienen que ir cargadas de libros y valores»
La Organización de Estados Iberoamericanos y SM han concedido su IV Premio de Derechos Humanos Óscar A. Romero a la madrileña Escuela de Paz y al CEIP Melquiades Hidalgo de Valladolid
El 15 de noviembre de 1981 cerca de 250.000 almas salieron a las calles de Madrid en una manifestación pacifista que reivindicaba La paz, el desarme y la libertad, rezaba la pancarta principal. Se trató de una de las concentraciones más importantes, según los medios de la época, que se celebraron en aquel momento en toda Europa, y su repercusión incluso ha llegado hasta nuestros días.
En la marcha participó un grupo de personas, entre las que se encontraban la escritora Fanny Rubio, el jesuita padre Llanos o el cantante Joaquín Sabina, que se sintieron interpeladas hasta tal punto que poco después decidieron crear el Movimiento por la Paz (MPDL), que recientemente ha cumplido 40 años. «Trabaja por el pleno cumplimiento de los derechos humanos, la gobernabilidad democrática, la igualdad y la solidaridad entre las personas y los pueblos», explica Ana García, directora, junto a Ricardo Chicharro, de uno de los proyectos del MPDL, la Escuela de Paz, que acaba de ganar el IV Premio Iberoamericano de Derechos Humanos Óscar Arnulfo Romero concedido por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Fundación SM.
«La verdad es que no esperábamos que lo fuéramos a ganar, pero nos viene muy bien para volver a recordar a la gente con la que trabajamos que con esfuerzo y trabajo, con ganas y esperanza, se pueden lograr cosas», asegura García. La Escuela de Paz abrió sus puertas en 2012 en el madrileño barrio del Pozo del Tío Raimundo, donde la el MPDL ya trabajaba desde 1995 con distintos proyectos de intervención socioeducativa, para ayudar a todos aquellos menores y sus familias que, por diferentes circunstancias, tenían dificultades para integrarse en el sistema educativo en condiciones de igualdad.
«Nuestro eje central es la educación, pero entendida de forma integral, por lo que se trabaja a nivel emocional, social y curricular; así como el desarrollo de las capacidades intelectuales y morales; o la adquisición por parte del menor de habilidades para la vida», subraya la directora. Este objetivo más generalista se concreta en el día a día en tres espacios: el Espacio Estudio, el Espacio Convive y el Espacio Ocio. En el primero, por ejemplo, se ayuda a los chicos a mejorar las técnicas de estudio o a reforzar hábitos como el de la lectura, «y siempre en coordinación con los centros educativos», destaca Ana García. El Espacio Convive, por su parte, ayuda a los menores –todos ellos con edades de entre 6 y 18 años–a adquirir habilidades sociales. «Una de nuestras perlas en este ámbito es el Teatro de Emociones, dirigido por Gerard Clue, que tiene gran éxito desde hace seis años. Ayuda a los niños y niñas a reconocer y expresar emociones, e incide mucho en la cohesión de grupo». El último campo es el del ocio y el tiempo libre, en el que «se realizan actividades, muchas veces con las familias, que promueven un estilo de vida saludable», concluye la directora, que insiste en citar a los profesores Paula Hernández y Carlos Calvo, y a IKI Group, «cuyo apoyo nos permite hacer todo esto».
Cuentos y derechos humanos
Junto con la Escuela de Paz, el IV Premio Iberoamericano de Derechos Humanos Óscar Arnulfo Romero, que aspira, «como su mismo nombre indica, a resaltar aquellos proyectos educativos que tengan como objetivo poner en valor los derechos humanos en la educación», explica José María González, coordinador de Programas en la Fundación SM, también ha reconocido al CEIP Melquiades Hidalgo, de Cabezón de Pisuerga (Valladolid). «La propuesta de este colegio nos ha gustado porque es transversal; no solo se centra en un derecho sino en todos ellos, y además utiliza para ello la literatura infantil y juvenil», subraya González.
«Es un proyecto que no hemos desarrollado específicamente para apuntarnos al premio, sino que lo estábamos trabajando en el colegio motu proprio. El tema de los derechos humanos está especificado en nuestras líneas de actuación», explica Rosa Elena Román Pajares, directora del centro. «Lo que tenemos claro es que, además de formar a los alumnos en conocimientos –Matemáticas, Lengua, etc.–, es necesario formarles de manera integral como personas, por eso nuestras mochilas tienen que ir cargadas con nuestros libros pero también con nuestros valores», añade.
El proyecto del colegio lleva por nombre Déjame que te cuente. La fábrica de los derechos. «Lo primero que hicimos fue seleccionar aquellos libros que nos parecían interesantes para trabar el tema de los valores y, a partir de ahí, diseñamos un montón de actividades en función de la edad de cada clase», explica Arancha Vilor Barros, profesora responsable del proyecto. De entre todas ellas, destaca una que involucra a todos los alumnos a la vez: «Somos 18 aulas en todo el colegio y la actividad se llama 18 a la vez». Eligen un día, como por ejemplo, el de la erradicación de la pobreza o el día del migrante, «y un texto que hable de él, y montamos una yincana en la que los alumnos van descubriendo pistas para llegar a ese texto que, posteriormente, trabajamos en el aula», concluye.
El Premio de Derechos Humanos Óscar A. Romero surgió en 2015 «para reconocer el trabajo que se realiza desde diferentes instituciones, tanto educativas como de la sociedad civil, en lo que respecta a la educación en derechos humanos», explica Juan José Leal, de la Organización de Estados Iberoamericanos. «Un trabajo que es crucial en la región», añade, «y que contribuye a mantener viva la memoria de Romero, que se entregó a la defensa de los más vulnerables».