La Iglesia denuncia ante la ONU y la OEA el riesgo de genocidio contra los yanomami
Nueve de cada diez indígenas yanomami están expuestos a la contaminación por metales pesados causada por la minería artesanal, y las autoridades sanitarias los tienen desatendidos
La Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y el Consejo Indigenista Misionero de Brasil (CIMI) han denunciado ante las Naciones Unidas y la OEA (Organización de Estados Americanos) el grave riesgo de genocidio que se cierne sobre el pueblo yanomami en Brasil. Este pueblo, junto con el ye’kwana, «están viviendo una situación dramática que amenaza gravemente su supervivencia física como pueblo y su continuidad cultural», afirma esta entidad en un comunicado.
El origen del peligro es la invasión de su territorio por parte de pequeños grupos de mineros artesanales (conocidos como garimpo en Brasil). Los metales pesados que utilizan, como el mercurio han contaminado el río, la tierra y los animales. «Incluso investigaciones científicas apuntaron a que el 92 % de los yanomami está expuestos» a esta contaminación.
Los puestos de control y protección del territorio por parte de las autoridades fueron desactivados hace años. A pesar de las órdenes dadas por los jueces en varias ocasiones no han vuelto a funcionar, o lo han hecho de forma precaria. Esto «ha aumentado la deforestación y la tala ilegal».
Niños muertos por desnutrición
A esto se suma el «abandono, omisión y negligencia sistemáticos» de la Secretaría Especial de Salud Indígena y del Distrito Especial de Salud Indígena Yanomami y Ye’kwana. Especialmente en los últimos cuatro años la presencia del Estado es cada vez más débil. «No existe infraestructura para la prestación de los servicios en salud, tampoco profesionales o medicamentos».
La invasión del territorio y el saqueo de los recursos naturales ha causado un problema de desnutrición infantil que sigue en aumento. Entre 2019 y 2020 murieron por esta causa 24 niños.
Durante el inicio de la Asamblea Eclesial para América Latina y el Caribe en México, el cardenal Pedro Barreto, presidente de la REPAM, puso de manifiesto que «el clamor del pueblo yanomami pide que como Iglesia alcemos la voz por los que sufren». La Iglesia «no solo tiene que levantar la voz, sino expresar el dolor y sufrimiento que surge como clamor desde la Amazonia».
Medidas de presión
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), continúan la REPAM y el CIMI en su comunicado, ha venido siguiendo la situación del pueblo yanomami desde hace muchos meses. De hecho, concedió medidas cautelares, que sin embargo no fueron aceptadas por el Gobierno de Brasil.
Por eso, explican, han presentado un informe ante diversas entidades de Naciones Unidas y la OEA para solicitar que se tomen las medidas de presión necesarias. Así, tanto el Mecanismo de Expertos, la relatoría de Pueblos Indígenas, el Alto Comisionado y el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de Naciones Unidas y, de otra parte, la Comisión, Secretaría Ejecutiva y la relatoría de pueblos indígenas del sistema interamericano «tienen en su haber toda la información de la inhumana y brutal realidad de este pueblo».
Los pueblos yanomami y ye’kwana cuentan con una población de 28.141 personas. La Tierra Indígena Yanomami (TIY) se localiza en la frontera entre Brasil y Venezuela, en los estados de Roraima y Amazonas. Fue demarcada y regularizada en 1992 con un tamaño total de 9,6 millones de hectáreas. En la zona también hay grupos indígenas en aislamiento voluntario.