Benedicto XVI: «Me siento aún más en comunión con Dios»
Kai Diekmann, director de Bild Zeitung, cuenta su visita al Papa Ratzinger: «Ojos alegres, rostro sonriente, sin rastro de cansancio»
Un pequeño recibidor, una escalera de madera que conduce al primer piso. La sala es acogedora, luminosa, un sillón de piel blanca, una silla sencilla. Una biblioteca que llega hasta el techo, una televisión con pantalla plana con lector de DVD, en las paredes algunas imágenes religiosas, otra mesita y el piano con una foto en blanco y negro del hermano Georg.
La historia del director del Bild Zeitung, Kai Diekmann es muy familiar y pretende involucrar a sus lectores: «A dos años de la renuncia: un encuentro con nuestro Papa Benedicto XVI». No pasa inadvertido el adjetivo «nuestro», casi como un distintivo de orgullo que remonta a ese título de hace diez años, cuando el 20 de abril de 2005 al día siguiente de la elección del cardenal Ratzinger a la silla de Pedro, el mayor diario alemán sacó la foto de Benedicto XVI asomado al balcón con la inscripción Wir sind Papst (Nosotros somos el Papa), un papa alemán después de 500 años.
El 15 de octubre un encuentro con Benedicto XVI (88 años) después de más de dos años de su retiro: «Él está en la puerta, nuestro papa. Ojos alegres, rostro sonriente, apoyado sobre una andadera. Lleva una sotana blanca y unas sandalias marrones».
«Es lindo estar aquí». El Papa Ratzinger está de buen humor, despierto y sin rastro de cansancio, se sienta en el sillón: parece lejano el cansancio que tenía cuando pronunció su renuncia frente a los cardenales reunidos (las fotos de Daniel Biskup que acompañan el servicio no dejan espacio a la duda).
De Berlín llega un pequeño regalo: sobre una estructura de madera de abedul, el artista alemán Albrecht Klink esculpió el título que ya es una leyenda: «Nosotros somos el Papa». Benedicto lo coge, lo acaricia y sonríe confiando que esa obra le hace sentir toda la cercanía y el afecto de sus compatriotas.
La primavera pasada, en el décimo aniversario de la elección, el diario –que tiene su sede en Berlín y redacciones en toda Alemania– publicó una larga entrevista con el secretario privado de Joseph Ratzinger, monseñor Georg Gänswein, que contó los «muy tranquilos» días del papa emérito y las frecuentes llamadas telefónicas con su hermano Georg (91 años).
«Cada tarde va a rezar a la Gruta de Lourdes (con la estatua procedente de Francia) en los Jardines Vaticanos con una andadera para moverse» decía el obispo Gänswein e «incluso antes de nuestra conversación pasó por ahí» (con un pequeño vehículo, del estilo de los que se usan en el golf).
«En estos momentos me siento aún más en comunión con Dios» dice el Papa Benedicto XVI y se despidió de Diekmann con «un cálido apretón de manos, con ambas manos». Precisamente como siempre hizo como papa, concluye el director, que parece emocionado.