Nos toca evangelizar
La cita que, como cada año desde 1959, convoca a las diócesis españolas para celebrar el Día de Hispanoamérica tiene lugar este domingo, 3 de marzo, con el lema América, puerta abierta a la misión. «Cuando era pequeño pensaba que para ser sacerdote era necesario ser español», cuenta un sacerdote peruano. Este dato no extraña, ya que el 70,8 % de los misioneros españoles se encuentran en América
«Muchos vinimos a Hispanoamérica para ejercer las primicias de nuestro sacerdocio», cuenta el salmantino monseñor José González, actualmente obispo de Cajazeiras, en Paraíba, Brasil. «Queríamos servir donde fuese necesario: parroquias, seminarios o universidades; en capillas, pueblos y comunidades perdidos por el interior, o en la selva. Donde había facilidad de comunicación, o en lugares de difícil acceso o aislados. Algunas veces, donde otros no querían ir», recuerda el obispo, que llegó hasta el continente de la esperanza en 1965, como sacerdote de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA) –servicio de la Conferencia Episcopal Española por el que numerosos sacerdotes españoles fueron enviados a cooperar con las Iglesias locales más necesitadas de la América hispana–.
«Aquí, casi 2.500 sacerdotes diocesanos españoles –ayudados por la OCSHA desde hace 70 años– hemos entregado lo mejor de nuestras vidas, y dejado, alegre y silenciosamente, nuestros años y nuestra salud. Hemos construido iglesias, capillas, casas parroquiales, colegios, hospitales, guarderías, orfanatos, asilos…, ¡hasta universidades!», continúa monseñor José González. «Fuimos amados por el pueblo, y algunas veces incomprendidos y perseguidos por defender los derechos de los pobres y miserables a tener tierra, casa, trabajo, libertad y dignidad. ¡Y hubo mártires!».
Ésta es, a grandes rasgos, la historia de la obra evangelizadora de tantos sacerdotes, religiosos y misioneros españoles en Hispanoamérica; es la materialización de «un impulso misionero que siempre ha sido, y sigue siéndolo, el mejor indicador de la vitalidad de la fe de la Iglesia y sus comunidades cristianas», como afirma el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, en su Mensaje para este día. Una vitalidad que, cientos de años antes, ya plantó su semilla en aquella tierra, cuando «llevó al Nuevo Mundo una legión de misioneros que defendieron la dignidad de los indígenas y les transmitieron el don más precioso, la fe en Jesucristo», continúa el cardenal Ouellet.
España sigue siendo semilla de vocaciones misioneras, que «cada año salen para colaborar con aquellas que aún están en proceso de formación», constata el cardenal Ouellet. Un hecho necesario, continúa, «ante la realidad del cambio tan profundo que se está operando en el interior de la sociedad americana, donde su intenso crecimiento económico ha incrementado sus clases medias», pero ha dejado «muchos sectores marginados, y los rostros de la pobreza y del sufrimiento se encuentran en las periferias miserables de las grandes ciudades».
Se necesitan más misioneros
Se necesitan, ciertamente, más misioneros, teniendo en cuenta, además, que la cultura del relativismo y del hedonismo «también ha penetrado en la realidad latinoamericana: erosiona la religiosidad popular, atenta contra la institución familiar y la cultura de la vida, y deja a los jóvenes desconcertados», añade el cardenal; todo esto interpela para «ponerse en camino» y «abrir a Cristo las puertas del corazón de los latinoamericanos».
Lo corrobora el sacerdote peruano don José Tola, estos días en España, quien, en una conferencia a empleados y voluntarios de Obras Misionales Pontificias, aseguró que «hay que buscar nuevos métodos para evangelizar en la vida actual, cuando hay un declive del catolicismo en América, a favor del relativismo y las sectas». Y, como prioridades, el padre Tola se centró en «la atención a los jóvenes, la pastoral universitaria y la labor con los indígenas», además de ayudar a las familias, especialmente a la mujer. «Es necesario formar líderes cristianos en América Latina», constató.
¿Ahora, evangelizadora?
El Mensaje del cardenal Ouellet va un paso más allá: «La experiencia de la misión ad gentes, de la que tantos españoles han sido protagonistas, también ha de ayudar a la Iglesia en América Latina a asumir su propio compromiso en la solicitud apostólica en otros lugares de la tierra». Aunque en este campo, según el sacerdote peruano, «queda mucho camino por delante», cabe destacar que ya hay algunos brotes verdes. Y el cardenal afirma que «no faltan en España numerosos sacerdotes procedentes de los países iberoamericanos, que colaboran activamente en la misión evangelizadora de ambientes que sufren la desertificación de la secularización y el abandono de la tradición católica». A los españoles, nos pide acogerlos «con gratitud y cariño atentos a sus necesidades. Que sean los adelantados de esa primavera de la misión ad gentes que esperan y auspician los obispos iberoamericanos».
Aunque ya se están dando pasos fuera de Europa. El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero, placentino de nacimiento, afirma que, desde su diócesis, un grupo de laicos, religiosas, un sacerdote y el propio obispo, «acabamos de realizar una experiencia misionera en la diócesis de Kakamega, en el oeste de Kenia». Y anuncia que, en los próximos días, «un matrimonio formoseño partirá, para trabajar durante un año en Bombay, India, para anunciar y compartir el Evangelio de Jesús».