No es nada fácil llevar a la pantalla un biopic del obispo español san Antonio María Claret (1807-1870), fundador de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, conocidos como claretianos. Fue una figura muy controvertida, maltratada por la prensa y perseguida por muchos oligarcas y próceres del momento. Fue arzobispo de Santiago de Cuba casi diez años y confesor de Isabel II de Borbón durante doce años. Obviamente hubiera sido más fácil hacer una película que desarrollara un episodio concreto de su vida, ya que no le faltaron circunstancias dramáticas, densas y de gran significado histórico. Pero el objetivo de este filme es ofrecer una semblanza general del santo, desde que trabajaba como seglar en Barcelona en una empresa textil hasta su fallecimiento en Francia, exiliado y perseguido, justo tres meses después de la abdicación de la reina Isabel en su hijo Alfonso XII.
El director Pablo Moreno, probablemente el que más vidas de santos ha llevado a la gran pantalla, vuelve a acertar con un tono que consigue cabalgar honestamente entre las aristas de una política envenenada y una mirada benévola sobre el drama de los personajes. Este equilibrio de guion ya lo consiguió con Un Dios prohibido y con Poveda, y es una de las señas más notables del cineasta mirobrigense como guionista. En unos años tremendamente difíciles para España, a punto de inaugurarse la fallida Primera República, Moreno subraya la clara separación entre la Iglesia y el trono, presentando a un Claret confesor de la reina, pero nunca intrigante palaciego ni manipulador de la monarca, de lo que tantas veces le acusan. Es muy hermoso el retrato que hace de Isabel II –interpretada con soltura por Alba Recondo–, muy denigrada por gran parte de la historiografía. Pablo Moreno no le lava la cara, pero trata sus debilidades carnales con delicadeza y sentido cristiano. Asimismo, es muy elegante a la hora de tratar la probable paternidad de Enrique Puigmoltó respecto al príncipe de Asturias, el que sería Alfonso XI.
Sorprende la impecable calidad visual de la película, que se mueve entre un presente en los años 30, cuando Azorín investiga la vida de Claret, y mediados del siglo XIX, los tiempos del arzobispo, cuya vida Azorín va relatando a su amigo Pío Baroja y a su esposa, Julia Guinda de Urzanqui. La dirección artística de Sara Pérez y Carlos Moreno es magnífica, y una vez más el equipo de producción de Contracorriente PC sabe exprimir con inteligencia hasta el último céntimo.
La cinta ofrece unos cameos que son guiños a las otras películas del director. Así, nos encontramos con que la actriz Laura Contreras –protagonista de Luz de Soledad– tiene dos papeles, uno de los cuales es el de santa Soledad Torres Acosta, el mismo que en aquella película; Assumpta Serna –protagonista de Red de Libertad– tiene también dos roles, uno de los cuales –un cameo– es el mismo personaje de la citada obra, la madre Helena Studler. En conclusión, una magnífica propuesta.
Pablo Moreno
España
2020
Drama
+12 años