Los obispos de California contestan a las «difamaciones» contra Junípero Serra
José Gómez y Salvatore Cordileone muestran su oposición en The Wall Street Journal a que la estatua del santo español sea retirada del capitolio de California
Los legisladores de California han aprobado una legislación para reemplazar una estatua de San Junípero Serra que está en el Capitolio de Sacramento con un nuevo monumento en honor a los pueblos nativos del estado. Se trata de una imagen que un grupo de manifestantes derribó en julio de 2020 y que ha permanecido almacenada desde entonces.
Ahora, José Gómez y Salvatore Cordileone, obispos de Los Ángeles y de San Francisco, respectivamente, las diócesis más pobladas del estado de la costa oeste, han respondido a la iniciativa con una carta que ha sido replicada en The Wall Street Journal.
Concretamente, los obispos de California señalan en su escrito que Junípero «hubiera seguramente aprobado el hecho de que se erigiera un nuevo monumento para honrar a los indígenas californianos a cuyo servicio él dedicó su vida», pero sin embargo los legisladores «han ido más allá, difamando su nombre y promoviendo una narrativa falsa sobre la historia del estado».
La propuesta de la asamblea californiana afirma que «la esclavitud de adultos y de niños, la mutilación, el genocidio y la agresión contra las mujeres formaron parte del período misionero iniciado y supervisado por el padre Serra», a lo que los obispos responden que «nada de eso es cierto» y que «ningún historiador serio ha hecho jamás afirmaciones tan escandalosas sobre Serra o sobre las misiones».
Para Gómez y Cordileone, las misiones fueron «una red de 21 comunidades que los franciscanos establecieron a lo largo de la costa de California para evangelizar a los pueblos nativos». Y denuncian asimismo que los legisladores tomaron sus ideas de un «único y tendencioso» libro escrito por un periodista local.
Al contrario de lo que afirma la leyenda negra, el franciscano «defendió la humanidad de los nativos, denunció el abuso de las mujeres indígenas y abogó contra la imposición de la pena de muerte a los nativos que incendiaron una misión y asesinaron a uno de sus amigos».
Más aún, los obispos recuerdan que «con 60 años de edad y padeciendo de mala salud y de un dolor crónico en la pierna, Serra recorrió 2.000 millas, camino a la Ciudad de México, con el fin de exigir que las autoridades adoptaran una declaración de derechos a favor de los nativos, que él había escrito».
Por tanto, «las afirmaciones de la legislatura en contra Serra no son verídicas», además de que «la destrucción de los pueblos nativos del estado ocurrió mucho después de que Serra se hubiera ido y de que el Gobierno hubiera tomado las riendas de muchas de las misiones».
En definitiva, para los obispos de California «no podemos pensar en un mejor símbolo para este estado multiétnico que colocar dos estatuas en el Capitolio: una que celebre la herencia viva de los pueblos indígenas del estado y otra que refleje la fe y el liderazgo de su defensor, san Junípero Serra».