Arranca en Budapest el Congreso Eucarístico Internacional a la espera del Papa
La Eucaristía debe hacer a cada persona consciente de que «no está solo, no es invisible, no está huérfano», subrayó en la Misa de apertura el cardenal Angelo Bagnasco
La 52ª edición del Congreso Eucarístico Internacional arrancó el domingo en Budapest, donde el Papa Francisco lo clausurará el próximo día 12. Y lo hizo con el deseo, manifestado por su arzobispo, el cardenal Péter Erdö, de que «el Señor nos regale el poder sentir que Dios está con nosotros en la Eucaristía. Él no deja sola a la Iglesia, a los pueblos, a la humanidad».
En la misma idea insistió el cardenal Angelo Bagnasco, presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), que presidió la Eucaristía de apertura en la plaza de los Héroes, de Budapest. «No estás solo en un universo hostil», dijo dirigiéndose a los que sienten el peso de la cruz, los que lloran, son perseguidos por la verdad o no tienen patria.
Tampoco «frente al misterio maravilloso de la vida» o a la sed de libertad y eternidad. «No eres invisible, Dios te mira con amor; no eres huérfano, Dios es tu padre; vales la sangre de Jesús, redentor del mundo y pan de vida eterna», subrayó el cardenal italiano.
Primera Comunión de 1.200 niños
La Eucaristía, continuó, también impulsa a la Iglesia a no callar sino a «dar al rostro de cada hombre el esplendor de Cristo resucitado». Esta voz puede parecer hoy en día como débil, pero «es un eco de la de los siglos y está marcada por la sangre de los mártires». En efecto, a pesar de todos los límites de sus miembros, «en la Iglesia llamea la luz de Cristo».
Durante la Misa, 1.200 niños de todo el país hicieron la Primera Comunión. «Cuando recibáis a Jesús, el Señor entrará en el sagrario de vuestro corazón y se quedará con vosotros», les explicó Bagnasco. «Tendréis un amigo que nunca os traicionará».
A los alumnos de las escuelas católicas de Budapest, el presidente de la CCEE les dijo que «Dios no es un enemigo de la libertad, y la fe no es una serie de prohibiciones sino un poderoso “sí” a la alegría, aunque exija compromiso». Animándoles a buscar ser útiles más que el éxito y una vida sin problemas, concluyó afirmando que «la Iglesia os necesita. Necesita vuestra juventud, vuestro entusiasmo. Pero vosotros necesitáis a Jesús». También tuvo palabras de agradecimiento a la entrega de los sacerdotes.
Representantes del Gobierno
Antes de la inauguración, el ambiente festivo y de celebración se había ido preparando con testimonios, informa la publicación diocesana de Budapest, Magyar Kurir. Por su parte, el Cuerpo Nacional de Danza Húngara ofreció un espectáculo de música y danza titulado Hungría, el país de María.
La ceremonia estuvo concelebrada por el nuncio en el país, Michael August Blume, y en ella participaron los cardenales Porras Cardozo (Mérida, Venezuela), Béchara Boutros Raï (patriarca maronita, Líbano), Gérald Cyprien Lacroix (Québec, Canadá), Jean-Claude Hollerich (Luxemburgo y presidente de COMECE), Michael Louis Fitzgerald (exnuncio en Egipto); así como obispos y representantes de distintas iglesias y ritos católicos.
Estuvo presente asimismo el metropolita Hilarion Alfejev, de Volokalamsk, responsable de Relaciones Exteriores de la Iglesia ortodoxa rusa. En cuanto a las autoridades civiles, participaron el presidente de la república, János Áder; el ex jefe de Estado Paul Schmitt; el presidente del Tribunal Constitucional, András Zs. Varga; el fiscal general, Péter Polt, y Anikó Lévai, esposa del primer ministro, Viktor Orbán.
En la víspera de la inauguración del Congreso Eucarístico Internacional, diversas entidades de Iglesia junto con las instituciones públicas organizaron en todo el país una serie de comidas para 5.000 personas sin recursos. En Budapest, el cardenal Péter Erdö fue el anfitrión de 600, reunidas en la plaza del Papa San Juan Pablo II.
A los comensales se les ofreció goulash de ternera, plato típico húngaro, y la tarta del Congreso Eucarístico Internacional. Los ingredientes fueron donados por el ministro de Agricultura, István Nagy, que participó en el encuentro. También el secretario de Estado de Defensa, István Szabó, estuvo presente.
Organizada por órdenes religiosas, ONG y movimientos eclesiales, la iniciativa quería subrayar que el amor de Dios llega a todos, también a quienes están en las periferias. La hermana hermana Agnes Hajós subrayó para el portal web del congreso que «no es una simple distribución de comida, sino una fiesta» para personas que «muy pocas veces o quizá nunca pueden participar en cosas así».