«Hay niños que no lo tienen fácil para salir al campo»
La Fundación Laudato si organiza su primer campamento en la sierra de Madrid para chicos que no pueden viajar a ningún sitio en vacaciones. Tocando águilas y búhos o viendo las estrellas están aprendiendo a cuidar la naturaleza
Este verano, Cayetana ha conocido la sierra Norte de Madrid. Con sus padres, hermanas y tíos, esta niña madrileña de 10 años caminó durante varios días por los alrededores de Buitrago de Lozoya, «unos 20 kilómetros cada día». Pero no se cansaba, asegura, porque «hacíamos paradas». No había estado antes en esa zona, «y ha sido muy bonito» por todo lo que han podido ver.
Por ejemplo, los paisajes que se contemplan desde lo alto de la montaña. O «las zonas de la falda» o ladera, por donde se sube, llena de «riachuelos y muchas mariposas». Había lagartos y lagartijas, animales en el agua, vacas, caballos salvajes… «¡Y mi padre vio un corzo!». También ha aprendido cómo «cada ecosistema de la montaña tiene su árbol propio». A una altitud hay sobre todo pinos, y a otra robles. También las flores, el resto de las plantas y los animales son diferentes. «A medida que subes o bajas te das cuenta de cómo cambian».
Todo esto se lo iban explicando los voluntarios de la Fundación Laudato si, que es la que organiza esta experiencia desde el año pasado para grupos de jóvenes y para familias. La novedad de este verano es que, desde este lunes, se está celebrando el primer campamento. Han ido diez niños de 9 a 12 años de la parroquia de Santa Cecilia. «Se lo hemos ofrecido a los que tienen menos posibilidades de salir de vacaciones», cuenta Mari Cruz, voluntaria de Cáritas de la parroquia.
Sacos de dormir para todos
En las colonias urbanas que se organizan en muchos sitios, los niños hacen actividades durante todo el día sin salir de la ciudad, o solo con alguna excursión corta, y vuelven a casa a dormir. Esto es distinto, cuenta Paz, la organizadora, porque «estamos pasando una semana fuera, en contacto directo» con la naturaleza. «Hay niños que no lo tienen fácil para salir al campo y disfrutar». Puede parecer algo muy sencillo y que no cuesta dinero: haces un bocadillo, montas en el coche y subes a la montaña. Pero Mari Cruz nos explica que los padres de estos chicos están muchas horas fuera de casa por su trabajo y no tienen días libres, o cuando los tienen están muy cansados. Además, en la parroquia «solo tres familias tienen coche».
Como el campamento lo organiza la Fundación Laudato si con Cáritas, las familias no han tenido que pagar nada. La parroquia incluso ha comprado sacos de dormir para todos. «Es la primera vez que hacen algo así, y les daba un poco de miedo» al principio. «Pero luego ya empezó a hacerles mucha ilusión», cuenta Mari Cruz. Un niño, por ejemplo, le preguntaba cada día a su madre: «¿Nos vamos ya?». Y ella tenía que decirle que todavía había que esperar un poco.
Paseo en piragua
Durante estos días «estamos haciendo talleres para reconocer las huellas de distintos animales y saber dónde encontrarlos». Los niños han tenido la ocasión de ver de cerca, e incluso tocar, águilas y búhos que ha llevado un cetrero, la persona que adiestra a estas aves. Otro día han hecho una excursión a Buitrago y han montado en piragua. «Y una noche, vamos a tumbarnos al aire libre para mirar las estrellas y aprender las constelaciones».
Paz espera que, con todas estas experiencias nuevas, los niños aprendan además lo importante que es cuidar el medio ambiente. «Solo se protege lo que se ama, y solo se ama lo que se conoce», razona. Si en el campamento «disfrutan de la naturaleza, irán entendiendo que es nuestra casa y que es responsabilidad de todos cuidarla». Por eso, el resto del tiempo está dedicado a manualidades relacionadas con el reciclaje, como aprender a hacer papel reciclado, fabricar todo lo que necesiten para un juego deportivo o trabajar la arcilla.
Cayetana conoció la sierra de Madrid gracias a otra actividad que organiza la Fundación Laudato si. Se llama el Camino del Anillo, y «es una ruta basada en la saga de El Señor de los Anillos». En Madrid «hay muchos sitios que se parecen mucho» a los que salen en las películas. Por eso, «al caminar, teníamos que estar atentos para encontrarlos».
El autor del libro en el que se basan las películas, el escritor católico inglés J. R. R. Tolkien, era un gran amante del campo. Su obra, aunque es una historia fantástica con hobbits y elfos, habla de la lucha entre el bien y el mal. Y en ella, el amor a la naturaleza juega un papel importante.