Cardenal Osoro a los nuevos diáconos: «Perded tiempo sirviendo»
La catedral de la Almudena acoge la solemne ceremonia de ordenación diaconal de diez seminaristas del Seminario Conciliar de Madrid, el Seminario Misionero Redemptoris Mater y el Instituto Stabat Mater
«Dios, que comenzó en ti la obra buena, Él mismo la lleve a término». Diez jóvenes seminaristas de la diócesis de Madrid han recibido este sábado, 19 de junio, la ordenación diaconal, en una ceremonia llevada a cabo en la catedral de la Almudena. En ella, antes de postrarse ante en la cruz del presbiterio, han podido escuchar estas palabras en boca del arzobispo, cardenal Carlos Osoro, que ha presidido la celebración junto a los cuatro obispos auxiliares de Madrid, monseñor Santos Montoya, monseñor Jesús Vidal, monseñor José Cobo y monseñor Juan Antonio Martínez Camino, SJ. Han concelebrado también numerosos sacerdotes, entre ellos los rectores del Seminario Conciliar de Madrid, José Antonio Álvarez, y del Redemptoris Mater, Eduardo Zapata.
Los ya ordenados diáconos son Esteban Bernárdez Yanes, Pablo Galiot Caballero, Enrique de Arteaga Bustamante, Diego Cano Morata, Jesús Jorge Perea y Jorge Boada Sáenz, del Seminario Conciliar; Juan Alcalde Guibert, Andrea Bottana y Alejandro Guerrero Quirós, del Seminario Redemptoris Mater, y Gleison Antonio Linhares Dos Santos, del Instituto Stabat Mater. Los familiares han podido acompañarlos en la catedral, respetando las normas de aforo y sanitarias.
En la oración colecta se pedía a Dios que los que se iban a ordenar tuvieran «disponibilidad para la acción, humildad en el servicio y perseverancia en la oración». A esto se ha referido precisamente el arzobispo de Madrid durante su homilía, cuando les ha hablado de hacerse servidores de todos los hombres, también de aquellos «que desconocen a Jesucristo» y que, precisamente por su servicio, quizá vuelvan la mirada a Él. Un servir que lleva una novedad, ha indica el purpurado: «No vais a servir valorando a las personas por los criterios humanos», sino por los que «nos ha dado Jesucristo».
Las cuatro cercanías en el servicio
Para mantener esta novedad en el servicio a los hombres, ha invitado a tener cuatro cercanías esenciales. En primer lugar, con Dios en la oración, en los sacramentos. «Hablad con el Señor», en un diálogo que «te saca de ti mismo». En segundo lugar, cercanía al obispo, en quien «tendréis unidad, no dispersión». No se trata, ha indicado, de vivir la vida en función de los gustos personales: «Seamos humildes». La tercera cercanía, «entre vosotros». «No habléis nunca mal de nadie», les ha dicho. Si hay algo contra otro, «poneos los pantalones bien puestos y decídselo». Y les ha animado a no vivir en el cotilleo, en la charlatanería… «No caigáis en los chismes».
Y, por último, «estad cerca del Pueblo santo de Dios», haciéndolo al estilo de Dios, un estilo que «es la compasión y la ternura». En el Evangelio, ha recordado el arzobispo, se ve cómo Jesús «se acerca a todos los hombres, en todas las circunstancias». Por eso ha pedido a los ordenandos que no cierren el corazón a los problemas, «os contarán muchos; acompañad, perded tiempo sirviendo, mostrando el amor de Dios a todo el que se acerque a vosotros».
Confianza y paz
Sobre el Evangelio proclamado, en el que Jesús calma la tempestad, ha asegurado el cardenal Osoro que en la vida hay tempestades por los acontecimientos, las circunstancias personales, y en estos momentos, ha preguntado, «¿a qué podemos agarrarnos?». Fijando la mirada en Jesús, ha subrayado que Él duerme en la barca en medio de la tormenta, lo que expresa «su gran confianza en el Padre y su paz interior».
Ante las dificultades, ha incidido el purpurado, se puede experimentar el desánimo, la duda, la desconfianza. «En una sociedad en la que cada uno va buscando el tranquilizante que más le conviene» y en la que se va abriendo el vacío en las personas, «necesitamos más que nunca escuchar las palabras de Jesús». Y «vosotros vais a hacer ese servicio», les ha dicho a los jóvenes. «Servid a los hombres como hizo Jesús», que es el único que «aporta estabilidad a la barca de nuestra vida».