Las ayudas entregadas por Cáritas Madrid se mantienen un 44 % por encima de lo habitual
La entidad eclesial ha presentado este jueves la Memoria del año 2020, en el que atendió a casi 140.000 personas
«Las consecuencias sociales y económicas de la crisis sanitaria no han hecho más que empezar». Lo ha subrayado Luis Hernández Vozmediano, director de Cáritas Diocesana de Madrid, durante la rueda de prensa de presentación de la Memoria 2020 de la entidad este jueves, 3 de junio. en la que se han adelantado datos de 2021. Hernández ha hecho un llamamiento a «no aflojar en nuestra solidaridad y compromiso» porque, si bien ya no se está en los niveles de atención de los primeros meses de la pandemia, a día de hoy las ayudas se sitúan en un 44 % por encima de lo habitual.
Una crisis que ha tenido una mayor impacto sobre las personas con empleos inestables, las familias con menores, y muy especialmente las familias monoparentales, y los migrantes. Entre abril y agosto de 2020, las ayudas entregadas por Cáritas llegaron a triplicarse con respecto al año anterior. Además, el 85 % de las solicitudes fueron de necesidades básicas: alimentación, suministros y pagos de vivienda. A partir de septiembre, esto disminuyó, pero en ningún caso se recuperaron los niveles previos a la pandemia: entre septiembre y diciembre de 2020, las ayudas se mantuvieron un 50 % por encima de los meses correspondientes al mismo período del año anterior.
En total, Cáritas Diocesana de Madrid atendió en 2020 a 139.157 personas, sin contar con aquellas que necesitaron esa ayuda urgente de los primeros meses de la pandemia. En esos meses, además, se contó con 3.000 nuevos voluntarios que se comprometieron en una actividad que el Gobierno consideró «esencial» durante ese primer Estado de alarma.
En 2020 Cáritas Diocesana de Madrid contó con cerca de 9.700 voluntarios, y ofreció ayudas económicas por valor de nueve millones de euros, un 56 % más que el año anterior. Esto, sin contar los fondos propios de las parroquias y las ayudas en especie, que ascendieron a 6 millones de euros. «2020 ha sido un año duro, que ha golpeado a las familias más vulnerables, pero también se ha reactivado la solidaridad», ha indicado Hernández Vozmediano.
En un escenario social tan complicado, se pusieron en marcha nuevos proyectos, como los menús a domicilio, el centro de día Hogar Santa Rita y el acompañamiento telefónico a personas solas o en situación de crisis o duelo por enfermedad o muerte de personas cercanas, entre otros.
Problemas para cubrir necesidades básicas
De cara al futuro, Hernández Vozmediano ha destacado los tres aspectos que más preocupan. En primer lugar, el incremento de la precariedad y la inestabilidad laboral, más evidente en sectores como la hostelería, el trabajo doméstico, el turismo, el textil. Tanto, que el director de Cáritas ha alertado de la práctica en España de captación de personas con fines de explotación laboral: trabajos en condiciones de «hacinamiento, con contratos de muchas horas sin derechos laborales, sin descanso, con salarios irrisorios…». Junto a ello, la situación de desempleo de las personas atendidas en Cáritas apenas ha mejorado con respecto al año pasado. Si en 2020, el 61 % de las personas que acudieron a la entidad estaban en el paro, este año son el 61 %.
El acceso a la vivienda es otro de los indicadores de vulnerabilidad. «La falta de suficientes viviendas sociales junto a la imposibilidad de acceder al mercado libre, por la necesidad de fianzas, avales o la presentación de contratos temporales que generan desconfianza en los arrendatarios», lleva a muchas familias a vivir en habitaciones alquiladas con precios abusivos. Y en muchos casos, consiguen pagar el alquiler, pero no los suministros, como luz o calefacción, denuncia el director de Cáritas Diocesana. En este sentido, el responsable del Observatorio de la Realidad de esta entidad, Víctor Rodríguez, ha indicado que en este 2021, hasta el 38 % de las familias atendidas en las zonas del sur de Madrid tienen que recurrir al alquiler de habitaciones, y un 36 % ha tenido que dejar su vivienda o está valorando dejarla por no poder afrontar los gastos.
En cuanto al tercer indicativo, la ayuda para cubrir las necesidades básicas, aún «hay muchos problemas», señala Rodríguez. Así, en barrios del sur de Madrid, en los que más se acusa la crisis, el 61 % de las familias atendidas «no pueden permitirse mantener una alimentación equilibrada» que incluya lo necesario de carne, pescado, verdura y fruta. En este punto, el responsable del observatorio ha reconocido que «teníamos muchas esperanzas puestas en el ingreso mínimo vital (IMV), pero su impacto en la reducción de la pobreza está siendo muy inferior a lo que pensábamos». Para que fuera realmente eficaz, habría que mejorarlo «adaptando la normativa para que puedan entrar las personas que están en situación de pobreza severa» e implementar «la tramitación a nivel burocrático y administrativo». También es «muy urgente» que se establezca la complementariedad entre el IMV y el sistema de rentas mínimas autonómicas.
Un 80 % sigue necesitando ayuda
Solo el 20 % de las personas que fueron ayudadas por Cáritas Diocesana de Madrid en 2020 «nos han manifestado que habían superado la situación de dificultad», ha subrayado Víctor Rodríguez, de modo que «en 2021 aún son muchas las personas que van a necesitar ayuda». «Corremos el riesgo de olvidarnos de ellas –ha advertido–. En los próximos meses se va a poner a prueba si somos una sociedad con una solidaridad que funciona vinculada a lo emocional, o con una solidaridad bien fundamentada y estable en el tiempo».
Pero Cáritas Diocesana de Madrid no solo trabaja para cubrir las necesidades básicas de la persona, sino, como ha aseverado Hernández Vozmediano, para «hacer un acompañamiento global de la persona para que pueda ser autónoma lo antes posible». «En Cáritas no queremos que nadie se quede atrás, y con este espíritu vivimos este Día de Caridad; queremos ser signo de solidaridad, fraternidad y amor». Bien lo han sido para dos mujeres beneficiarias de Cáritas que han estado en la rueda de prensa para dar su testimonio, porque los atendidos «no son números, no son entes, son hermanos».
Una es Aurora, madre de dos hijos, que llegó a Cáritas hace siete años, embarazada del primer niño, «sin vivienda y sin trabajo, muy triste y angustiada» por una «relación muy tóxica». «En este tiempo he recibido el apoyo emocional y el hogar que no tengo, me siento escuchada y valorada», ha señalado. Desde hace un año vive en el Residencial JMJ, adonde llegó embarazada de su segundo hijo, y desea en un futuro «vivir feliz con mis hijos». «No queremos caridad —ha destacado—, queremos un trabajo digno, una vivienda digna, una oportunidad. Como yo hay muchas madres, si yo no salgo de aquí, otra madre no puede entrar».
Vanesa, por su parte, es una joven estudiante de 23 años que lleva desde 2015 en un proceso de acompañamiento de Cáritas Diocesana. Aquel año, «después de un grandísimo bache», su madre y ella se vieron viviendo en una habitación muy pequeña, en situación muy precaria. Gracias a su parroquia fueron derivadas a Cáritas y trasladas al Residencial JMJ. «Recibimos un grandísimo acompañamiento, apoyo económico, psicológico, emocional y sobre todo vivienda digna». Ahora, ha asegurado, es una persona «plenamente preparada para seguir luchando». «Nunca se debe perder la esperanza porque siempre hay alguien para ayudar a salir del pozo», ha concluido.
Cáritas Diocesana de Madrid el Corpus Christi y el Día de Caridad con el lema Pan partido, alimento de fraternidad. Este jueves ha dispuesto 364 mesas informativas por todo Madrid y este domingo estará en la catedral.