Housing First es la solución «estable y permanente» al sinhogarismo
Hogar Sí y Provivienda hacen balance de su experiencia con el modelo de integración en pisos de personas sin hogar, un sistema «que saca a la gente de la calle y de los albergues» de manera estable
«El sistema tradicional de albergues para alojar personas sin hogar no produce resultados y solo puede aspirar a gastar más y más recursos públicos», ha afirmado este martes José Manuel Caballol, director general de Hogar Sí, durante el encuentro que Hogar Sí y Provivienda han organizado este martes sobre las soluciones al sinhogarismo en España y para dar a conocer los resultados de la investigación de la metodología Housing First.
Para Caballol, el problema del sinhogarismo, «está conectado a las deficiencias de las políticas de vivienda», que afectan a 40.000 personas en España. Para ellas, existen 26.000 plazas en recursos públicos, «de las que 26.000 son alojamientos colectivos de emergencia, con lo que el problema no se soluciona, sino que se cronifica».
Para paliar esta situación, la metodología Housing First ofrece hoy en España 300 viviendas en ocho comunidades autónomas, lo que supone «un modelo de solución estable y permanente al problema de la vivienda», ha señalado asimismo Eduardo Gutiérrez, director general de Provivienda.
La idea de Housing First surgió en los años 90 en Estados Unidos y ya se ha extendido a todo el mundo. En Finlandia esta metodología ha conseguido reducir en un 45 % el problema del sinhogarismo.
Consiste en facilitar el acceso a una vivienda de manera totalmente incondicional, como alternativa a hacer pasar a las personas sin hogar por el sistema tradicional de albergues. Esto se acompaña de los apoyos profesionales que las personas necesitan para su proceso de recuperación.
«Para conseguir que nadie viva en la calle, Housing First es un modelo innovador de intervención temprana, con viviendas permanentes dirigidas a personas que están en situaciones más severas y con mayor deterioro. Es decir, este sistema funciona mejor con los que están peor», abundó Gutiérrez. Con ello, «se evitan las puertas giratorias por la que una persona vuelve otra vez a la calle en cuanto sufre un golpe en la vida».
Mejor salud y más estabilidad
Por su parte, la investigadora Leticia Henar presentó los resultados de una evaluación de la implantación de Housing First en España, realizada por la consultora Fresno. Según este estudio, el 96 % de las personas que han entrado en el programa siguen habitando su vivienda un año y medio después, «lo cual indica claramente que si a una persona se le ofrece una solución adecuada a sus necesidades, la mantiene», mientras que otras alternativas «hacen que la gente entre y salga de los recursos, sin ninguna estabilidad».
Una plaza al mes en los recursos tradicionales cuesta a las arcas públicas 1.715 euros al mes, mientras que una plaza en Housing First tiene un costo similar, 1.743 euros al mes, pero con muchos más beneficios. Si se tratara de vivienda pública, el ahorro en Housing First sería todavía mayor: más de la mitad del coste por plaza al mes
Además, con este programa «se garantizan necesidades básicas como la alimentación o el aseo. Está claro que tener una vivienda propia facilita el acceso a elementos tan fundamentales de la vida como estos». Junto a ello, el impacto sobre la percepción de la propia felicidad refleja «un salto exponencial» en las personas que entran en este programa, señaló la investigadora, quien también ha observado en su estudio una mejora notable en la salud mental de los usuarios.
Otro elemento a tomar en consideración es que «tener una vivienda estable tiene un impacto contundente en el abandono de la mendicidad», dijo Henar, lo que se suma a otro beneficio como es el aumento de la frecuencia con que las personas vuelven a tener contacto con sus familiares. Por todo ello, «las personas se sienten mucho mejor que antes» de entrar en el programa.