«La probabilidad de que el hombre de la Síndone sea Jesús es astronómica»
San Dámaso organiza la jornada La Sábana Santa a la luz de la ciencia, que desdice los resultados de la prueba del carbono 14 y sugiere un enterramiento propio de un rey
«La Síndone es uno de los objetos más fascinantes de la historia y posiblemente el más estudiado», dijo este lunes Jorge Manuel Rodríguez Almenar, presidente del Centro Español de Sindonología, durante la jornada La Sábana Santa a la luz de la ciencia, organizada por el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de la Universidad San Dámaso. «Es un misterio científico, no tenemos explicación para la imagen que hay en ella», explicó.
Esta tela «que parece haber envuelto el cuerpo de un hombre con marcas de haber pasado toda la Pasión de Cristo», está hecha de lino puro, «sin mezcla de otros textiles, algo muy importante para un judío. Se trata de algo extraño, porque no hay que perder de vista que estamos hablando de un ajusticiado en la cruz, una pena reservada solo a quienes habían cometido un delito muy grave».
Rodríguez Almenar destacó que es un tejido similar al que llevaba el sumo sacerdote el día del Yom Kippur, «la tela más importante que se podía conseguir, quizá solo accesible en el Templo». Además, a los ajusticiados, lo normal era meterlos en una fosa común, «pero a esta persona se la entierra y se la envuelve en una tela nada habitual».
A vueltas con el carbono 14
En 1988 dio la vuelta al mundo la noticia de que la prueba del carbono 14 databa el tejido en el Medievo, pero sus conclusiones las puso en entredicho el presidente del Centro Español de Sindonología: «El nivel de acierto de esa prueba es del 70 %. Se hizo en tres laboratorios distintos que dieron cada uno una fecha, con un margen de 200 años entre ellos. No tuvieron en cuenta que si la muestra está contaminada, eso afecta al resultado y puede dar una fecha más reciente». Por eso, los resultados «no son fiables. Hay protocolos de manipulación para evitar contaminaciones que conocemos hoy y que entonces no se cumplieron. Además, luego se descubrieron reparaciones del tejido posteriores, no ya de lino, sino de algodón». Por todo ello, la prueba del carbono 14 «no sirvió para nada, y no define la fecha de la Síndone».
Lo que indican las muestras de polen
Los estudios sobre el polen depositado durante siglos en la Síndone muestran plantas que no crecen en Europa, muchas de Oriente, «por lo que la Sábana Santa tuvo que estar en Oriente antes de llegar a Europa». El polen que se encuentran en mayor número es el de la flor del crisantemo, uno de los componentes de los ungüentos usados para los enterramientos de reyes del siglo I, según transmite Plinio el Viejo. «Esto indica que no estamos ante un enterramiento cualquiera», dijo el profesor Rodríguez Almenar, «a Jesús le enterraron personas muy importantes, Nicodemo y José de Arimatea, que le hacen un entierro propio de un rey. Si no es así, ¿cómo se explica entonces ese polen en el tejido?».
Vestigios históricos
¿Qué pasó con la Sábana Santa tras la Resurrección? «Llevarse los lienzos estaba castigado por la ley romana y la hebrea», afirma Rodríguez Almenar, «pero no los podían tirar, porque en la sangre está el alma, y si había restos de sangre los tenían que conservar».
Aquí el experto menciona la imagen de Edesa, «muy popular en el Oriente cristiano de los primeros siglos, que incluso se copiaba. En realidad era la Sábana Santa doblada cuatro veces, dejando por fuera la imagen del rostro». Se sabe que estuvo en Constantinopla en tiempos de la cuarta Cruzada, que luego fue robada y llevada a Atenas, desde donde pasó después a Europa.
La NASA entra en acción
En 1976, la Síndone es estudiada por un equipo estadounidense de la NASA, que obtiene más de 12.000 fotografías científicas. Después de miles de horas de investigación, concluyen que lo que parece sangre sobre la tela es verdaderamente sangre, que es del grupo AB, muy frecuente entre los hebreos. También hallan tejido epitelial y muscular de varón. Pero lo más importante es que defienden que «la imagen no ha sido pintada por ningún pigmento, pero tampoco pueden decir qué es lo que ha formado la imagen que contiene. Desde luego, no ha sido por contacto directo con ningún material».
En definitiva, «no es un cuadro, no es una pintura, es un lienzo que ha envuelto un cadáver real. La probabilidad de que sea Jesús es astronómica, y de que no lo sea es nula».
La imagen de la Síndone muestra heridas punzantes, lanzada en el costado, agujeros en las manos y pies…: «Nunca en el Derecho romano se había hecho esto, porque la flagelación y la cruz eran penas incompatibles. No se conoce de nadie en toda la historia sobre la que se haya cometido una irregularidad jurídica semejante. En el Evangelio se ve que fuerzan a Pilato a condenarle de nuevo, de modo que así se confirmó aquella profecía que maldecía a aquel “que cuelgue de un madero”. Como si así quisieran asegurar que un hombre colgado en la cruz no podía ser el Mesías de ningún modo».
Se trata de un hombre «torturado de forma espectacular. Nunca en la historia del arte se ha representado a Cristo con todas esas torturas», dijo el presidente del Centro Español de Sindonología, que cita la corona de espinas, contusiones en la frente, la mejilla derecha deformada que le cierra el ojo derecho, heridas en la nariz y el cartílago roto, líquido pulmonar que sale por la boca, el mentón hinchado, heridas en todo el cuero cabelludo… «No conocemos a nadie al que se le haya torturado así».
La Sábana Santa muestra también marcas por todo el cuerpo, «120 golpes en dos direcciones, o sea, dos verdugos. Los romanos lo hacían porque si golpeas en el mismo sitio siempre se pierde sensibilidad, y ellos lo que querían era producir el máximo dolor».
Los clavos en las manos y los pies no eran necesarios para ser crucificado, «pero perforar el nervio mediano produce uno de los dolores más fuertes».
Otros detalles interesantes: en la zona de los pies se ha encontrado tierra rica en aragonito, un elemento muy común en Jerusalén.
Para Jorge Manuel Rodríguez Almenar, «todo encaja. Es Jesús. Su rostro nos ha acompañado toda la historia, desde que se conocía como la imagen de Edesa. Hablando ahora como como creyente, nos encontramos ante la imagen de Cristo en el momento en que está redimiendo de forma brutal la historia, por amor a todos nosotros».