El Papa pide a la UNESCO que se tenga en cuenta a las comunidades locales
Recordó a los participantes del foro sobre cambio climático que cuenten con las contribuciones de la sociedad civil y de los pueblos autóctonos
«Los jóvenes deben ser formados en la salvaguarda de la creación y en el respeto a los demás para que sean capaces de comprometerse en la promoción de nuevos hábitos de producción y consumo, a fin de generar un nuevo modelo de crecimiento económico que ponga el medio ambiente y las personas en el centro. Para ello, la organización que usted preside [dirigiéndose a la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay], es de crucial importancia», aseveró el Papa Francisco en un discurso que escribió en español para el foro virtual sobre el Cambio climático y pobreza: principios éticos y responsabilidad científica.
Francesco Follo, embajador de la Santa Sede ante la UNESCO, leyó el discurso este 24 de marzo y destacó en la introducción que el evento nació por el impulso del reconocido director de cine latinoamericano y embajador argentino en la UNESCO –fallecido recientemente por COVID-19–, Fernando Pino Solanas, «gran promotor de cultura, noble hijo de la Argentina y ciudadano del mundo que mantenía fuertes lazos de amistad con el Papa».
En su discurso, el Santo Padre reivindicó el Acuerdo de París por el calentamiento global y pidió que el foro virtual incluya no solo a funcionarios, «sino también a la sociedad civil, al sector privado, al mundo universitario y científico, y a las comunidades locales y pueblos autóctonos». Estos actores no estatales, a menudo al frente de la lucha contra el cambio climático, «muestran especial sensibilidad en la búsqueda de medios innovadores para promover un sistema de producción y consumo sostenible y así convertirse en intérpretes del grito de la tierra y de los pobres». Francisco recalcó que sus contribuciones deben ser valoradas «por los líderes políticos, para que sus decisiones sean justas y previsoras».
Al cierre de su ponencia Francisco reconoció que la humanidad corre a contrarreloj, porque «se acaba el tiempo para la búsqueda de soluciones globales».