Paquili, el bordador que viene desde Sevilla para trabajar con las hermandades de Madrid
La Hermandad del Gran Poder y la Macarena de Madrid acaba de estrenar techo de palio para la Virgen de este artista
Es una autoridad en el mundo del arte sacro en nuestro país y con Madrid le unen lazos especiales de hermandad. Francisco Carrera Iglesias, al que todos llaman Paquili, nacido en Sevilla, lleva toda su vida entre retales de tela e hilos de oro. De su taller, en la calle san Isidoro de Sevilla, bendecido en 2007 por el entonces arzobispo de la diócesis, cardenal Carlos Amigo, han salido los bordados que visten pasos, Vírgenes y Crucificados de las grandes hermandades de penitencia de nuestro país.
También las madrileñas. De hecho, la Hermandad del Gran Poder y la Macarena de Madrid acaba de estrenar techo de palio para la Virgen, diseñado y ejecutado por Paquili como culmen de un proyecto que comenzó hace cuatro años con la restauración de las bambalinas. El techo fue bendecido por el consejero espiritual de la hermandad, Ángel Luis Miralles Sendín, este miércoles, 24 de marzo, en la capilla del Bautismo de la colegiata de San Isidro, donde tiene sede canónica la hermandad.
El nuevo techo está en la línea de la restauración de las bambalinas: «Partimos de la idea de recuperar y darle a las bambalinas una calidad técnica que no tenían, otorgando una mayor armonía al diseño sin quitar la base, sino enriqueciéndolo», explica el bordador (en la imagen inferior, a la izquierda, junto al hermano mayor de la hermandad, Luis García). Habían sido cosidas en 1956 en base al diseño de Juan Pérez Calvo, que a su vez se fijaba en el «emblemático» palio rojo de Juan Manuel Rodríguez Ojeda que la Esperanza Macarena de Sevilla lució hasta 1941.
Sin embargo, a diferencia de las bambalinas, el techo es de diseño y ejecución totalmente nuevo. El que había «no se podía pasar porque era de muy mala calidad», con bordados casi inexistentes y materiales «muy malos que estaban excesivamente oxidados, con lo cual era imposible la recuperación» –la hermandad nació en el año 40, en la posguerra y «se hizo lo que se pudo con los materiales que había», apunta Luis García, el hermano mayor de la hermandad–.
Además, el techo, continúa Paquili, nace «con un concepto más acorde a las bambalinas [bordadas en oro y seda sobre terciopelo granate] y de mayor riqueza a nivel de diseño y de técnicas de bordado». El conjunto recupera por tanto este palio rojo que estaba en la ejecución básica de la Macarena de Madrid.
La patrona de Madrid se incorpora restaurada al techo
Paquili cuenta que «se ha respetado la gloria que ya hizo Fernando Marmolejo de la Virgen de la Almudena, en plata», que ha sido restaurada también para la ocasión en los talleres de este orfebre sevillano. Alrededor de ella se le ha otorgado «una gran orla hecha con galones bordados en seda y hojilla, y enmarcados con malla», que recuerda aquella sobre la que estaba hecho el antiguo palio.
Se han incluido también «cintas de jiraspe [hilo de oro y seda] de color rosa, igual que hice en las bambalinas», y con todo esto «creo que hemos conseguido que el palio sea una pieza única y que nos retrotraiga a la época esplendorosa de Juan Manuel, que era la idea que también tenía Pérez Calvo».
Asimismo, en la elaboración del techo «hemos tenido la gran suerte» de contar con Rafael Laureano», que ha hecho las cuatro pinturas de las esquinas. Se trata de los profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, «que se encuentran precisamente pintados en las pechinas de la cúpula de la capilla del Gran Poder» de la colegiata. Son pinturas de Claudio Coello, basadas en las pinturas de Miguel Ángel, detalla Paquili, «que están casi sacadas de la capilla Sixtina».
«Rafael ha hecho una reinterpretación fantástica de las pinturas», que le dan al palio «una personalidad propia y característica» basado en la historia de Madrid: la gloria, que es la Almudena, patrona de la ciudad, y los profetas como representación de la colegiata. Esta combinación entre artistas, explica el bordador, hace que «la pieza se convierta en arte global».
Caridad en tiempos de pandemia
La hermandad continuará con sus trabajos de mejora del paso de palio y «ahora seguiremos con los faldones y completaremos el que será el gran paso de palio de la Macarena de Madrid». Unos proyectos que ayudan, y mucho, a mantener estos talleres que tanto han sufrido durante la pandemia. Paquili, que además es presidente de la Asociación Gremial de Arte Sacro de Sevilla, ha podido mantener a todos sus trabajadores aunque reconoce que el sector es el más perjudicado por que no haya procesiones: «Nosotros a fin de cuentas trabajamos para enriquecer el patrimonio de las hermandades que procesionan».
«Todos los trabajos que hacemos en los talleres que nos dedicamos al arte sacro tienen un componente social –añade–, que es mantener, junto al tejido artístico, los puestos de trabajo de muchas familias. Nosotros creamos arte pero el arte tiene una ejecución de base que es la mano de obra de personas que están especializadas».
Los trabajos del taller de Paquili se han sufragado gracias a los donativos de los hermanos del Gran Poder y la Macarena, con los que incluso se ha podido «incrementar la caridad», destaca el hermano mayor del Gran Poder y la Macarena. Lo cual, reconoce, «también es un homenaje a la Virgen». Luis García añade que «el componente de caridad es esencial» en una hermandad, más en estos tiempos de pandemia. «Colaboramos con las Hermanas de la Cruz, Cáritas, y muchos hermanos a los que ahora hay que echarles un cable». Por ejemplo, a los que se les complica el pago de la cuota cuando toda la familia entera pertenece a la hermandad y están en situación de paro o ERTE.
Vestidor de la Virgen
El viaje desde Sevilla que Paquili hizo a Madrid para la bendición y estreno del techo de palio de la Macarena lo completó con el momento de vestir a María Santísima Inmaculada Madre de la Iglesia (en la imagen inferior, ya vestida), la titular mariana de la Hermandad de Los Estudiantes. Lleva 25 años realizando esta labor. «Lo primero que hay que tener claro cuando uno viste a la Virgen es que es una imagen que está expuesta al culto, y por lo tanto hay que hacerlo con toda la dignidad y la unción posible». Porque la imagen, explica, «no es un maniquí; esto no es un escaparatismo». A través de la imagen, destaca, el fiel y la Virgen se comunican, se transmiten los sentimientos, la fe. «La imagen es un medio, y la belleza de la imagen tiene que servir de hilo transmisor».
El artesano traslada que «cuando un escultor hace una imagen de vestir, quien finaliza la imagen es el que la viste; tú eres las manos finales de esa obra a la que los devotos van a rezarle». Por supuesto, el ajuar ayuda mucho en esto: los mantos, las sayas, las mantillas, los encajes, las enaguas, y también las joyas. De hecho, explica Paquili, cuando los escultores hacen la talla, la piensan vestida de reina, porque es «la imagen que representa a la Madre de Dios; tiene que estar espléndida, maravillosa».
Un concepto de forma de vestir que ha evolucionado con el tiempo, cuenta el vestidor: desde los siglos pasados, en la época de los Austrias, cuando las Vírgenes iban a la moda de la realeza, la aristocracia, las grandes damas, ya que eran reinas y nobles las que les donaban sus propios vestidos, hasta ya el siglo XX, cuando se introdujo la estética actual de la mano del bordador y diseñador sevillano Juan Manuel Rodríguez Ojeda. «Es un estilo que ha calado en el pueblo y que le da magnificencia a la imagen».
Los Estudiantes es una hermandad «sobria y clásica» y por eso Paquili se ciñe a esos principios a la hora de vestir a la Virgen. Teniendo esto en cuenta, «he intentado desde primera hora que la titular de la hermandad tenga un a personalidad definida, darle un sello y una característica propia». Y como vestir a una Virgen «siempre es una creación», Paquili reconoce que el jueves, cuando iba, llevaba una idea, pero una vez allí fue ajustando: «Había un tocado de pecherín (el encaje que lleva en el pecho) de lentejuelas doradas que hacía mucho que no lo poníamos, muy bonito el tejido pero excesivamente protagonista. Lo que hice fue ponerle una mantilla antigua por encima, con lo cual ves la mantilla pero con un brillo y un destello detrás que es precioso». Una reina.