Clamor de la sociedad civil contra la eutanasia: «España no es país para ancianos ni enfermos» - Alfa y Omega

Clamor de la sociedad civil contra la eutanasia: «España no es país para ancianos ni enfermos»

La aprobación de la ley de eutanasia está suscitando múltiples reacciones en contra desde la sociedad, donde médicos y enfermos, además plataformas, universidades y otras asociaciones se han manifestado en contra de una ley «nacida con un motivo ideológico»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Europa Press / Eduardo Parra.

«España ya no es país para viejos, ni para personas con discapacidad. La nueva ley de eutanasia aprobada en el Congreso discrimina y señala a estos dos grupos», ha denunciado la plataforma Stopeutanasia tras la aprobación la semana pasada de la ley en la Cámara baja.

Se trata solo de una de las múltiples reacciones en contra de una norma que salió adelante con 202 votos a favor, 141 en contra y dos abstenciones, y que entrará en vigor en apenas tres meses.

«Por muchas vueltas que le den, y aunque la envuelvan como regalo, la eutanasia no es ayudar a morir. Es obligar a un médico a matar a quien ha jurado curar o cuidar.

Ancianos o enfermos, que esperaban medios y ayudas para sus necesidades, han recibido la muerte como única respuesta a su sufrimiento», ha destacado la Plataforma Los 7.000, que agrupa a más de un centenar de asociaciones y a 100 personalidades de la vida pública española.

Por su parte, la Federación Española de Asociaciones Provida ha definido la norma como «un paso atrás en el derecho a la vida hasta su muerte natural y en el cuidado de personas especialmente vulnerables», algo que confirma el presidente del Colegio de Médicos de Madrid, Manuel Martínez-Sellés: «Esta ley va contra la esencia de la medicina y en contra del juramento hipocrático. Todos los médicos en España tenemos un Código Deontológico que prohíbe de forma explícita la eutanasia». Además, «es particularmente cruel que se plantee esta ley cuando tenemos los cuidados paliativos infradesarrollados: menos de un tercio de los servicios paliativos que se recomiendan. Somos de los pocos países de Europa que no tenemos una especialidad oficial en esta materia», ha añadido.

Desde el otro lado de la relación médico paciente, el conocido activista Jordi Sabaté, enfermo terminal de ELA, ha señalado tras la aprobación de la norma que «hoy no podemos elegir en igualdad de condiciones si queremos vivir o morir, ya que actualmente no tenemos ayuda del Gobierno para poder pagar nuestros cuidados vitales. No es justo».

En este mismo sentido, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) va a pedir al Defensor del Pueblo que presente un recurso de inconstitucionalidad contra la ley, ya que «produce un señalamiento innecesario, que hace pensar que la eutanasia es una práctica o prestación particularmente conectada con determinadas personas con discapacidad».

Del mismo modo, el presidente del Comité de Bioética de España, Federico De Montalvo Jääskeläinen, ha definido la norma como «una ley confusa» que envía «un mensaje peligroso a una sociedad envejecida y con muchas enfermedades crónicas». Además, «nace por un motivo muy ideológico, no con objeto resolver un problema de muchos ciudadanos».

La Asociación Española de Bioética y Ética Médica (AEBI), considera la iniciativa legislativa del Gobierno como «una imposición ideológica regresiva, que vulnera los derechos de los ciudadanos, el ethos de las profesiones sanitarias y desprotege a los más débiles». Por todo ello, ha solicitado su derogación, y ha pedido a los profesionales sanitarios «no colaborar en su aplicación». También ha pedido la presentación de recurso de inconstitucionalidad y ha exigido a los gobernantes «unos cuidados paliativos para todos los ciudadanos en el final de la vida».

Junto a ello, la Universidad Francisco de Vitoria ha lanzado un manifiesto en el que defiende que «la vida de toda persona, independientemente de la situación de dolor o sufrimiento que esté , tiene un valor inconmensurable y una dignidad absoluta». En él alerta también de que el 90 % de las peticiones de eutanasia en aquellos países donde ya ha sido aprobada «no tienen en el dolor físico su causa principal, sino en la depresión, la desesperanza o el cansancio vital, síntomas temporales y tratables de un trastorno emocional». Por ello, ha reclamado una ley de atención integral al sufrimiento, y la universalización de los cuidados paliativos para proporcionar «una atención médica, de enfermería, psicológica, familiar y espiritual, que permita humanizar el proceso de morir».