Se trata de la economía
El rédito económico de la trata supera los 150.000 millones de dólares. Según Corina Fuks, de Liberata, en Europa la economía «se apoya en el trabajo esclavo» de los vulnerables
Según la Organización Internacional del Trabajo, el rédito económico de la trata en el mundo supera los 150.000 millones de dólares. Es una cifra descomunal que esconde entre sus ceros el sufrimiento y la vida de miles de personas vulnerables que son convertidas en mercancía. Una de las causas que propician este tipo de situaciones es el modelo económico actual, «cuyos límites y contradicciones se ven agravados por la pandemia de la COVID-19». Una denuncia que se recoge en los materiales de la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata del próximo 8 de febrero, una iniciativa que se inició en 2015 a petición del Papa Francisco y que coordina Talitha Kum, la red mundial de la vida consagrada comprometida contra esta lacra. El lema de esta edición pide una Economía sin trata de personas.
La aproximación a este drama tiene mucho que ver con la Economía de Francisco –pues busca promover un nuevo modelo– y con la encíclica Fratelli tutti, pero también con una de las áreas prioritarias de injusticia que Talitha Kum identificó en su última asamblea internacional en 2019. María Luisa Puglisi, religiosa adoratriz y miembro del Comité Internacional de la red, lo explica en conversación con Alfa y Omega parafraseando el documento Neoliberalismo y trata de personas en tiempos de COVID: «El modelo dominante de desarrollo neoliberal y capitalista descontrolado crea situaciones de vulnerabilidad que son explotadas por los reclutadores, los traficantes, los empresarios y los compradores».
Según explica –y así lo denuncia Talitha Kum– nos encontramos ante un modelo económico «injusto, que prioriza el beneficio por encima de los derechos humanos». Esto provoca que muchas personas caigan, por su vulnerabilidad, en redes de trata. Afecta a mujeres y niños, y a los que sufren problemas ambientales, conflictos, y tienen que buscar una vida lejos de sus países.
Isaías Hernando, presidente de la Asociación por una Economía de Comunión y miembro del comité organizador de Economía de Francisco, explica que el aumento de la desigualdad provoca que «dentro de las sociedades haya verdaderos caladeros de víctimas, donde la gente sin escrúpulos puede ir a pescar con facilidad». «Hablamos de prostitución y esclavitud laboral, por ejemplo, en países asiáticos, pero también en el ámbito doméstico en España…», añade.
En este sentido, Corina Fuks, cofundadora de Liberata, denuncia que la economía en España y Europa «se apoya en el trabajo esclavo» de las personas más vulnerables. «Sería impensable pensar la economía sin la mano de obra barata y explotada de los migrantes», dice.
Según Isaías Hernando, esta realidad debe ser combatida desde el ámbito legal y policial, pero también cultural. Se refiere a lo que tiene que ver con los hábitos de consumo y con la maximización de los beneficios, también a nivel personal: «Esto supone buscar la ropa o los alimentos más baratos. La economía lo justifica, pero detrás hay personas y situaciones de esclavitud laboral».
Para llevar a cabo este cambio, explica, hace falta dar voz a las víctimas, que se empiece a cambiar la mentalidad y se ponga de relieve la economía positiva, que la hay. Se trata, según Puglisi, de poner en marcha experiencias «que rompan con la explotación, y promuevan la igualdad». «Nos atañe a todos», concluye.
Con motivo de la jornada del 8 de febrero, que coincide con la fiesta de santa Bakhita, se ha organizado un maratón de oración durante siete horas y en cinco idiomas que contará con testimonios. Comenzará a las 10:00 horas y se podrá seguir por el canal de YouTube de Giornata mondiale di preghiera contro la tratta.