La Virgen y el Cristo que la Pasionaria entregó a la Iglesia
La asistenta de Dolores Ibarruri le regaló las imágenes a Francisco Jiménez Lázaro, que las colocó en la sacristía de la parroquia de San Isidoro y San Pedro Claver. «Les tengo mucha devoción», reconoce el sacerdote a Alfa y Omega
María Dolores Ibarruri, más conocida como la Pasionaria y por su militancia en el Partido Comunista de España –del que fue secretaria general y presidenta– murió católica. Esta información era ya conocida desde la publicación de una biografía del padre Llanos, escrita por Pedro Miguel Lamet, en la que se revela que el jesuita la confesó y le dio la comunión antes de su muerte en 1989.
Ahora bien, si la recepción de ambos sacramentos representa una prueba contundente en la conversión de Ibarruri, sin embargo, no fue el único acto que habla de la vuelta a la fe de la líder comunista después de que se apartara del catolicismo en el que creció.
Precisamente, poco antes de fallecer, quiso donar una imagen de la Virgen y un Crucificado que tenía en su casa a un sacerdote para que las pusiera a buen recaudo. Lo hizo a través de una mediadora, su asistenta, que era feligresa de San Isidoro y San Pedro Claver.
Por aquel entonces, el sacerdote Francisco Jiménez Lázaro era vicario parroquial de ese mismo templo y fue el encargado de recibir las tallas. «Se presentó un día en la parroquia esta señora con las imágenes y me dijo: “Me las ha dado la pasionaria para que se las entregue a un sacerdote y yo se las quiero dar a usted”». A lo que el presbítero contestó: «Pues estupendo, me alegro mucho de que ella las haya tenido. Es un gran honor tenerlos ahora aquí».
Francisco Jiménez Lázaro las colocó en la sacristía de parroquia de San Isidoro y San Pedro Claver sujetadas con una peana y acompañadas del siguiente cartel: «María Dolores Ibarruri, más conocida como la Pasionaria, relevante en su papel durante la persecución religiosa en España entre 1936 y 1939, se convirtió y llevó una vida cristiana hasta el final de sus días. Entregó estas imágenes a una criada para que las donase a una iglesia, cosa que hizo a través de D. Francisco Jiménez Lázaro, vicario parroquial de esta parroquia».
La asistenta «me las trajo porque la Pasionaria era ya muy mayor, le quedaba poco tiempo de vida, y quería sacar las imágenes de su casa antes de morir por si entonces entraba alguien en su casa y le hacía algo a la Virgen y al crucifijo», explica el sacerdote.
Para Jiménez Lázaro, que con 94 años está jubilado pero sigue celebrando alguna Eucaristía en la misma iglesia, «fue un orgullo acoger las imágenes. Les tengo mucha devoción», concluye.