Cabo Delgado (Mozambique) tendrá dos centros médicos gracias al Papa - Alfa y Omega

Cabo Delgado (Mozambique) tendrá dos centros médicos gracias al Papa

La atención sanitaria es esencial para atender a los desplazados internos que llegan a zonas seguras huyendo de grupos yihadistas

Redacción
Foto: Rosino / Flickr

La diócesis de Pemba (Mozambique) pondrá en marcha dos centros de salud para atender a los desplazados internos por la violencia en Cabo Delgado. Esta iniciativa será posible gracias a un donativo de 100.000 euros que les ofreció el Papa Francisco «en un gesto de caridad pastoral para ayudar» al más del medio millón de personas que huyen de la violencia yihadista, según ha explicado a la agencia Lusa el obispo, Luiz Fernando Lisboa.

Se espera que los dispensarios puedan abrir sus puertas dentro de dos o tres meses. «Uno de ellos estará en Chiúre, el distrito más poblado de Cabo Delgado, y el otro en Montepuez, en el suroeste de la provincia, lejos de los ataques rebeldes y uno de los lugares seguros que suelen tratar de alcanzar los desplazados internos en su fuga», explica monseñor Lisboa en declaraciones que recoge Fides. Para las familias que huyen de la guerra, la mitad de los cuales son niños, la atención médica es una de las principales necesidades después de haberlo perdido todo, debido al hambre y las largas jornadas de fuga en la selva.

Años para reconstruir

El obispo de Pemba considera importante la intervención del Papa Francisco, ya que ha permitido mantener viva la atención internacional sobre la provincia de Mozambique también con perspectiva de futuro. «Si la guerra acabara hoy, aún serían necesarios varios años para reconstruir el tejido social de la provincia», subraya.

«Después de que el Papa empezase a hablar de Cabo Delgado hubo una mayor atención de muchos grupos, organizaciones e incluso de diferentes países» a esta región, golpeada desde 2017 por distintos grupos violentos islámicos que ya han causado 2.300 muertes. «Creo que su fuerte figura ha contribuido a que esta crisis no solo sea nuestra, sino una crisis de la que todo el mundo debe ser responsable».