Tierra Santa: la oración por la paz, como un olivo, tarda años en dar fruto
«Si los resultados no se ven mañana, no quiere decir que no vaya a haber resultados», ha asegurado en Radio Vaticano monseñor William Shomali, obispo auxiliar de Jerusalén de los Latinos. Desde Gaza, el párroco explica que los niños están enfermando por miedo. Algunas religiosas se plantean dejar la región, y este jueves se aprovechó el alto el fuego de cinco horas para exponer el Santísimo y pedir por la paz
«El árbol de olivo que plantaron juntos en los Jardines Vaticanos», el 8 de junio, el Papa Francisco, el Patriarca de Constantinopla, y los presidentes de Israel y Palestina «no producirá frutos antes de cinco años, y ésta es la imagen de la oración: puede dar frutos más tarde, no a causa de la debilidad del Señor, sino a causa de una mala voluntad humana». El obispo auxiliar de Jerusalén de los Latinos, monseñor William Shomali, ha respondido así, en una entrevista a Radio Vaticano, sobre el nuevo estallido de violencia en torno a Gaza, que estalló un mes después de ese encuentro de oración.
«Su discurso de aquel momento -ha añadido-, verdaderamente histórico, es siempre válido: dijo que para conseguir la paz se necesita más valor que para hacer la guerra y que si los esfuerzos humanos no lo logran, existe otra posibilidad: la oración».
La plegaria «es siempre válida. Nosotros creyentes sabemos que una oración hecha con fe tiene una potencia, una fuerza particular. Sobre todo cuando la hacen los enemigos mismos. Estoy seguro que la oración de Abás y Peres era sincera, porque querían salir de esta pesadilla. Pero si los resultados no se ven mañana, no quiere decir que no vaya a haber resultados». En este sentido, ha recordado que el conflicto entre Israel y Palestina se prolonga desde hace 80 años, y que «un año más, un año menos, no es un retraso».
«Bajo la pesadilla de aquellas imágenes»
Sin embargo, este realismo no elimina la crudeza de la situación actual, que lleva al obispo a reconocer que «mi mente está bajo la pesadilla de aquellas imágenes negativas». También espera que, pronto, se produzca un alto el fuego para que «nosotros, como obispos, podamos ir a visitar a la gente y decirles que no les hemos olvidado». Dios tampoco se olvida de Gaza: «Mi fe me dice que el Señor es más piadoso que los hombres, y Él no permitirá que este sufrimiento dure: el Señor escucha el grito de los ofendidos».
En la entrevista, monseñor Shomali alude también a las experiencias que ha compartido, en una carta, el párroco de Gaza, padre Jorge Hernández: «Hay tanto miedo, los niños están traumados -la resume el obispo-. Muchas familias ha perdido la casa, muchas no tienen alimentos, no tienen dinero, no tienen agua, no tienen electricidad».
Niños enfermos por el miedo
En un mensaje difundido por el Instituto del Verbo Encarnado, al que pertenece el padre Jorge, explica las repercusiones que tienen los bombardeos israelíes, que han matado ya a casi 230 personas: «Los niños pequeños comienzan a enfermarse por el miedo, el estrés, las ondas de choque, el ruido continuo. Los padres hacen todo lo posible para distraerlos para que esta cruda violencia no les abrume, cómo jugar y saltar cada vez que se escuchan explosiones, bailar, o simplemente abrazarles tapando sus oídos».
La situación ha alcanzado tal grado de tensión que las tres religiosas del Instituto del Verbo Encarnado, que le ayudan a la atención a la parroquia, se están planteando dejar la Franja, después de que tres misiles destruyeran una casa muy cercana a la parroquia y de haber recibido, también ellas, llamadas de advertencia desde Israel, explicaba a la agencia Fides la Hermana Laudis.
«Hace unos días -añade-, las Hermanas de la Madre Teresa, con 28 niños discapacitados y nueve mujeres mayores bajo su cuidado, se han trasladado a la parroquia porque la consideraban un lugar más seguro. Y todas ellas permanecerán en Gaza, junto con el párroco». El jueves, aprovechando el alto el fuego humanitario de cinco horas, en la parroquia católica de la Sagrada Familia se expuso el Santísimo para pedir el perdón y la paz para todos.