Un cardenal sufre un secuestro exprés en Camerún
El conflicto por la independencia de la zona anglófona se recrudece. El ataque a un colegio del 24 de octubre es «muy preocupante», por ser la primera vez que se mata a niños «de forma intencionada», asegura un activista
El conflicto independentista en la región anglófona de Camerún continúa sin dar tregua. Este jueves, el cardenal Christian Tumi y un líder tradicional, Sem Mbinglo, sufrieron un secuestro exprés en la región de Noroeste por parte de una milicia independentista que según el medio Actu Cameroon está sembrando el terror en la zona. Ambos, junto con once acompañantes, fueron puestos en libertad solo unas horas después.
El cardenal, arzobispo emérito de Douala, acaba de celebrar su 90º cumpleaños. Desde hace cuatro años, está implicado muy activamente en la promoción de la paz en la zona anglófona del país. Este jueves acompañaba al fon o rey del pueblo nos de regreso a la ciudad de Kumbo, que se había visto obligado a abandonar hace un año. Pero al llegar a las afueras de la localidad de Baba, fueron interceptados en la carretera por los hombres del general Chaomao, que los llevaron a su campamento. Allí los retuvieron un tiempo, pero los dejaron marchar a última hora de la tarde.
«El grado más elevado de perversión»
El secuestro, señala el mismo medio, se produce el mismo día que se había celebrado en el país un homenaje nacional a los siete niños asesinados el 24 de octubre durante un ataque a la escuela Mother Francisca, en Kumba. El acto estuvo presidido por el primer ministro, Joseph Dion Nguté.
También los obispos cameruneses han recordado esta semana a los alumnos fallecidos. En la apertura de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Nacional de Camerún, monseñor Abraham Kome, condenó el ataque y reiteró sus condolencias a las familias de esos chicos, cuyas vidas «han sido arrebatadas, inútilmente suprimidas». Un acto así contra «inocentes indefensos y portadores de futuro indica que se ha alcanzado el grado más elevado de perversión de la inteligencia humana».
Posible mensaje contra los centros educativos
Casi dos semanas después, «nadie ha reivindicado el ataque». Sigue sabiéndose solo que «fueron hombres armados, vestidos de civiles y con motos. Algunos creen que fueron combatientes separatistas, pero no está claro». Lo explica a Alfa y Omega Achaleke Christian Leke, activista por la paz y premio Mundo Negro a la Fraternidad 2019. Leke se crio en la misma zona de Kumba donde se produjo el ataque, y dispone de información de primera mano proporcionada por el director del colegio, conocido suyo.
El activista asegura que el ataque, además de su brutalidad, es «muy preocupante» porque es «la primera vez que ocurre algo así, que niños mueran no por un disparo» accidental o por quedar atrapados «en fuego cruzado, sino de forma intencionada». Hasta ahora, «en los conflictos tradicionalmente se había protegido a mujeres y niños».
Se aventura a interpretar que los autores hayan pensado que es «la mejor forma de mandar un mensaje firme; tal vez que no se debería ir al colegio». Con todo, le sorprende que solo se viera afectada una escuela, cuando en los alrededores hay bastantes más, algunas más antiguas. Por eso reconoce que «no se ha podido establecer una causa directa».
… y la COVID-19
No es el único ataque que ha conmocionado a la región anglófona de Camerún. El 31 de octubre, el sector Lisasa de Butembo sufrió un ataque armado, durante el cual también se produjo la profanación de una iglesia. El arzobispo de Butembo-Beni, monseñor Sikuli Paluku Melchisédech, ha condenado la violencia sufrida por sus fieles. Una profanación «no es digna de alguien que todavía tiene conciencia o corazón», lamentó. Pero también ha denunciado la indiferencia de las autoridades. «Dicen que entienden y que tratarán de acabar con esto. Son promesas, pero queremos que las promesas sean efectivas y alcanzables. De lo contrario, es mejor callar».
Este aparente recrudecimiento del conflicto se produce mientras la población camerunesa sigue afectada por la crisis sanitaria de la COVID-19. «Ha hecho que la gente se tenga que quedar en casa y cerrar sus negocios» o dejar de trabajar, explica Leke, lo que ha «aumentado el riesgo de pobreza y, con ello, los niveles de frustración y estrés».
El origen
En 1961, la región Sur del Camerún británico, en fideicomiso de la ONU encomendado al Reino Unido, votó en un controvertido referéndum organizado unirse al Camerún francés como un estado federal. Pero pronto comenzó a surgir el descontento por el incumplimiento de las condiciones de la unificación. En 2016, una serie de protestas de abogados y maestros anglófonos fue reprimida duramente, y la situación escaló hasta que en octubre de 2017 una coalición de secesionistas no violentos declararon la independencia de esta región, con el nombre de Ambazonia.
Pronto se sumaron a este movimiento 15 grupos armados, por la acción de líderes desde la diáspora. Sus acciones, y la respuesta del Gobierno, han dejado 3.000 civiles muertos, medio millón de desplazados, y unos 30.000 refugiados en Nigeria. Un daño colateral ha sido un cierto repunte de Boko Haram en la región de Extremo Norte, motivado por el desplazamiento de los militares al oeste.