Cuando uno se aproxima al madrileño Teatro Fígaro para ver Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus lo hace con la convicción de que va a pasar un buen rato y se va a reír mucho de la mano de esta adaptación del libro del mismo nombre de John Gray. Además, con la garantía de que triunfa en Francia desde hace siete años y del buen hacer de Paco Mir, Nancho Novo y Sinacio, los responsables de que esté en España.
Y es cierto, uno se ríe y mucho con un Sinacio —guionista habitual de famosos programas de televisión— metido a conferenciante o, más preciso, terapeuta de parejas. Lo que sorprende es que escuchará muchos tópicos, que por serlo, no dejan de ser verdades. Incluso puede que le haga reflexionar, razones no faltan.
El monólogo, escrito por Paco Mir y dirigido por Nancho Novo, se inicia con aquella leyenda que dice que los marcianos descubrieron, vía telescopio, a las venusianas. En su planeta se plantaron y convivieron durante años hasta que se trasladaron a la tierra y olvidaron que eran diferentes.
Porque son las diferencias entre ambos sexos las que articulan esta obra muy recomendable para ir en pareja, pues se reconocerán en muchas situaciones, intercambiarán miradas cómplices y hasta puede, aunque esto no está demostrado, que su vida de pareja o matrimonial se vea impulsada.
Al menos eso es lo que promete Sinacio. El temario es sencillo y complicado a la vez. Se estudiará cómo evitar discusiones, se revisarán los errores más importantes en el modo de relacionarnos hombres con mujeres o el modo en el que cada uno afronta situaciones de estrés, se trabajarán los lenguajes comunes o se verán las diferentes necesidades de cada uno.
No le darán un título certificado —aunque, al menos, habrá recuperado los puntos que sustentan un matrimonio, siempre según Sinacio— pero saldrá del teatro con una sonrisa y después de haber reído unas cien veces —la media diaria está en unas quince siendo optimistas—, con un vocabulario mucho más rico —pescados, atenciones, secuenciales, multitarea, diferentes, escuchar…— y reflexionar un poco. Vaya, que las cien risas seguro que no se las quita nadie.
★★★☆☆
Calle Doctor Cortezo, 5
Sol, Tirso de Molina
OBRA FINALIZADA