Dos nuevos sacerdotes y seis diáconos para la diócesis de Getafe - Alfa y Omega

Dos nuevos sacerdotes y seis diáconos para la diócesis de Getafe

El obispo de Getafe, monseñor Joaquín María López de Andújar, ordenó el pasado domingo a dos nuevos sacerdotes y seis diáconos para la diócesis, en el santuario del Cerro de los Ángeles. Las ordenaciones se produjeron, como es tradicional en la diócesis, el día de su 23º aniversario, el 12 de octubre

Redacción

El domingo 12 de octubre, fiesta de Nuestra Señora del Pilar, el obispo de Getafe, monseñor Joaquín María López de Andújar, presidió la ceremonia de ordenación de dos nuevos presbíteros y seis diáconos, en el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles. Una fecha en la que, además, la diócesis celebra su 23 cumpleaños. Estuvo acompañado por el obispo auxiliar, monseñor José Rico Pavés; el Prefecto Apostólico de Battambang (Camboya), Enrique Figaredo; el Rector del Santuario del Cerro, Vicente Lorenzo Sandoval, y varias decenas de sacerdotes, así como cientos de fieles –entre ellos muchos jóvenes– que se acercaron a participar en esta solemne y festiva ceremonia.

Como leíamos en el Evangelio del día, muchos serán los llamados pero pocos los elegidos (cf. Mt 22, 14). En este caso, los elegidos por el Señor han sido dos sacerdotes: Eduardo Armada Ortiz de Zugasti y Miguel Díaz Sierra; y seis diáconos: Javier Merino, Andrés Castellano, Daniel Rojo, Francisco Javier Zaera, Joe Talavera y José Manuel Ramos, todos ellos entre los 20 y los 30 años de edad.

En su homilía, el obispo, profundamente emocionado, comenzó agradeciendo a todos su presencia en aquel momento tan importante y, dirigiéndose a los ordenandos, elegidos por el Señor para esa misión, dio gracias también a Jesucristo: «Damos gracias a Jesucristo porque no sólo ha querido conferir el honor del sacerdocio real a todo el pueblo santo, sino que con amor de hermano elige a hombres de este pueblo para que por la imposición de las manos participen en la sagrada misión».

En referencia a las lecturas del día, monseñor López de Andújar estableció un paralelismo entre el banquete, del que hablaba el Evangelio, y la multiplicación de los panes y los peces, también un banquete para el pueblo que le seguía. «En este pasaje, Jesús se dirige a los discípulos y les dice: Dadles vosotros de comer con lo que tengáis y no os preocupéis si os parece que es poco lo que tenéis, porque bendeciré vuestro esfuerzo y multiplicaré sus frutos».

Dirigiéndose a los ordenandos les dijo: «Queridos ordenandos: hoy vais a recibir la gracia del Espíritu Santo para ser servidores del banquete de la salvación. El Señor os va a consagrar con la unción del Espíritu Santo para que apartados de los deseos mundanos, viviendo vuestro celibato sacerdotal como signo de vuestra total pertenencia al Señor, estéis siempre con Él. Estaréis en el mundo, viviendo con los hombres, conduciéndoles a esa mesa preparada por Dios a esa fiesta de manjares suculentos y de vinos de solera, donde sólo Dios llenará sus vidas de luz y esperanza».

Además el obispo remarcó como debe ser la vida de un buen sacerdote, siervo fiel del Señor: «Vais a recibir una gracia especial que os hará decir, como san Pablo: Todo lo puedo en Aquél que me conforta. Pero no os olvidéis de que, para que esa gracia dé sus frutos, tenéis que corresponder a ella con el deseo de una vida santa, cuidando la oración, orando profundamente, cuidando la intimidad con el Señor, meditando asiduamente su Palabra hasta familiarizaros con ella, recibiendo la gracia de los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, vivida y celebrada con amor y en el sacramento de la confesión, reconociendo con humildad ante Dios vuestros pecados y experimentando el gozo de la misericordia, debéis reflejar a Dios en vuestras vidas».

Durante toda la ceremonia las voces del coro diocesano acompañaron y solemnizaron cada acto de este inolvidable día en que el Señor bendijo a la diócesis de Getafe con dos nuevos sacerdotes y seis nuevos diáconos, obreros para su abundante mies.

Los nuevos ordenados

Eduardo Armada, natural de Madrid, se ha sentido siempre muy atraído por la espiritualidad de la Beata madre Teresa de Calcuta y ha colaborado activamente como voluntario en la Casa para enfermos de sida que hay en el Paseo de la Ermita del Santo. Será nombrado vicario parroquial en la parroquia de San Esteban de Fuenlabrada.

Miguel Díaz se define como un hombre comprometido con la sociedad y el bien común al que los Cursillos de Cristiandad y sobre todo su experiencia misionera en Honduras iluminaron claramente su vocación al sacerdocio; hasta el punto de abandonar su carrera de Arquitecto Técnico y su trabajo de delineante para convertirse en pescador de almas. Será nombrado párroco de Rozas de Puerto Real y formador en el Seminario Menor.

De algunos lugares más lejanos ha llamado el Señor a los seis próximos diáconos de la diócesis de Getafe. Por ejemplo, Joe Talavera es de origen peruano. Su inquietud misionera le trajo hasta Getafe, una de las diócesis con más jóvenes de Europa y donde más trabajo hay en ese campo. Pronto lo comprobará en Aranjuez, en la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias.

José Manuel Ramos es andaluz, aunque ha pasado su infancia en Leganés y ahí le encontró el Señor. De carácter alegre y risueño, está estudiando el Máster de Familia en el Instituto Juan Pablo II, y desarrollará su labor diaconal en la parroquia San Francisco de Sales y en el colegio Juan Pablo II, en Parla.

Javier Merino tiene 24 años, a los 16 entró a estudiar en el Seminario Menor de Rozas de Puerto Real y el Señor le llamó a seguirle mientras asistía a unos Ejercicios Espirituales en el año 2005, aunque esto de la llamada no le sorprendió, ya que tiene una hermana Clarisa en Cantalapiedra y sabe que a veces el Señor «tiene estas cosas».  Después de desarrollar sus años de preparación al servicio de los enfermos y de los jóvenes –con los que comparte ratos de guitarra y algún partido de baloncesto– a partir de ahora desarrollará su diaconado en la parroquia de San Isidro, en Leganés.

Francisco Javier Zaera, de Villanueva de la Cañada, pensaba de pequeño que «lo peor que le podía pasar era ser sacerdote». El Señor cambió su mente y su corazón a los 18 años, edad con la que entró al Seminario y confirmó su vocación gracias a sus tareas pastorales con jóvenes y en la misión de Villarrica en Chile, durante el verano. Aficionado al baloncesto y con una hermana clarisa, también en el monasterio de Cantalapiedra, desarrollará su labor diaconal en la parroquia de San Juan de Ávila, en Móstoles.

Andrés Castellano, zaragozano de origen, ha vivido desde los tres años en Alcorcón, donde ha desarrollado su vida espiritual vinculado a las parroquias de Santa Sofía y Santo Domingo de la Calzada. Le hubiera gustado ser astrofísico y el Señor, que escuchó su petición, le regaló una vocación de altura, el sacerdocio. De momento trabajará como diácono en Nuestra Señora del Pilar, en Valdemoro.

Daniel Rojo, natural de Cabrales (Asturias), había enfocado su vida al estudio –es licenciado en Historia– y a la colaboración activa en el mundo de la educación. El Señor –a través de unos Ejercicios Espirituales– le llamó a seguirle y a compaginar sus tareas educativas con la actividad pastoral que, a partir de ahora, desempeñará como diácono, en Villanueva de la Cañada.

P. Julián Lozano López / Redacción