Así afecta la pandemia a la pastoral del sordo
Las mascarillas están suponiendo una barrera para la comunicación de las personas sordas. También las restricciones de movilidad, que les impiden acudir a los templos de referencia
«La pastoral del sordo continúa viva y muy cerca de la personas». Es el mensaje que Luis Gonzalo, diácono permanente en la parroquia Santa María del Silencio (Madrid) para personas sordas y sordociegas, quiere transmitir en la Semana Internacional de las Personas Sordas, que se celebra del 21 al 27 de septiembre. Lo hace en el marco de una pandemia cuyas consecuencias también afectan a esta población tanto a nivel general como particular.
Por ejemplo, el uso de la mascarilla, preceptivo por la amenaza de la COVID-19, está provocando que estas personas no puedan tener una experiencia de comunicación plena. Sin los gestos ni la lectura de los labios, esta no es completa. «En la lengua de signos también intervienen la lectura labial como la expresión del rostros. Así, se produce una falta de comunicación», explica Gonzalo.
personas sordas están siendo acompañadas por la pastoral del sordo en España
El caso de los sordociegos es diferente, pues la atención es imposible sin contacto. Eso sí, la mascarilla en estos casos no es un impedimento, sino una garantía para preservar la salud tanto de la persona acompañada como del acompañante. También se extreman las medidas de higiene de las manos para ambos. «No los podemos dejar aislados», añade el diácono permanente.
Otro de los problemas tiene que ver con la imposibilidad de acudir a los templos. Con las restricciones selectivas en la capital de España, las personas sordas que viven en los barrios afectados no pueden desplazarse hasta su parroquia de referencia. Cabe recordar que Santa María del Silencio no es una parroquia territorial, sino personal y, por tanto, forman parte de esa comunidad las personas sordas y sordociegas que viven en cualquier punto de la diócesis.
agentes de pastoral acompañan este sector
Con todo, Luis Gonzalo pone en valor el trabajo que la Iglesia está realizando con estas personas durante el tiempo de pandemia. Primero con la retransmisión a través de internet de la Eucaristía y luego con el regreso a las celebraciones presenciales con todas las medidas de seguridad.
Según datos de la Conferencia Episcopal Española, la pastoral del sordo en nuestro país acompaña a más de 1.200 personas sordas y 52 sordociegas. Se realiza gracias a la dedicación de 160 agentes de pastoral, entre los que hay personas sordas –45 laicos, dos consagradas y cuatro sacerdotes–, sordociegas –dos laicos– y oyentes –80 laicos, siete consagradas, tres seminaristas y 17 sacerdotes–. A todos estos recursos humanos habría que añadir a los intérpretes que colaboran de manera voluntaria con esta pastoral.