Un predicador en el origen de COPE
José Luis Restán, director editorial y adjunto al presidente de COPE, recuerda en ABC al padre José Luis Gago, dominico, y uno de los fundadores de la Cadena COPE. Fue este sacerdote una figura decisiva en la configuración de una radio «que debía ser claramente católica, pero al mismo tiempo generalista y comercial», escribe Restán. Fue además «el creador de la programación religiosa de COPE, infundiendo en quienes formamos su equipo una conciencia clara de que esta programación tenía la misma exigencia de rigor y profesionalidad que cualquier otra área de la Cadena, pero sólo podía llevarse a cabo desde un amor profundo a la Iglesia»
La palabra se ha hecho para cuidar la vida. Fue una de las primeras cosas que me dijo José Luis Gago cuando me acogió en COPE en el ya lejano 1990. Ciertamente él cuidaba la vida a través de la palabra, a través de su forma y de su fondo. Palabra bien medida y cincelada, bien entonada, palabra que siempre acercaba a la verdad, que nunca hería sino que más bien acariciaba.
No en vano José Luis se forjó en el cauce fecundo de la Orden de Predicadores, cuyas Constituciones invitan a los frailes a utilizar con diligencia los diversos medios de comunicación social para difundir la verdad y formar correctamente a la opinión pública. En los años 60 del pasado siglo todo parecía hervir en la sociedad y en la Iglesia. El padre Gago era un joven dominico que aunaba el anclaje en la rica tradición cristiana y el deseo de salir al encuentro de un mundo en fermentación y cambio. Sintió pronto «la magia de la radio» y junto a algunos compañeros de su Orden encontró en las emisoras de los dominicos, que empezaban a integrarse en lo que mucho después sería la Cadena COPE, el espacio propicio para realizar esta misión.
Hasta el comienzo de los 80 son años en los que cuaja su estilo personal al tiempo que crece su protagonismo en la tarea de tejer la red de COPE. Son años de discernimiento y clarividencia, años en los que se va forjando la figura de una COPE que debía ser claramente católica, pero al mismo tiempo generalista y comercial. Decisión tan arriesgada como profética, que abría paso a un instrumento de presencia social de la Iglesia muy relevante, en una España cuya aceleración de cambio empezaba a producir mareo.
En ese contexto le tocó ser director general y diseñar un modelo (siempre abierto y aproximado) que permitiese la viabilidad económica de COPE, mientras afinaba un estilo de presencia que fuese apto para lo que ahora llamaríamos «nueva evangelización». Soy testigo directo de cuánto corazón y cuánta sabiduría desplegaba para ayudar a dar forma a esa figura, arrostrando también sinsabores y comprendiendo hasta qué punto se vuelve duro, a veces, navegar en mar abierto, como demandaba la situación de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad.
Fue el creador de la programación religiosa de COPE, infundiendo en quienes formamos su equipo una conciencia clara de que esta programación tenía la misma exigencia de rigor y profesionalidad que cualquier otra área de la cadena, pero sólo podía llevarse a cabo desde un amor profundo a la Iglesia, como realidad viva y no como mera institución.
José Luis Gago sabía enseñar y corregir sin ser hiriente. Mantenía siempre alto el ideal, pero conocía a fondo la debilidad y las miserias humanas. Jamás salía de su boca una palabra que no fuese constructiva y agradecida. Recibía los premios y homenajes con esa sobriedad tan castellana, y sobre todo tan cristiana, de quien entiende que ha hecho sólo lo que tenía que hacer. En sus últimos años, marcados ya por la dureza de una larga enfermedad, quiso volver a regalar a los oyentes de COPE Valladolid la calidez y la verdad de su palabra, comentando para ellos el Evangelio. Volvía así al principio, a dar voz a la Palabra que nunca pasa, la que siempre hizo resonar con toda su riqueza en la antena de su amada COPE.
José Luis Restán / ABC