Javier Menéndez Ros: «Oración y fe nos unen a los cristianos que sufren»
En nueve años al frente de la oficina española de AIN, Javier Menéndez Ros ha visto cómo ha crecido la repercusión de la institución en nuestro país
¿Qué le cautivó para implicarse totalmente en AIN?
Trabajar para la Iglesia y nuestros hermanos necesitados era una de las ilusiones de mi vida. Aquí trabajamos por Dios; no por una entelequia, sino en concreto para «secar las lágrimas de un Dios que llora» en tantos hermanos que pasan necesidad o son perseguidos. La oración y la fe compartidas, y no el dinero que podemos dar, es lo que más nos une a ellos.
¿Cómo responde la sociedad española a las peticiones de AIN?
La respuesta ha sido siempre ejemplar. Quiero destacar su lealtad, su unión a nuestras peticiones de oración y su afán por dar a conocer esta realidad. La ayuda en forma de dinero es absolutamente necesaria, pues de lo contrario no podríamos atender más de 5.500 proyectos cada año. Gracias a Dios, nuestros ingresos han ido aumentando, incluso durante la crisis.
¿Por qué es tan importante dar prioridad a la labor pastoral?
La ayuda pastoral es imprescindible porque, con ella, apoyamos la evangelización. Es cierto que, en nuestra sociedad, resulta más fácil vender otro tipo de ayudas. Siendo éstas absolutamente necesarias, la pastoral es también una gran necesidad del ser humano, que anhela saciar su hambre espiritual.
La persecución a los cristianos es hoy mayor que en los primeros siglos. ¿Qué puede aportar AIN?
La persecución siempre ha existido, existe hoy de forma virulenta y seguirá existiendo hasta el final. Es la cruz que Jesucristo nos anunció, y Él fue capaz de transformar el pecado en salvación eterna. Por ello, lejos de ser un motivo de pesimismo, constituye una profunda esperanza. La sangre de tantos mártires está produciendo frutos abundantes de salvación, y tenemos la confianza de saber que, si Cristo ha vencido al mundo, nosotros también venceremos con Él.