El Papa, en la audiencia: «La política a menudo no goza de buena fama, y sabemos el porqué»
Alegato de Francisco sobre el amor durante la audiencia general: «un virus que no conoce barreras, fronteras o distinciones culturales y políticas debe ser afrontado con un amor sin barreras, fronteras o distinciones»
La audiencia general del Papa se puede resumir en tres palabras: «amor» y «bien común». Las ha repetido hasta la saciedad para marcarlas a fuego en el corazón de los fieles. Son la «respuesta cristiana» a la pandemia y a «las consecuentes crisis socio-económicas», ha dicho Francisco.
Primero, se encuentra «el amor a Dios» y «cuando acogemos este amor divino, entonces podemos responder de forma parecida». Y como hace el Señor, se trata de «amar a quien nos ama», pero también «a los que no me aman», «a los que me hacen sufrir» o «que considero enemigos».
En este sentido, el amor abarca incluso «las relaciones cívicas y políticas». Como «somos seres sociales y políticos, una de las más altas expresiones de amor es precisamente la social y política, decisiva para el desarrollo humano y para afrontar todo tipo de crisis», ha subrayado.
Sin embargo, «la política a menudo no goza de buena fama, y sabemos el porqué», ha lamentado el Santo Padre al mismo tiempo que ha puntualizado que «esto no quiere decir que los políticos sean todos malos». En cualquier caso, «no hay que resignarse a esta visión negativa», sino demostrar que «una buena política es necesaria y posible». «Los fieles laicos están llamados a dar buen testimonio de esto».
Bien común
El búsqueda del bien común es la otra gran receta del Pontífice durante la audiencia general de este miércoles, celebrada por segunda vez en el patio de San Dámaso. Porque, según Francisco, «un virus que no conoce barreras, fronteras o distinciones culturales y políticas debe ser afrontado con un amor sin barreras, fronteras o distinciones».
De esta forma, se podrán «generar estructuras sociales que nos animen a compartir más que a competir, que nos permitan incluir a los más vulnerables y no descartarlos, y que nos ayuden a expresar lo mejor de nuestra naturaleza humana y no lo peor. El verdadero amor no conoce la cultura del descarte, no sabe qué es».
Por último, Bergoglio ha asegurado que «el coronavirus nos muestra que el verdadero bien para cada uno es un bien común y, viceversa, el bien común es un verdadero bien para la persona» porque se es «más persona cuando el propio bien» se «abre a los otros».