El Papa se encuentra de nuevo con los fieles: «La solidaridad es el único camino hacia un mundo post-pandemia»
Los fieles han vuelto a participar en la audiencia general, que en esta ocasión se ha celebrado en el patio de San Dámaso. Francisco ha querido «subrayar la palabra solidaridad» ante la pandemia, «que ha puesto de relieve nuestra interdependencia. Todos estamos vinculados los unos con los otros, tanto en el bien como en el mal» y «juntos en la solidaridad» es como debemos hacer frente a esta situación»
Después de seis meses, volvieron los fieles a las audiencias generales del Papa, que por fin dejaron de celebrarse en la biblioteca del Palacio Apostólico y pasaron al patio de San Dámaso. Este nuevo emplazamiento, situado al aire libre y ataviado con decenas de sillas colocadas respetando la distancia de seguridad, supone un nuevo paso en la desescalada vaticana antes de que la cita de Francisco de los miércoles con los fieles pueda volver definitivamente a la plaza de San Pedro.
Y en esta nueva realidad al Pontífice no solo se le vio pletórico sino que él mismo confesó, en su saludo a los peregrinos de lengua alemana, sentirse «muy contento de que ahora de nuevo sea posible un encuentro personal cara a cara en las audiencias generales. Como seres sociales, necesitamos esa inmediatez que hace bien al alma. Roguemos al Señor para que la crisis de la humanidad no sea motivo de división sino de unidad y solidaridad».
Con este mensaje de unidad, el Santo Padre dio comienzo a la catequesis en la que quiso «subrayar la palabra solidaridad» ante la pandemia, «que ha puesto de relieve nuestra interdependencia. Todos estamos vinculados los unos con los otros, tanto en el bien como en el mal» y «juntos en la solidaridad» es como debemos hacer frente a esta situación.
Rigideces ideológicas
Sin embargo, advirtió el Papa, «hay un largo camino entre la interdependencia y la solidaridad» por culpa de «los egoísmos individuales, nacionales, de grupos de poder» y por «las rigideces ideológicas», que «alimentan estructuras de pecado».
Y cuando ambos conceptos no se encuentran, entonces «nuestra interdependencia se convierte en dependencia de unos hacia otros. Perdemos esta armonía de la interdependencia, de la solidaridad, aumentando la desigualdad y la marginación. Se debilita el tejido social y se deteriora el ambiente».
De la solidaridad a la justicia
El Pontífice también aseguró que «la palabra solidaridad se encuentra hoy un poco desgastada» y a veces se «la interpreta mal». No es solo una «generosidad esporádica», sino que «supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos».
En este sentido, recordó el pasaje bíblico de la Torre de Babel y lo actualizó asemejándolo a cuando en la humanidad «construimos torres y rascacielos, pero destruimos la comunidad. Unificamos edificios y lenguas, pero mortificamos la riqueza cultural. Queremos ser amos de la tierra pero arruinamos la biodiversidad y el equilibrio ecológico».
Frente a Babel, Francisco reflexionó sobre la experiencia de Pentecostés, «donde Dios se hace presente con la fuerza de su Espíritu Santo, que inspira la fe de la comunidad unida en la diversidad y la solidaridad, y la impulsa a sanar las estructuras y los procesos sociales enfermos de injusticia y opresión».
El Papa concluyó la catequesis subrayando que «no se trata solo de ayudar a los otros» sino de hacer «justicia» e incidiendo en que la «la solidaridad es, por tanto, el único camino posible hacia un mundo post-pandemia, y el remedio para curar las enfermedades interpersonales y sociales que afligen a nuestro mundo actual».