Los obispos franceses insisten sobre el proyecto de ley de bioética: «Es injusto y peligroso»
Denuncian que se quiere tramitar «en la discreción del mes de julio» —el debate es el próximo lunes– un conjunto de leyes «que tocan la esencia misma de la humanidad». Se preguntan si no había otras urgencias
Los obispos franceses vuelven a la carga sobre el proyecto de ley de bioética, que el próximo lunes llega, en segunda lectura a la Asamblea Nacional. Una propuesta que abre la posibilidad de acceder a la reproducción asistida (PMA, en sus siglas en francés) a parejas de mujeres y a mujeres solteras y que abre la puerta a la investigación con embriones, dos propuestas a las que se opone la Iglesia por considerarlas «injustas, desiguales y peligrosas para la humanidad», en palabras de Pierre d’Ornellas, arzobispo de Rennes y presidente del Grupo bioético de la Conferencia Episcopal Francesa.
D’Ornellas explica en una tribuna que ha sido publicada por diócesis, asociaciones y movimientos —también ofreció este lunes una conferencia— los desafíos y peligros de la nueva ley: «¿Qué mundo estamos construyendo? ¿Qué solidaridad queremos? Las crisis sociales y la emergencia ecológica reflejan una preocupación real, mientras que la pandemia ha mostrado nuestra fragilidad humana y económica. ¿Aumentará la confusión la ley de bioética? Los tiempos están cambiando. Tenemos que pensar en nuevos avances. Esto no se hará sin una visión común de nuestra humanidad y de la indispensable fraternidad y requiere planteamientos que nos preserven de la omnipotencia de nuestros deseos y que reajustan nuestros derechos y obligaciones de unos frente a otros».
En este sentido, el arzobispo de Rennes señala que la bioética no puede ser ajena a los cambios y advierte ante la tentación de validar solo los éxitos tecnológicos y las ganancias del mercado a corto plazo. «El proyecto de ley parece encerrarse en estos sin darse cuenta de que los seres humanos están heridos. La bioética también necesita una conciencia saludable y escuchar las alertas [de la sociedad], algunas de las cuales se han agudizado debido a la pandemia», explica.
Cita, por ejemplo, el deseo de dominar todo utilizando técnicas biomédicas: la robotización y la inteligencia artificial sin control, la investigación con embriones, la selección de niños no nacidos, la filiación sin paternidad, la maternidad sin gestación y la mercantilización de la procreación.
«El cuerpo no es un material que pueda ser manipulado de acuerdo con cualquier deseo. Los lazos humanos fundamentales no son configurables a voluntad, ni siquiera con una mayoría parlamentaria […] ¿Cómo podemos afirmar que privar deliberadamente a un hijo de un padre no es malo para el niño y respeta sus derechos? ¿No es jugar con fuego imponerle legalmente un doble vínculo maternal que sería biológico con una mujer y maternal con otra?», añade.
Fraternidad y gratuidad
Por contra, dice, «la fraternidad y la gratuidad hace posible construir una sociedad inclusiva deseada por todos, donde se acogen las diferencias y las fragilidades, que no son problemas a erradicar sino fuentes de mayor humanidad».
A las críticas al proyecto de ley también se ha sumado el arzobispo de París, Michel Aupetit, quien en un artículo en el periódico Le Figaro denuncia que una cuestión tan importante, donde se toca «la esencia misma de la humanidad», se está tramitando «a la fuerza y con la discreción del mes de julio».