José Carlos Plaza es uno de los grandes maestros del teatro español. Es reconocido como formador de intérpretes y gestor, pero han sido sus puestas en escena las que lo han encumbrado. Sus trabajos sobre teatro contemporáneo, como El diccionario de Manuel Calzada o Solas de Benito Zambrano, lo muestran como un creador atento a las nuevas generaciones, pero quizá sea en su relación con los clásicos donde ha demostrado con mayor firmeza su magisterio: Comedias bárbaras, de Valle Inclán, o La casa de Bernarda Alba, de Lorca, así como sus incursiones en el teatro grecolatino y shakesperiano justifican la admiración que recibe.
Alma y Palabra es la segunda ocasión en la que colabora con la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Y no lo hace como director, sino como dramaturgista. Es de desear que pronto se pueda ver a Plaza escenificando algún título mayor del Siglo de Oro pero, mientras, contamos con este hermoso acercamiento a san Juan de la Cruz. Plaza habla de Alma y Palabra como «un viaje espiritual hacia la interiorización, hacia el encuentro de uno mismo, del verdadero yo». Frente al desasosiego del mundo, san Juan y Velázquez proponen la serenidad, y más tarde Mompou desarrolla una música del silencio. Plaza vincula a san Juan con Jesús, Gandhi, Mahoma, Mandela, como «personas que nos dan herramientas para buscar esa senda del camino del alma que es el camino hacia uno mismo». Es un viaje que comienza con el desapego gracias al poema «El modo de subir por la senda de la perfección», para continuar con el impulso de querer conocerse en el enamoramiento, como en las «Coplas del alma que pena por ver a Dios». Un contacto entre Harry Potter y la «Noche oscura del alma» conduce a una calma inestable: es la inquietud del «Cántico espiritual», que «empieza con mucha desazón y con mucha rabia por lo perdido» antes de pasar a la iluminación a través de «Llama de amor viva».
«San Juan pone el listón muy alto», nos dice Plaza mediante su actor: «Porque para nosotros pueden ser unos momentos, pero para él es un estado constante».