Ginés García Beltrán: «Cáritas está llamada a escuchar la voz del Señor a través de los pobres»
El obispo de Getafe, monseñor Ginés García Beltrán, tras agradecer el trabajo llevado a cabo por las Cáritas diocesanas antes y después de la pandemia en la rueda de prensa de presentación de la Memoria 2019 de Cáritas Diocesana de Getafe, ha hecho hincapié en la importancia de que «toda parroquia tenga su propia Cáritas». Igual que «a nadie se le pasaría por la cabeza que nadie tenga Eucaristía». Pues lo mismo sucede con los más necesitados, pues «una parroquia que no tiene Cáritas, le falta caridad»
Cáritas Diocesana de Getafe ha presentado su Memoria 2019. El acto, presidido por el obispo de Getafe, monseñor Ginés García Beltrán, ha reunido al director de Cáritas Diocesana de Getafe, Enrique Carrero, al coordinador de estudios de Cáritas Española, Raúl Flores, y a la secretaria general de Cáritas Diocesana de Getafe, María Teresa Herrero.
Mediante el informe Análisis y Perspectivas 2020 sobre el impacto del COVID-19, los ponentes han puesto nombre y rostro a las más de 20.000 voces que atendieron en Cáritas durante el año 2019, así como en este tiempo de pandemia originada por el coronavirus.
Monseñor García Beltrán, tras agradecer el trabajo llevado a cabo por las Cáritas diocesanas antes y después de la pandemia, ha hecho hincapié en la importancia de que «toda parroquia tenga su propia Cáritas». Tal es el valor, ha reconocido, que «a nadie se le pasaría por la cabeza que nadie tenga Eucaristía». Y «cuando no la ha habido, muchos cristianos han protestado», porque «una parroquia que no celebra la Eucaristía, no tiene parroquia». Pues lo mismo sucede con los más necesitados, pues a «una parroquia que no tiene Cáritas, le falta caridad».
110 parroquias de las 124 que conforman la diócesis de Getafe tienen Cáritas. Detalle que, tal y como ha confirmado el prelado, «es una buena noticia». De la misma manera, ha mostrado su preocupación «por algo que está ahí y muchas veces no se evidencia: existe el chabolismo», y «tenemos muy cerca realidades verdaderamente tercermundistas». Es una realidad, ha subrayado, «donde la caridad de la Iglesia está y tiene que estar, pero tenemos que fortalecer la presencia».
Un instrumento de consolación «material y espiritual»
El obispo de Getafe ha recordado que «en lugares donde antes dábamos de comer a 100, ahora damos de comer a 400 personas». Hay gente «que pasa hambre» y «no tiene para pagar el piso, la luz o las medicinas». Y «Cáritas está llamada a escuchar la voz del Señor, que se expresa a través de la voz de los pobres». Asimismo, «está llamada a una nueva imaginación de la caridad, para responder a las necesidades que surgen, y van a surgir en adelante». Al final, tras la pandemia, «la gente se olvidará de todo esto, pero los pobres seguirán ahí, y no nos podemos olvidar», ha apuntado. «El Señor nos llama a consolar, y Cáritas tiene que ser un instrumento de consolación material y espiritual».
Finalmente, el prelado ha agradecido nuevamente a los trabajadores y voluntarios su labor, y les ha animado a seguir «en esta aventura preciosa de vivir el Evangelio en medio de los pobres».
«Los voluntarios se ocupan de aliviar su sufrimiento»
Enrique Carrero, director de Cáritas Diocesana de Getafe, ha reconocido que «detrás de nuestra memoria hay muchos rostros de personas que sufren por diversos motivos. Los voluntarios se ocupan de aliviar su sufrimiento». Por ello, «estamos muy orgullosos de nuestra actividad».
Tomando en sus manos el lema de la Campaña de Caridad de este año –Todo gesto cuenta–, Carrero ha destacado los «gestos de solidaridad» que «ayudan a cambiar la vida de muchas personas; y que son un brote de esperanza para muchos». «En algunas parroquias se ha multiplicado por dos, incluso por tres, la demanda de ayuda por el coronavirus; y las noticias para el futuro no son esperanzadoras». Por ello, «hemos tenido necesidad de reinventarnos para poder seguir atendiendo a todo el mundo, y protegiéndonos para poder tener continuidad en el futuro».
El director también ha agradecido la labor de los trabajadores y voluntarios «que se están dejando el pellejo»; de sacerdotes, seminaristas, socios, colaboradores y organizadores empresariales «que han mostrado su solidaridad en estos momentos, tanto con donativos en especie como económicos». Sin olvidar, por supuesto, «a los que se nos han quedado en el camino en estos días. Hemos perdido a algún voluntario, a bastantes sacerdotes y a muchas personas cercanas a Cáritas».
«Detrás de los datos hay rostros concretos, con ilusiones, vida y dolor»
Cáritas Diocesana de Getafe atendió, durante el año 2019, a más de 20.000 personas, cuando el año anterior la cifra no llegaba a 11.000. Lo ha explicado María Teresa Herrero, secretaria general de la entidad en Getafe. «Este incremento se debe a que hemos invertido mucho en la formación y acompañamiento de los voluntarios, y a que ha habido más centros de atención, más Cáritas parroquiales, y se ha abarcado a más territorios».
Un 62,3 % de los fondos de la entidad procede de donaciones privadas, frente a los 37,7 % de recursos procedentes de la iniciativa pública. Un porcentaje llamativo, que responde, de alguna manera, al perfil de las personas demandantes de ayuda (el 39,6 % son españoles, mientras que los extranjeros atendidos son, en su mayoría, latinoamericanos), y donde destaca una gran «feminización de la pobreza», según Herrero. En este sentido, ha manifestado que «tenemos que hacer un esfuerzo para que los ingresos a Cáritas se refuercen», porque «lo que viene es difícil» y «las consecuencias se van a alargar en el tiempo», ya que «nosotros trabajamos con los más vulnerables».
En cuanto a los servicios más demandados, Herrero ha destacado que la vivienda, la salud (tanto física como psíquica), la educación y la alimentación son los factores principales donde la institución ha fijado todo su esfuerzo. En este sentido, ha desgranado las ayudas realizadas a personas sin hogar, a mayores, a desempleados, a la comunidad gitana, a la pastoral penitenciaria y a programas de acogida, entre otros.
Antes de dar paso al siguiente ponente, ha querido destacar que «detrás de todos estos datos, hay rostros concretos, con ilusiones vida y dolor, y Cáritas tiene en su estructura el desarrollo de una serie de programas que tiene el objetivo de ayudar desde un aspecto integral».
«Unos se adaptan y otros simplemente sobreviven»
Raúl Flores, coordinador del equipo de estudios de Cáritas Española ha mencionado una de las conclusiones primordiales del informe realizado por la organización tras decretarse el Estado de alarma. «Se ha paralizado el lento proceso de mejora económica que habíamos iniciado a mitad de la década».
Asimismo, ha recordado la posibilidad de que durante esta emergencia «muchas familias caigan y luego suban», pero «también es posible que muchas personas caigan y se queden abajo». Ante esa fotografía «en forma de ele», la fractura social «no sería transitoria»; y «la separación es creciente entre la sociedad estancada y excluida con respecto al resto de la sociedad y el puente entre ambas se puede romper». «La pandemia ha anulado los efectos de la recuperación económica y nos habla de una crisis habitacional en ciernes que no queremos ver», ha subrayado Flores. Ahora «estamos viviendo los primeros impactos en empleo y gestión de los hogares», donde «unos se adaptan y otros simplemente sobreviven».
Finalmente, el coordinador ha recalcado que «las Cáritas se han tenido que adaptar a la demanda del confinamiento», con un perfil «que no ha sufrido ningún cambio». Sin embargo, «hemos comprobado un alto porcentaje de personas que nunca habían acudido a Cáritas: una de cada tres personas que ha venido es nueva o llevaba mucho sin acudir a solicitar ayuda».
Los más vulnerables tiene voz. Tan solo necesitan miradas, como la de Cáritas, para saberse custodiados, queridos y acompañados. «Porque si el Evangelio es de todos –como ha confesado el obispo de Getafe–, los pobres tienen ahí un lugar privilegiado».