Joseba Segura: «La dignidad de la persona tiene mucho que ver con el trabajo»
El obispo auxiliar de Bilbao y economista debate con Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, sobre el futuro de la economía en un encuentro virtual organizado por la Fundación Pablo VI
Tercer encuentro del foro El Mundo post COVID-19 que promueve la Fundación Pablo VI. Esta vez, Joseba Segura, obispo auxiliar de Bilbao y economista, debatió con Antonio Garamendi, presidente de la CEOE. El tema fue también una pregunta: ¿Un nuevo orden económico? Durante la conversación surgieron todo tipo de cuestiones, la mayoría centradas en el mercado de trabajo, aunque también sobre otras como el Ingreso Mínimo Vital.
Sobre esta última cuestión, tanto Segura como Garamendi se mostraron partidarios, aunque cada uno incidió en unos aspectos concretos durante su intervención. El obispo puso el foco en experiencias como la del País Vasco —tiene una Renta de Garantía de Ingresos desde 1989— que muestra que mecanismos de este tipo «no desincentivan el empleo». «Llega a la gente que ya está fuera del mercado de trabajo y ayuda a reducir la pobreza severa. Así, personas que no pueden acceder a un empleo tienen la oportunidad de vivir con una mínima dignidad», explicó.
Garamendi dijo que lo consideraba una medida positiva siempre y cuando incluya «un recorrido hacia la empleabilidad», aunque reconoció que ahora no era el momento de poner en marcha una medida estructural, que se podría hacer más adelante, y sí resolver la situación con otra de carácter temporal.
Los interlocutores coincidieron también en la importancia de los ERTE para proteger a las empresas y el empleo que estas generan.«Sin ellos, habría mucha más gente en paro», dijo Garamendi. El presidente de la CEOE recalcó la importancia de que estos se extiendan más allá del 30 de junio para los sectores más afectado y que siguen sin poder trabajar. Segura felicitó al presidente de la patronal por el acuerdo con sindicatos y Gobierno.
En la conversación aparecieron también todos aquellos trabajos, tradicionalmente precarios, que durante la pandemia se hicieron más visibles por ser esenciales: supermercados, limpiadoras… Para Joseba Segura, este va a ser uno de los aspectos positivos de la crisis, pues ha puesto en valor todas estas tareas. «Hay un montón de trabajos importantísimos, que son difíciles de sustituir y que no están reconocidos», añadió.
Garamendi, por su parte, insistió en que no todos estos trabajos son precarios y recordó que la subida del salario mínimo puede ayudar a limitar esta circunstancia. En este contexto, hizo una defensa firme de la formación, pues, en su opinión, «es en la falta de formación donde está la pobreza». Por eso, dijo que el futuro pasa por ofrecerla a colectivos vulnerables y a los jóvenes, pues «es la única vía real para romper las desigualdades».
Otra de las cuestiones sobre las que se debatió fue el teletrabajo. Segura ve sobre todo cosas positivas, pues puede ayudar a romper con la cultura de trabajo presencial, de cumplir horas, y ayudar a las familias a conciliar: «Es una oportunidad para flexibilizar las jornadas, el estilo de trabajo, de modo que nos centremos en los resultados». Pero, advirtió, hay un riesgo «de fragmentación de la experiencia laboral si no e regula bien e incluso puede llevar a una precarización del trabajo».
Para Garamendi, es un complemento perfecto, pues, sentenció, «las relaciones humanas son analógicas y no podemos renunciar a ellas».
Finalmente, y ante los desafíos que plantean la inteligencia artificial o la robotización para el mercado laboral, el obispo de Bilbao se preguntó si en este caso los puestos de trabajo que se destruyan se van a compensar con la creación de otros. Y mostró su preocupación por muchos trabajos con un gran valor social y que el mercado no va a tener en cuenta… Señaló que es muy importante no olvidar el punto de vista humano en estas circunstancias y añadió que «la Iglesia siempre ha sostenido y va a sostener que la dignidad de la persona humana tiene mucho que ver con el trabajo y la calidad de este trabajo. Porque es este el que le permite hacer una contribución a la sociedad».
El presidente de la CEOE es más optimista, pues aseguró que habrá nuevas oportunidades, aunque estas serán más evidentes si se invierte mucho más en innovación. «Hay que ser imaginativos», concluyó.