El Vaticano saca de su invisibilidad a los desplazados internos y pide proyectos para atenderlos
En el mundo hay en este momento 50,8 millones de personas que, sin dejar su país, han tenido que huir de sus hogares. Solo en 2019 se produjeron 33,4 millones de nuevos casos. El Vaticano ha presentado unas Orientaciones pastorales sobre desplazados internos en las que recomienda a la Iglesia atenderlos de forma específica, y reclama a los gobiernos que los campos de emergencia no se conviertan en solución permanente
El Vaticano ha alentado a los obispos de todo el mundo a crear estructuras pastorales y programas específicos para atender material y espiritualmente a los desplazados internos, y recomienda que todas las universidades católicas profundicen en sus estudios en el tema de las migraciones.
Así se desprende de las Orientaciones pastorales sobre desplazados internos presentadas este martes 5 de mayo por la sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, departamento que presiden el cardenal Michael Czerny y el sacerdote italiano Fabio Baggio.
El documento busca, entre otras cosas, «alentar a los obispos locales a adoptar estructuras pastorales y programas específicos que aborden las necesidades materiales y espirituales de desplazados internos y asignar recursos financieros y humanos adecuados para su funcionamiento». Señala, al mismo tiempo, que «el lugar de esta acción pastoral es, ante todo, la parroquia»; aunque apunta que también se pueden erigir parroquias dirigidas específicamente a los desplazados.
Además, se invita a las conferencias episcopales a crear dentro de su organigrama una comisión episcopal específica para atender a estas personas, así como a encargar a las universidades católicas la tarea de «profundizar en los diferentes aspectos de las migraciones».
24,9 de desplazados en 2019 por catástrofes naturales
En la presentación de las orientaciones, el cardenal Czerny ha explicado que son el tercer gran proyecto de la sección de Migrantes y Refugiados, después de los 20 puntos de acción pastoral que se prepararon en 2017 de cara a los Pactos Globales de la ONU sobre migraciones y refugiados, y de las Orientaciones pastorales sobre la trata de seres humanos, publicadas en 2019.
A diferencia de los refugiados, los desplazados internos son personas que, por algún motivo, se han visto obligados a abandonar sus hogares, pero no han cruzado una frontera internacional y, por tanto, «no entran en el sistema de protección internacional previsto por el derecho internacional de refugiados», señala el texto.
Según los datos publicados esta semana por el Observatorio de Desplazamiento Interno, son 50,8 millones las personas en esta situación, lo que supone el número más alto de la historia. Durante el año 2019, ha profundizado Baggio, esta situación afectó a 33,4 millones de personas más. En la mayoría de los casos (24,9 millones) se debió a desastres naturales. Los 8,5 millones restantes, a distintos conflictos.
Migrantes de segunda
«El mayor problema de los IDP es su invisibilidad», ha denunciado en la presentación Amaya Valcárcel, coordinadora internacional de advocacy del Servicio Jesuita a Refugiados. Gobiernos y organizaciones internacionales centran su atención prioritariamente en otros temas y además no suele ser fácil llegar hasta ellos, por lo que resultan especialmente vulnerable.
Un ejemplo paradigmático de ello es Colombia, el país con una cifra de desplazados más alta: 5,5 millones. Sin embargo, cada vez pierden más visibilidad. Tras el acuerdo de paz con las FARC muchos han llegado a la conclusión de «que “ya no hay conflicto armado” y, por tanto, no hay desplazados». Su drama, además, ha sido eclipsado por el de los 1,8 millones de venezolanos llegados en los últimos años.
Otros ejemplos de poblaciones internamente desplazadas son los yazidíes del Kurdistán iraquí (1,5 millones), todavía traumatizados por los ataques y secuestros del Dáesh entre 2014 y 2017. Más desconocida internacionalmente es la situación en Kachin (Myanmar), donde «las organizaciones humanitarias internacionales, incluidas las de la ONU, tienen restringido el acceso a algunos campos situados fuera de las zonas de control del Gobierno».
Los campos, solución temporal
En las Orientaciones pastorales, el Vaticano insta a los gobiernos de los diferentes países a «perseguir soluciones duraderas» para los desplazados internos y pide que los campos de emergencia «no acaben resultando la vivienda permanente» de las personas desplazadas.
«Los campos son una solución temporal y no sustituyen a una situación habitacional adecuada. Deben permanecer como lo que estaba previsto para ellos: una solución de emergencia, y por tanto, provisional», señala.
El documento presentado en el Vaticano este martes está dirigido a las diócesis, parroquias, congregaciones religiosas, escuelas y universidades católicas. Además de proporcionar las líneas de acción que deben seguir las instituciones eclesiásticas a nivel local, el texto ofrece también ideas para las homilías, así como programas de formación para los agentes de pastoral y guías para una mejor comunicación del fenómeno en los medios.
Respeto a su dignidad
El documento subraya la necesidad de un enfoque integral de la migración interna, que respete tanto la dignidad, como los derechos de cada persona, teniendo en cuenta las múltiples dimensiones de cada individuo.
En este sentido, la 106ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebrará el próximo 27 de setiembre de 2020, con el título Como Jesucristo, obligados a huir, se centrará también en el cuidado pastoral de los desplazados internos. A este respecto, los funcionarios del Vaticano de la Sección de Migrantes y Refugiados tuvieron dos reuniones de alto nivel en el 2019 con representantes eclesiásticos, expertos y organizaciones que trabajan en contacto con estas personas para afrontar los distintos aspectos que se derivan de este fenómeno.
Con este fin, se sugiere a las instituciones de las Iglesia locales a orientar sus acciones a «la acogida, la protección y la integración de los desplazados internos». Se invita también a trabajar en red tanto con las ONG católicas, como con los grupos de la sociedad civil que se ocupen de este fenómeno, así como con los funcionarios del Gobierno de cada país correspondientes y con representantes de otras religiones.
El documento vaticano denuncia que los principales desencadenantes de los desplazados internos son conflictos armados o situaciones violentas, pero también hace hincapié en los desastres naturales o los grandes proyectos de infraestructura. «La mayoría de los desplazados internos viven en situaciones de desplazamiento prolongado o corren el riesgo de tener que enfrentarse a un desplazamiento continuo», dice el documento.
Para poder hacer frente a este desafío el documento recuerda que la Iglesia católica está llamada a ”potenciar la capacidad de recaudar fondos de las Iglesias locales”, así como a tener acceso a los recursos financieros que han puesto a disposición tanto a nivel internacional como nacional, a las organizaciones de la sociedad civil implicadas. De este modo, el Vaticano también insta a las instituciones eclesiásticas a poner en guardia a las autoridades competentes ante cualquier atisbo de corrupción en vista de los casos de desvío de fondos previstos para migración.
Europa Press / Redacción