Niños y confinamiento: «La verdadera normalidad de un niño es su familia»
Después de 40 días encerrados en casa los niños, como Martín y Marcos, tienen muchas ganas de salir a jugar y de ver a sus amigos. De momento, a partir del lunes podrán salir a dar un pequeño paseo. Alfonso, con síndrome de Down, es más de quedarse en casa, pero «le viene muy bien airearse» y «vuelve renovado»
Los niños ya lleváis 40 días exactos sin poder salir a la calle. El pasado sábado, sin embargo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que a partir del 27 de abril, dentro de tan solo cuatro días, el confinamiento terminará parcialmente para vosotros y podréis bajar a la calle cumpliendo algunas condiciones. Martín, de 7 años, tiene «muchas ganas de salir afuera». Y aunque «me gusta estar en casa con papá y con mamá», lo primero que quiere hacer cuando acabe el encierro es «ir a ver a mis amigos». Para esto, sin embargo, todavía tendrá que esperar aún más tiempo.
Su madre, Ana Rodríguez de Agüero, ve cumplido en el anuncio del presidente lo que lleva pidiendo casi desde el comienzo del Estado de alarma. «Al principio, el confinamiento lo vimos como una oportunidad de convivencia familiar, de conocernos mejor aun. Sigo viéndolo así, pero hay que tener en cuenta que los niños tienen una serie de necesidades, entre las que se incluye la actividad al aire libre». En su caso, ha visto como el largo encierro ha afectado incluso físicamente a sus hijos, todos con edades comprendidas entre los 8 meses y los 7 años, pero está feliz porque por fin vayan a poder hacer, como el resto de niños de España, «el ejercicio que conviene a su crecimiento».
Expertos en cuarentenas
La familia Montiel lleva mejor la cuarentena. Tienen experiencia porque no es la primera que hacen. «Ya hicimos otra, mucho más larga, cuando tuvimos que pasar dos años en un hospital a causa del cáncer que sufrió mi hijo mayor», explica Jesús Montiel.
Tanto en aquel momento como ahora, que no pueden salir de casa por culpa del coronavirus, «mis [seis] hijos me han dado una auténtica lección: aceptan la situación con una normalidad y con una tranquilidad increíble». En el fondo, asegura Jesús, «es así porque lo más normal para un niño es su familia». A los adultos «no nos gusta no tener nada que hacer y siempre tenemos que estar haciendo cosas, muchas veces fuera de casa, pero el niño, por lo general, no tiene ese problema. No se suelen aburrir por hacer todos los días lo mismo y habitualmente les gusta experimentar con cualquier cosa», concluye.
Su hijo Marcos (9 años), imitando a los niños que llevan la contraria a sus padres en público, responde con un «más o menos» a la pregunta de si le gusta estar en casa con su familia y asegura echar «mucho de menos» a sus amigos.
Apoyarnos en Dios
Al contrario que Martín y Marcos, a Alfonso (13 años) hay que forzarle a salir un poco de casa. «Es muy hogareño», asegura su madre, Belén García. En su caso puede hacerlo, porque las personas con síndrome de Down, o con cualquier otra discapacidad, tienen un permiso especial del Gobierno para salir a dar un paseo de vez en cuando. Además «le viene muy bien airearse, aunque él no sea consciente» y «vuelve renovado».
Los paseos con Alfonso hacen que el confinamiento de la familia Juncosa García sea menos intenso. «Cada día me acompaña uno», explica Alfonso. «La cosa se complica un poco entre semana porque tanto mi marido Luis como yo trabajamos desde casa» y, además, «todos los niños —tienen cinco hijos— se tienen que conectar a sus clases por internet», confiesa Belén.
Pero ante las pequeñas dificultades del día a día, «tratamos de apoyarnos en Dios y ahora que tenemos más tiempo, pues aprovechamos para rezar el rosario en familia».