Álvaro Ginel, presidente de la Asociación de Catequétas Españoles (AECA), salesiano y fundador de la revista Catequistas, empieza en la introducción de este libro recogiendo algunas de las expresiones del lenguaje coloquial en las que se utiliza el concepto de acompañamiento: «Voy un rato y te acompaño» (en los momentos en que sentimos que alguien necesita desahogarse…), «acompañar y cuidar» (a los niños, a los enfermos, a las personas solas…), «acompañar en el duelo», o en todo tipo de eventos existencialmente importantes («nos gustaría que estuvieses con nosotros y nos acompañaras en un día tan especial», suelen escribir los novios en la invitación a la boda). «Te acompaño un rato, y así charlamos», es otra expresión. Y también en el ámbito eclesial hablamos de «acompañar espiritualmente a alguien en la travesía de la fe».
Curiosamente, el término como tal no se usa en el RICA (Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos), pero sí con idéntico significado en el ayudar: «Se ayuda (a los catecúmenos) para que lleguen a la madurez». Sí aparece expresamente, atribuida al catequista, «una labor de sabio acompañamiento», en el Directorio General de la Catequesis, aunque no llegue a formar parte de ninguno de los títulos de los epígrafes del índice. En cambio, donde aparece profusamente el término acompañamiento es en el magisterio del Papa Francisco, sobre todo en Evangelii gaudium, donde se dice que «la comunidad cristiana se dispone a acompañar», y se habla explícitamente de «acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas».
En la presentación se indica, entre otras cosas, que «la comunidad cristiana, por medio de sus diversos agentes, se aproxima a los que se inician, y en cierto modo, comparte con ellos su vida para, en un acompañamiento humano y espiritual, poder discernir la acción del Espíritu Santo y adaptar el servicio de la Palabra (catequesis) y las celebraciones del misterio de Cristo (liturgia) a ese itinerario espiritual de conversión que siguen los que se inician. De este modo, el acompañamiento en la catequesis iniciática no puede considerarse cuestión de moda, sino algo que le es esencial, pues solo a través de él la comunidad cristiana puede discernir la acción del Espíritu Santo en los que se convierten, y ofrecerles los apoyos concretos que requieren los combates que implica su proceso de configuración con Cristo a través de la fe y los sacramentos».
El decimosexto cuaderno de la Asociación Española de Catequetas (AECA) recoge, con idéntico título, algunas de las ponencias y las comunicaciones de la XXVII Jornadas AECA dedicadas al tema de El acompañamiento en catequesis, que se celebraron en Madrid del 5 al 7 de septiembre de 2018. Además de la presentación del libro y de la introducción a las jornadas, encontramos las tres ponencias que abordaron los fundamentos del tema tratado: El acompañamiento en la catequesis iniciática. Elementos para su articulación —y mi modo de ver principal y modular de las ponencias— del director del Departamento de Evangelización y Catequesis de la Universidad Eclesiástica San Dámaso y secretario general de AECA, Juan Carlos Carvajal Blanco; Acompañamiento en el proceso iniciático: el catequista y el padrino como agentes, de Francisco José Romero Galván, delegado episcopal de Catequesis de la diócesis de Mérida-Badajoz, y Una forma de acompañar en catequesis, en la que de nuevo tomo la palabra Álvaro Ginel para explicar la propuesta del material Encuentros con Jesús, el Cristo para catecúmenos adultos. Y, a su vez, tres experiencias: Acompañar en clave de personalización, de Lola Ross, de Zaragoza; Acompañamiento de adolescentes y jóvenes, de Ángel Luis Caballero, párroco de la Santísima Trinidad de Madrid, y De acompañada a acompañante, de Ana Giménez Antón, de las Comunidades de Vida Cristiana.
AECA (Asociación de Catequetas Españoles)
PPC
2019
144
15,75 €