Francisco llama a los cristianos al «único extremismo lícito, el extremismo del amor»
Durante la Misa en Bari, el Papa ha pedido desterrar la cultura del odio, combatir el culto a la lamentación y entregarse al amor y al perdón. «Dios sabe que el mal solo se puede vencer con el bien. Nos salvó así: no con la espada, sino con la cruz. Amar y perdonar es vivir como ganadores. En cambio, perderíamos si defendiéramos la fe con la fuerza», ha asegurado
Después de encontrarse con los obispos, el Papa ha celebrado una multitudinaria Misa en Bari en cuya homilía ha señalado el único «camino» para poder ser «llamados cristianos»: «Amados por Dios, estamos llamados a amar; perdonados, a perdonar; tocados por el amor, a dar amor sin esperar a que comiencen los otros; salvados gratuitamente, a no buscar ningún beneficio en el bien que hacemos».
Incluso el Señor va un paso más allá y nos insta a amar «a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen», ha explicado Francisco al mismo tiempo que ha querido dejar claro que en este pasaje evangélico «Jesús no usa paradojas, ni giros de palabras; es directo y claro».
El Señor nos pide «la valentía de un amor sin cálculos», ha continuado el Santo Padre. «Porque la medida de Jesús es el amor sin medida». De esta forma, «sobre el amor hacia todos no aceptamos excusas, no predicamos una cómoda prudencia. El Señor no fue prudente, no hizo concesiones, nos pide el extremismo de la caridad. Este es el único extremismo cristiano lícito: el extremismo del amor».
Desterrar el culto a la lamentación
Con ese objetivo claro, el Pontífice ha propuesto comenzar por desterrar la cultura del odio y, para ello, ha pedido combatir el culto a la lamentación y entregarse al amor y al perdón. «Dios sabe que el mal solo se puede vencer con el bien. Nos salvó así: no con la espada, sino con la cruz. Amar y perdonar es vivir como ganadores. En cambio, perderíamos si defendiéramos la fe con la fuerza», ha asegurado.
En este mismo sentido, el Papa ha recordado el suceso de Pedro y la espada en Getsemaní y ha recordado que «en los Getsemaní de hoy, en nuestro mundo indiferente e injusto, donde parecería que se asiste a la agonía de la esperanza, el cristiano no puede comportarse como aquellos discípulos, que primero tomaron la espada y luego huyeron. No, la solución no es desenvainar la espada contra alguien, ni tampoco huir de los tiempos que nos toca vivir. La única solución es el camino de Jesús: el amor activo, el amor humilde, el amor hasta el extremo».
Antes de concluir, Bergoglio ha instado a los fieles a pedir a Dios la gracia de «ver a los demás no como obstáculos y complicaciones, sino como hermanos y hermanas a quienes amar». «Elijamos hoy el amor, aunque cueste, aunque vaya contra corriente. No nos dejemos condicionar por lo que piensan los demás, no nos conformemos con medias tintas. Acojamos el desafío de Jesús, el desafío de la caridad. Así seremos verdaderos cristianos y el mundo será más humano».